Opinion

¿Estridentismo político con doblez?

Arturo Mendoza Díaz/
Analista

2018-01-16

La “segunda revolución mexicana”, llamada así por el gobernador Javier Corral, parece estar apuntando hacia una finalidad que pudiera ser diferente a la que se pregona.
Por principio de cuentas, los sectores que cuestionan a Corral tienen razón en cuanto al olvido en que queda el estado por la lucha que empezó: Chihuahua está en llamas. Las escuelas y los hospitales necesitan atención. El asunto es claro: antes que acometer lanza en ristre a los molinos de viento, están la salvaguarda de la vida y el interés de los chihuahuenses, que requieren seguridad y solución a sus problemas.
No fue así, sino que soslayando el bienestar de los ciudadanos, el gobernador, como caudillo sin igual, se enfrasca en una lucha contra la Federación “en defensa de la soberanía y la dignidad de Chihuahua”.
Para eso no para en mientes. Casi empalma su mitin con el de Andrés Manuel López Obrador; obstruye calles, generando descontento; emplea la retórica más incendiaria y acarrea gente mediante el ViveBús.
Ciertamente, su inconformidad sería justa si los motivos fueran fundados. Y pueden serlo, en parte. Aún anda libre César Duarte, pero el mal trato a Chihuahua por parte de Hacienda no existe.
En todo caso, en vez de un proceder estridentista y de confrontación que es acorde a la tónica usual de Corral, están los cauces institucionales, republicanos y encomiables, aunque muy poco protagónicos.
Eso hubiera sido lo sensato, si no se hubiera querido aprovechar la coyuntura. A veces en política lo que se dice en un discurso literal está en discordancia con lo que se lee entre líneas.
Así, en lenguaje directo, para consumo de la gente que de buena fe apoya al gobernador Corral, se lucha en aras de que se aprehenda a Duarte y por la redención presupuestaria de Chihuahua.
Sin embargo, el discurso tiene otro mensaje que trae a la memoria el comportamiento de Manuel Camacho Solís, que en las pláticas con el EZLN relegó a Colosio. Y tal parece que Javier Corral desea sustituir a Anaya.
Antes de que Ricardo Anaya se autoerigiera como precandidato presidencial, se buscaba aquí que Corral fuera el elegido. Para eso Gustavo Madero cabildeó y buscó hacer amarres, pero fue inútil. Anaya tenía todo preparado
Pero todo apunta a que en Corral siguió alentando la esperanza, a juzgar porque se ostenta como el non plus ultra, el elemento sine qua non para ganar, o “el no hay otro”, ante un Anaya sin liderazgo ni carisma.
Luego vino el conflicto con la Federación, y como si hubiera deseado sacralizar su lapidario “yo acuso”, Javier Corral se hizo acompañar de intelectuales y políticos a la manera de vacas sagradas.
A propósito de su postura, curándose en salud, el gobernador dijo que no aspira a ser postulado como candidato al Ejecutivo federal, pero que sería el principal promotor de todo lo necesario para desplazar al PRI de ahí.
Empero todo es obvio, como si sólo el que se hace sordo no quisiera oír. O como si el que se finge ciego no deseara ver. En Morena ya se piensa eso, que es lo que cree Jaime Rodríguez, “El Bronco”:  Anaya podría ser defenestrado.
Asimismo, el Comité de Participación Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrupción se deslindó de la postura corralista, considerando que se enfoca en cuestiones políticas. Aparte, la lógica es irrefutable.
Ahora, en su frenesí, el gobernador prepara una ruidosa marcha “por la dignidad”, de Juárez a la Ciudad de México. Y como se trata de una revolución, nada más falta que pasen por Atotonilco y tomen un estandarte de la Virgen.
Tan intensa actividad es parecida al sprint de los corredores en una competencia. Por algo será. El tiempo disponible es poco, y las acciones deben calar en el ánimo de los integrantes del “Frente”.
Mas esa vehemencia, como pasa con las luces de bengala, es difícil de sostener. El esfuerzo agotador no dura mucho, y acabará cuando pase la coyuntura en la que es posible el relevo.
Entonces se sabrá si, en calidad de adalid mesiánico que guía a sus mesnadas en contra de lo malo, se volvió precandidato, y en seguida candidato presidencial, conforme al plan.
Mientras tanto, la federación, y Hacienda en específico, así como la figura de Duarte, a modo de musas motivadoras, habrán sido el recurso que dio proyección a la imagen de Corral, en tanto que Chihuahua se le deshace entre las manos.

cinthiamendoza.2360@yahoo.com.mx

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