Opinion

Juárez, una ciudad de automovilistas

Javier Cuéllar/
Abogado

2018-01-30

Aunque desde hace algunos años era evidente que el tráfico vehicular de nuestra ciudad se encontraba desbordado, las informaciones proporcionadas por el Instituto Municipal de Investigación y Planeación (IMIP), publicadas por El Diario de Juárez nos aportan datos de que este crecimiento en la circulación de automotores se ha sobrepasado en comparación de la infraestructura vial con que cuenta nuestra comunidad.
Nos dicen que actualmente por las calles de nuestra ciudad circulan poco más de 580 mil automotores, lo cual nos da una cifra que prueba que nuestras vialidades son insuficientes para darle fluidez al tráfico. Esto puede apreciarlo cualquier persona que se lo proponga en las llamadas horas pico.
Nadie puede negar tampoco que en vísperas de Navidad y Año Nuevo deambular por las calles de nuestra ciudad es poco menos que imposible pero sobre todo muy riesgoso.
Ya es tiempo de que tratemos este tema apegados a nuestra realidad y a la perspectiva tangible que se nos presenta dejándonos de posturas ecologistas y demagógicas y nos dejemos de dar preferencia a la circulación de bicicletas. Ciudad Juárez es una urbe esencialmente vehicular donde la cultura del uso del automóvil ha proliferado más allá de cualquier pronóstico previsible y esto es provocado por las enormes distancias que los juarenses deben recorrer para realizar cualquier actividad.
La ciudad ha crecido enormemente. Las distancias se han vuelto enormes, de tal manera que la posesión de un automóvil no es un lujo sino una apremiante necesidad. La gente aspira a ello de tal manera que una familia promedio de cinco miembros tiene actualmente dos o tres automóviles y apetece a más. Esto es un hecho cierto y comprobable. No podemos negarlo por más que lo deseemos. Bien nos dijo Isaac Asimov: “Negar un hecho es lo más fácil del mundo. Mucha gente lo hace, pero el hecho sigue siendo un hecho”.
Este dato es conservador ateniéndonos únicamente a los vehículos registrados legalmente pero la realidad es que a este padrón debiéramos agregar conservadoramente un monto de 66 mil vehículos chuecos, sin registro oficial que también circulan y que ocupan un espacio en nuestras arterias citadinas y hacen más patético el problema.
En este punto nuestras autoridades deben dar un impulso definido y eficaz a nuestros problemas de movilidad urbana facilitando la conectividad y la circulación vehicular. Pero esa es una solución evidente que no es fácil atender. Es contraproducente cerrar vialidades como la avenida 16 de setiembre para organizar paseos ciclistas dominicales bloqueando el necesario tráfico citadino. En la ciudad de Guadalajara se creó un carril reservado para la circulación de ciclistas que casi siempre luce vacío y que ha comprobado que estas pretensiones folclóricas han sido y serán un fracaso. Solo entorpecieron la circulación vehicular sin avanzar nada en la preferencia del ciclismo.
Debe iniciarse un programa de mejora de nuestras vialidades para poder dar circulación a las casi 650 mil unidades automotores que estarán en circulación a finales del 2018 en nuestra ciudad. Es inútil impulsar la cultura de la bicicleta, la gente no quiere eso y la tendencia vehicular es clara. Por el contrario los programas de bacheo, reparación y ensanchamiento de nuestras vialidades deben tener prioridad primaria en los planes de nuestros gobernantes
Vialidades derruidas, estrechas y sin concierto es el verdadero problema al que nos enfrentaremos este mismo año. La cultura peatonal y el ciclismo son un mito, un sueño deseable pero irreal. El desbordamiento del parque vehicular es un hecho innegable y claro. Somos una ciudad de automovilistas y eso es lo que debemos atender y resolver, lo demás son pamplinas, son posturas demagógicas en busca de publicidad pero que no tiene ningún aterrizaje en nuestra realidad vial y en nuestra movilidad urbana.

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