Opinion

Corral sin salida ante la violencia

Carlos Murillo/
Analista

2018-01-13

El gobernador Javier Corral no tenía otra salida más que levantar una cortina para ocultar la violencia en Chihuahua, por eso volvió a abandonar la aldea para treparse en la arena político-electoral nacional. Lo de menos era el motivo. Experto  en el escándalo, el gobernador de Chihuahua solo esperaba el timming para prenderse fuego en público como monje tibetano y con ese show mediático desviar la atención del desastre que sufrimos los chihuahuenses.
La retórica dogmática de Corral y sus discursos exageradamente histriónicos se han convertido en la comidilla de las pláticas de café de todo el país. La hazaña de irle a patear la puerta a la Federación tiene dividido a los analistas; los afines al proyecto de Anaya piensan ingenuamente que es un heroico affair, pero la mayoría saben que es un berrinche planeado que busca reflectores para distraer.
No es sorprendente el logro pírrico del gobernador de Chihuahua, otra veces ya se ha ganado las ocho columnas de los diarios nacionales. La fórmula de Corral para manipular la agenda mediática es sencilla: lanzar ataques que alimenten el morbo. Armar escándalos para llamar la atención es la impronta de su carrera política y hay que reconocerle que tiene muy bien calibrado su sketch –que por cierto parece tener el mismo guionista del programa de sátira política “El Privilegio de Mandar”–.
Sus seguidores –que cada vez son menos en Chihuahua–, creen fielmente el evangelio del nuevo amanecer. Mezclados entre los bots de Palacio, también hay quienes ingenuamente le aplauden, lo felicitan y le alientan a seguir adelante en las redes. Así es la fe, ciega. Pero en Ciudad Juárez, de donde Corral es originario, tiene una calificación reprobatoria de 4.9 como gobernador, lo que demuestra su constante interés por ser candil de la calle y oscuridad de la casa.
Mientras que Corral acusa con juegos pirotécnicos al Gobierno Federal de incumplir la entrega de 700 mdp, resulta que entre octubre de 2016 y agosto de 2017 se incrementaron en un 60 por ciento los homicidios, en la Fiscalía Zona Norte los asesinatos pasaron de 362 a 679, asimismo se registraron dos masacres de quince personas y 6 municipios fueron intervenidos, esto según datos del mismo gobierno estatal.
Mientras que Corral se placea en la Ciudad de México con la capa de Superman, la violencia le cuesta a las empresas chihuahuenses 2.3 mil mdp a las empresas, esto según la firma “Sí Consultores”, que también ubica a Chihuahua entre las 10 entidades más afectadas por la inseguridad durante el 2017.
Mientras que Corral le hace el trabajo sucio a Ricardo Anaya, candidato del Frente PAN-PRD-MC, hubo mil 556 homicidios dolosos durante el 2017 en Chihuahua, lo que significa un aumento del 26.2 por ciento, en comparación con el 2016, esto ubica a la entidad en el tercer lugar a nivel nacional y mientras Corral opera en la campaña electoral de Anaya, Ciudad Juárez reingresó a la lista de las 50 localidades más violentas en el número 37.
Mientras que Corral persigue las 50 sombras de la corrupción en México, en Chihuahua durante la primera semana del 2018 se cometieron 65 homicidios y se encontraron fosas clandestinas con al menos 12 cuerpos.
Mientras que Corral atrae los reflectores nacionales asustando con el petate del muerto, el caso no resuelto del asesinato de la periodista Miroslava Breach, se ha convertido en una mancha del gobierno estatal que involucra a dos panistas, un vocero del comité estatal y un presidente municipal que no han sido investigados.
Mientras que Corral se da latigazos presupuestarios en público, en lo oscurito solicitó un préstamo de 2 mil mdp en diciembre, que se suman a la nueva deuda que están a punto de contratar por 20.4 mil mdp, todo ello antes de que le negaran los famosos 700 mdp, pero más allá de la pésima administración financiera, Corral aprovecha la polvareda para seguir solapando la corrupción en su propio gobierno, donde ya se han denunciado casos en la Secretaria de Salud y en los contratos millonarios producto del tráfico de influencias que involucran a su cabildero nacional Gustavo Madero y a su alfil Miguel Riggs.
