Opinion

Lo único, preservar la paz

Javier Cuéllar/
Abogado

2018-02-06

Es la segunda época en que los chihuahuenses hemos visto desbaratarse la armonía social en nuestro entorno y aposentarse entre nosotros un estado de guerra intestina no declarada, perpetrada por las bandas del crimen organizado sin que ninguna autoridad haga algo realmente efectivo para preservar el Estado de Derecho.
No tenemos nada, todo es incierto porque nuestras posesiones y derechos son nada cuando alguien sin justificación nos priva de la vida y de la tranquilidad, de la seguridad de vivir para estructurar y ejecutar nuestros planes de progreso que nada son ante la inminencia de la muerte.
Nada se puede fincar en la zozobra de la muerte tal vez siquiera un pequeño plan de vida que nos proporcione alguna seguridad de seguir viviendo, no podemos pasar nuestra existencia asistiendo a funerales que incluyen el nuestro propio.
Por eso San Agustín de Hipona nos dijo: “La paz constituye un bien tal, que no cabe desear otro más preciado ni poseer otro más útil.” Y todas estas consideraciones vienen al caso por la masacre perpetrada el sábado pasado en el Club Gallístico Santa Clara de la ciudad de Chihuahua, donde una pequeña célula del crimen organizado disparó armas de alto poder en contra de los asistentes a ese club causando la muerte de seis personas e hiriendo a quince más en un hecho que permanecerá seguramente en la impunidad como todos los crímenes que se han cometido en los últimos años en el estado y que ahora enluta tristemente a todo el estado en una macabra similitud al perpetrado hace unos años en la colonia Villas de Salvárcar y en un centro de rehabilitación de adictos en nuestra frontera. Una masacre sin sentido, sin otro objetivo que el de esparcir el terror mortal en la sociedad chihuahuense.
No se ve otra utilidad que la de difundir el terror por medio del desprecio a la vida de tantas personas inocentes entre las que se encuentran niños, mujeres y ancianos además de incontables ciudadanos, como que alguien está interesado en que la cadencia de la vida comunitaria se vea interrumpida por el temor a la muerte inesperada. ¿Por qué? ¿Para qué?.
Lo cierto es que ante esta serie de asesinatos podemos entender que un estado de ingobernabilidad se está aposentando claramente en nuestro medio y que nuestras autoridades poco o nada han hecho para preservar el estado de derecho y de tranquilidad social, claramente se aprecia que no tienen ni tan siquiera un plan mínimo para hacer frente a esa ola de violencia asesina y criminal que nos está asfixiando.
No se trata de traer a la entidad montones de gendarmería que en otras épocas no hicieron otra cosa que atracar escudados en su charolas de prepotencia, hordas de sedicentes policías que por ahora han sido repudiados en el estado de Jalisco por sus abusos y sus fechorías; no, se trata de iniciar jornadas de investigación policiaca discreta que prepare el camino para dar golpes certeros a la estructura de las bandas del crimen organizado y también al desorganizado.
No se trata de orquestar gavillas que vengan a hacer su año de Hidalgo en las postrimerías de la administración federal. Se debe organizar una persecución sistemática y con criterios de detectives para hacer un combate efectivo a los criminales.
Lo único que nuestras autoridades deben hacer por ahora es concentrarse en restablecer el orden constitucional y la paz pública porque si no lo hacen estaremos ante un gobierno fallido en sus tres esferas. La vida en nuestro estado de Chihuahua será prácticamente imposible.
Restablecer el orden y la paz es lo único primordial, lo demás nos resulta superfluo ante el peligro de perder la vida. ¿O esperan que organicemos una caravana de San Judas a la Catedral? Total, ya vimos que sí funcionan.

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