Opinion

El asesinato de una scort y la violencia de género

Yuriria Sierra/
Analista

2018-01-04

Ciudad de México.– Karen fue asesinada dentro de un cuarto de hotel. Para algunos, lo relevante es que era scort. Kazum, Paris y Nahomi, todas hermanas menores de edad, fueron violadas dentro de su casa en Ciudad Juárez, esta última fue también asesinada. Para unos, la causa fue que sus papás las dejaron solas. Marina y María, dos amigas que salieron de expedición a diversos poblados de Chile, Ecuador y Perú, fueron asesinadas en un bosque ecuatoriano.
Para algunos, esto no habría pasado de no haber viajado solas, de haber estado acompañadas por un hombre. Mara Fernanda iba a bordo un taxi para regresar a casa y jamás llegó a ella; fue violada y asesinada. Hubo quien señaló que no debió salir de fiesta ni regresar tan tarde a casa y menos abordar un taxi con copas de más.
Valeria subió a una combi ante la inminente lluvia, su padre la seguía en bicicleta, pero ni él ni su madre la volvieron a ver con vida. Hubo cuestionamientos sobre la responsabilidad del padre por dejarla sola en el transporte. Lesvy fue hallada sin vida dentro de Ciudad Universitaria, su cuerpo pendía de un alambre telefónico, la última persona que estuvo en contacto con ella fue su novio.
Pero hubo quienes ponderaron la presencia de la joven a esa hora, con bebida en la sangre. Vamos, incluso algunos cuestionaron su presencia dentro de la UNAM si ella no era estudiante. Anayetzin fue encontrada sin vida dentro del clóset de su novio, su cuerpo tenía 16 puñaladas, la mayoría en el vientre. Recuerdo una nota al respecto, decía: “Tras decirle a su novio que estaba embarazada éste la asesina...”, para quienes coinciden con esta oración, la joven habría provocado su muerte. Por estos ejemplos, es que hay quien guarda silencio sobre los primeros, pero evitar el juicio de los segundos.
Ayer leía un tuit. Lo escribió un youtuber español cuyos videos rondan los dos millones de reproducciones cada uno. En Twitter tiene casi un millón de seguidores. En lo que escribió afirmaba, en tono sarcástico, que se exageraba el tema de las agresiones por cuestión de género, en España, en el mundo. Radicales feministas, dijo. Incluso, queriendo sustentar su dicho, acompañó a su ¿reflexión? con una tabla donde se desglosaban las causas de muerte en España durante 2016, separadas por género. Muertes por suicidio, por accidentes viales, por abuso de drogas, por accidentes en el trabajo. En todas ellas, el número de hombres muertos es considerablemente mayor. Eso le basta para afirmar que las muertes de las mujeres por violencia de género son una exageración. Así de limitado. De pronto recordé que aún hay quien cree que la tierra es plana.
A finales del año pasado, la revista Time nombró el movimiento #MeToo como la persona del año. Decenas de denuncias, algunas sólo públicas, otras en tribunales, que evidenciaron el poder que se ejerce mediante el sexo. Actrices, modelos, escritoras, que hablaron de sus experiencias dentro de una industria que acaba con ellas si no acceden a lo que se les pide. Hubo quienes cuestionaron el porqué se tardaron tanto en hablar. Hace un par de días, esas mujeres famosas crearon un fondo que servirá para la defensa de las mujeres que sufren algún tipo de violencia. En México, a través del #YoTambién y de varios colectivos, se busca frenar el acoso y abuso sexual como una estrategia para ejercer poder. En España, en Argentina, en Chile, en Francia. En todo el mundo comienza a levantarse la voz sobre el abuso y la violencia. Sobre lo que empieza como un acercamiento y puede terminar en un asesinato. Así de grande, el monstruo de la violencia de género. Porque entre quienes cometen los delitos y quienes los justifican, viven las abominables variantes de esta tan terrible violencia. Algo tiene que cambiar: la percepción del problema, en principio.

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