Y sobre los 700 mdp, el Gobierno Federal también le respondió: primero la Secretaría de Hacienda le pidió aclarar el destino de 4 mil mdp adicionales que se le entregaron en 2017 y que no ha explicado hasta ahora y se informó que durante el 2017 Chihuahua recibió 23 mil  387 mdp de los 58 mil 356 mdp que proyectó para el mismo año, un 6 por ciento más que en el 2016.
No hay necesidad de ser contador, ni experto en finanzas para saber que los 700 mdp son un pretexto para hacer un necesario escándalo, digo necesario porque la cortina de humo es indispensable para que Corral se victimice a nivel nacional y esconder debajo de la alfombra los muertos de su gestión. Simplemente no tenía otra salida.
Finalmente, para confirmar la falsedad, en la Conago, Francisco Domínguez, gobernador de Querétaro y coordinador de la cartera hacendaria, negó lo que dijo Corral sobre el terrorismo de Hacienda a los gobernadores. Por su parte, el “Bronco”, gobernador de Nuevo León también desestimó los dichos del gobernador y lo invitó a que se ponga a trabajar. Para acabarla de amolar, Jaqueline Peschard, presidenta del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrupción, dijo que se alejaron de Corral porque había derivado en una cuestión más política (electoral), por lo que el Comité decidió alejarse. Ellos descubrieron el truco y marcaron su raya.
Es evidente que –para Javier Corral–, Chihua-hua es el peor lugar para hacer política, quedarse aquí a trabajar a responder por su fracaso como gobernador representa un suicidio político a nivel nacional. La aldea -como le llama el mismo Corral-, es una bomba de tiempo; con la violencia creciendo cada día, las empresas perdiendo miles de millones por la inseguridad, los homicidios de alto impacto en aumento y el nudo gordiano de las finanzas estatales, se necesita mucho trabajo y talento para salir de la crisis. Pero Corral no tiene ni uno, ni otro, mejor prefirió vereda y no camino.
Chihuahua necesita un gobernador capaz de administrar con minuciosidad el erario público, eso se logra con una extraordinaria habilidad para articular esfuerzos, donde la diplomacia e inteligencia sirvan para negociar más recursos. Asimismo, para combatir la inseguridad es necesario la supervisión personal y permanente de la política criminal, no hay de otra. Eso es gobernar, no andar montando teatritos.
Contrario a lo que dicen sus defensores, el voraz apetito político de Javier Corral por ganar los reflectores no nos servirá de nada. Inclusive, lo más probable es que hundirá más a Chihuahua, porque el gobernador lamentablemente es experto en romper y no en construir; es incapaz de hacer consensos, su gusto por la vitrina lo pierde y por eso desestima las necesidades apremiantes del estado. Hay que decirlo claramente, el gobernador prefiere las tribunas que las mesas de trabajo. En el plano más personal, es conocido su afecto por las vacaciones, por la playa y el golf. En eso se resume el problema de Chihuahua, el gobernador sólo quiere pelear, ser el centro de atención y disfrutar de su tiempo libre para descansar. No quiere gobernar.
Desde hace tiempo es un hecho irrefutable que sin un César Duarte como chivo expiatorio Corral no sería nada, es su leitmotiv (motivo central), su razón de ser. Su único tema desde la campaña es Duarte y en su gobierno no hay más que eso. Por esa razón la seguridad y las finanzas están en completo abandono.
Mientras Corral se concentra en la grilla nacional, Chihuahua se cae a pedazos, si hay crisis se resuelven con una cortina de humo o ¿es casualidad que a Javier Garfio lo detuvieron unos días después que se cometió el asesinato de Miroslava Breach? o ¿fue fortuita la detención de Alejandro Gutiérrez durante el arranque de las precampañas electorales a la presidencia? o ¿el escándalo de los 700 mdp que no entregó Hacienda fue mala suerte mientras Chihuahua regresa a las cifras de violencia de 2011? Saque usted sus propias conclusiones.

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