Opinion

Si no sabemos cruzar la calle...

Adela S. González/
Analista

2018-01-14

Enterados de que este año tendremos en México el más grande proceso electoral de su historia, surge una pregunta inquietante por los efectos que deriven de la elección. Ya escribimos que no se trata de una simple renovación de gobiernos focalizada en la Presidencia de la República extendida al Congreso federal, algunas gubernaturas y municipios, pues de esto depende, en mucho, la estabilidad económica y social del país… su futuro.
¿Estamos preparados para una elección que deberá traer lo mejor? El cuestionamiento surge de una preocupación con muchos asentamientos, desde la indiferencia ciudadana encerrada en el círculo vicioso del priismo y sus entuertos de los que han aprendido los demás partidos, hasta falta de cultura cívica y empoderamiento de una prerrogativa cambiable por lentejas, manipuleo o simple deseo de fregar al contrario porque se ha metido la idea de que es un corrupto entre tantos o no convence pero se elige sabiendo es el menos peor.
Pobreza, desigualdad, ignorancia, indiferencia, corrupción, impunidad, mala educación, violencia… factores enraizados en partes de la sociedad que pareciera no quieren superarse, contribuyendo al estancamiento del que luego hay quejas. Como ciudadanos ineducados no estamos a la altura de lo que el país demanda en conocimiento cívico. Estamos en ruta de elecciones fallidas deslumbrados quizá por quienes prometen solución a necesidades extremas.
Vale un poco de sacrificio para aspirantes al poder. Cómo ha de sufrir el candidato Meade visitando mercados y permitiendo atavíos que lo inducen al mega ridículo. El farragoso López Obrador, con décadas de práctica, conoce el método de acercamiento a la gente pero nunca estará a la altura del Jefe de Estado que México necesita. Anaya e independientes, en medio.
Estamos a mucha distancia de que al ir a las urnas lo hagamos convencidos de nuestro derecho y de que el país demanda una visión ciudadana amplia y razonada para salir adelante con mandatarios educados e investidos de honestidad. Los últimos presidentes y sus gabinetes egresaron de prestigiadas instituciones nacionales y extranjeras, pero algo ha fallado pues lejos de guiarnos a mejores puertos han abierto pozos profundos de donde salen mensajes de cambio impostergable.
Los gobiernos estatal y municipal no dan color en cuanto a proyectos que alivien situaciones. El municipio empeñado en tareas que ratifican lo escrito sobre la impreparación ciudadana. La campaña “Maneja bien tu vida” dice mucho de quienes vivimos en una ciudad con pretensiones internacionales, campaña que tiende por N ocasión enseñar a la gente (con pedagogía de kínder) utilizar la vía pública con orden y respeto; y ante multitudes que necesitan instrucción para cruzar la avenida, nada queda para pensar que quienes vayan a las urnas lo harán con plena conciencia de lo que implica. Por eso estamos como estamos.
La desbandada de funcionarios municipales, diputados y demás en pos de la reelección o para iniciarse en otro cargo político habla del sentido de responsabilidad que debiera ser virtud principal. Se vuelve costumbre tan pronto instalados en el puesto, sea alcaldía, diputaciones, regidurías y demás empezar la búsqueda de otro más alto. Si los legisladores, principales en saltar, no han reglamentado esta inaceptable práctica, queda solamente la enérgica reprobación de la sociedad para frenar las ranas saltarinas que dejan dependencias públicas en manos sustitutas moviendo las malas mañas de uno a otro lado. Falta de compromiso para gobernar espejo de incultura cívica.
Felicitaciones al maestro Manuel Alcalá Covarrubias por el reconocimiento que le hace el Instituto Municipal del Deporte: treinta años de ininterrumpido diseño de la presea al Deportista del Año.

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