Opinion

Dalí, Dalí... no pierdes el tino

Carlos Irigoyen/
Analista

2018-01-18

El México de las sorpresas, el país de las frases caracoleras, de los embusteros tradicionales y filibusteros modernos.
Los mexicanos nos hemos vuelto un enigma, simplones, ramplones, cínicos, arbitrarios; asesinos brutales de la esperanza y convictos eternos del vocablo fantasía. Lo mismo soñamos con un político marca “superman” y terminamos eligiendo al “Burro Chon”. Nos gusta ‘cruzazulearla”.
Por alguna razón Dalí afirmo: “de ninguna manera volveré a México. No soporto estar en un país más surrealista que mis pinturas”. ¡Genio! ¡Cuánta razón tenías!
Mira que aquí no vamos bien; no tenemos un nuevo amanecer y ¡México no se mueve bien ni un centímetro… bueno, menos, como 5!
Pero te cuento; soy mexicano, Chihuahuense y juarense, algo tenemos que hacer. Divo, yo quiero tomar en cuenta una de tus frases, “creo que la vida debe ser una fiesta continua”, pero luego pienso en la situación de mi país, estado y ciudad… y se me pasa. Mi disciplina académica me impulsa a buscar los porqué y siempre encuentro la misma fría y perversa respuesta: el silencio de los inocentes; los que son y los que se hacen.
El tiempo para encontrar respuestas se va agotando y quiero usar tu pensamiento tan retador como verdadero, “el tiempo es una de las pocas cosas importantes que nos quedan”. Me cuestiono, ¿Estaremos haciendo las preguntas inteligentes y necesarias o solamente preguntamos por preguntar? Si es la segunda opción, estamos jodidamente perdidos; y es que, Dalí, una vez más con tus propias palabras resumes de forma excepcional la situación de muchos lidercillos charros de nuestra tragicomedia mexicana, esa fauna de vividores políticos, empresarios, representantes sociales y académicos; enfermos de diarrea verbal con agudo estreñimiento intelectual.
Nada como tu frase, aplicable en tantas profesiones: “el que quiere interesar a los demás tiene que provocarlos”.
Hoy deberíamos de ejercer el marketing de la provocación en lugar de andar malgastando los recursos mercadológicos en ofrecer oropel, falsas promesas e intelectualidad de bisutería; al cerebro hay que ejercitarlo para crear, inventar, de realmente vivir y perdóname genio, contradigo tu frase “si muero, no moriré del todo”; una vez que abandonas tu creatividad, conocimiento, dignidad y sentimiento sufres la peor de las muertes en vida: pasar desapercibido y volverte insípido frente a los demás.
Y es que maestro Dalí, si vieras las precampañas de los ¿pre?candidatos, se están convirtiendo en la crónica de una muerte anunciada, la de la convicción de los mexicanos que creen en su sistema de elecciones. Aún falta una serie de candidatos; deportistas, actrices, refritos de propuestas políticas ya conocidas y amparadas bajo el refrán que reza “mas vale malo por conocido que bueno por conocer” pero sabes, “chango viejo no aprende maroma nueva”.
El problema no es que ejerzan tal actividad, el problema es saber si son seleccionados para calentar los ratings electorales, por ‘meritocracia”, “entreguismo” o porque en realidad tienen un sólido proyecto político que los lleve a realizar propuestas para mejorar la calidad de vida de los mexicanos; perdón por el sarcasmo, el chiste se cuenta solo. Dalí, Dalí, qué buen lío tendrías si te atrevieras a pintar el México de hoy. De mi querida Ciudad Juárez ni hablamos, una de tus pinturas seguramente tendría un efecto para salir pintada de un bache de esos 8x8 y aun así, mostrarías lo resiliente que es esta ciudad con todo y cicatrices de los latigazos de nuestros problemas cotidianos.
De nada nos va a servir que las personas que aspiran al poder presenten exámenes toxicológicos, que hablen español, francés, alemán, ruso, japonés. De nada nos va a servir que señalen a diversas instituciones y les digan que son “fifi”; de poco y nada sirven los vacíos tradicionales de “yo soy el mejor”, “yo sí acabaré con los problemas de México”,’se va a acabar la corrupción” o decir que “ahora sí se harán bien las cosas”.
Frases van, frases vienen, pero mientras sigamos como sociedad enfocados en las series, las novelas, los reality show o la dichosa selección de futbol, nada cambiará y el paisaje seguirá siendo surrealista; y es que tu filosofía surrealista retrata de manera tan perfecta nuestra realidad cuando tú dijiste: “lo único de lo que el mundo no se cansará nunca es de exageración”. Genio, divo, hombre de soberbia personalidad, ¡Cuánta razón sigues teniendo!

cirigoyen@itesm.mx

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