Opinion

Coyuntura de esperanzas

Arturo Mendoza Díaz/
Analista

2018-01-30

Con el país de cabeza, son tantos los pendientes que hay en los diversos órdenes de la vida diaria, que muchos mexicanos tienen la esperanza de que los comicios a celebrarse en julio traigan un cambio verdadero.
Nacionalmente la inseguridad es tan manifiesta, que el presidente Peña Nieto evitó ir a Reynosa, Tamaulipas. Hay descontento popular. El Gobierno federal es cuestionado. Algunos partidos políticos están en franca crisis. 
En el ámbito local, ni se diga. Las omisiones abundan en Villas de Salvárcar: siguen pendientes las indemnizaciones y la búsqueda de culpables, en tanto que la zona es caldo de cultivo que propicia la criminalidad.
Por otra parte, según Eduardo Buscaglia, presidente de la asociación Cauce Ciudadano, no hay una crisis internacional humanitaria como la de Chihuahua, y particularmente en Ciudad Juárez.
Buscaglia agregó que aunque la de Javier Corral no es una administración mafiosa ni delincuencial como la de Duarte, se trata de “un gobierno que es un idiota útil de la delincuencia organizada”.
Así, con ciudadanos que modifican sus hábitos por causa de la violencia, el auge del narcomenudeo y la desaparición de cientos de personas en la Sierra, en efecto, un cambio es necesario.
Esta transformación en el caso del Ejecutivo del estado sólo sería viable a través de una actitud diferente por parte de Corral, menos histriónica, más diplomática, y que tenga como ingrediente la humildad.
Debido a razones de comedimiento, por mi parte, jamás diría que su gobierno es un idiota que les es útil a los criminales, pero sí lo exhortaría a buscar una estrategia eficiente contra la narcoviolencia.
Y desearía, además, que tuviera mejores relaciones con la prensa, así como que fuera más respetuoso, al igual que menos personalista en su afán de que el exgobernador Duarte comparezca ante la justicia.
Todo esto viene a colación porque en los espectaculares con la imagen de César Duarte colocados por el Gobierno estatal fueron violados sus derechos, y se le criminalizó sin ser juzgado ni sentenciado por un juez.
Luego, en cuanto a la lucha contra Hacienda, diré que pudo ser en un tiempo oportuno y de la forma adecuada, en vez de mediática, estridentista, y como buscando fines electorales y lucimiento personal.
Sin embargo todavía dispone de tiempo para demostrar que tiene sustancia de estadista, para bien de Chihuahua. Si no lo hace, habrá desperdiciado una oportunidad que nunca volverá.
Pero en las otras esferas de gobierno la coyuntura es apropiada para buscar que las cosas sean distintas, con la próxima sucesión presidencial y la renovación en el Congreso así como en las presidencias municipales.
Hasta ahora, por cierto, se antoja bastante difícil bajar a Andrés Manuel López Obrador del caballo de hacienda sobre el cual cabalga, sin obstáculos, con rumbo a Los Pinos.
Una prueba de eso es el credo que elaboró Joaquín Cosío, “El Cochiloco”, acorde a lo que dicen las encuestas y retratando lo que en la calle se afirma en relación a la opción que representa AMLO.
Su apoyo a Andrés Manuel es vertical, directo y de tintes literarios, sobre todo cuando se refiere a “un México apabullado por la tragedia, por el horror…”, arrojando sapos y culebras sobre el PRI y el PAN.
De ese modo, si “la madre de todas las elecciones” fuera hoy, triunfaría AMLO, contrariamente al vaticinio del Brujo Mayor, de que José Antonio Meade vencerá en los comicios, coincidiendo con el diario inglés Financial Times.
Dentro de la misma inercia de Morena, y cobijado por las siglas de ese partido, Javier González Mocken, podría hacer un buen papel ante Armando Cabada, con el capital político que logró mediante su desempeño en la alcaldía.
De hecho, sólo él tiene posibilidades de éxito, oponiendo a las buenas intenciones y el ímpetu de Cabada, el don de gentes, la experiencia y el academicismo que le dieron tan buenos resultados.
Cabe señalar que la tarea no será fácil en ningún caso. Al nuevo primer mandatario le esperan la inseguridad, el descontento social y la corrupción, en tanto que Corral necesitará salir vencedor de sí mismo.
Mientras tanto, en Juárez, aparte de hacer falta una reactivación económica, debe ponerse un alto la violencia, y es necesaria una obra pública suficiente que saque al municipio de la marginación. ¿Será eso posible?.

  
 

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