Opinion

Para proteger a un bebé

Cecilia Ester Castañeda/
Escritora

2018-01-03

Al parecer, hace poco alguien intentó robar una bebé mientras los juarenses se preparaban para recibir al 2018. No se trata del caso registrado hace casi un mes en la ciudad de Chihuahua, donde afortunadamente las autoridades lograron recuperar a un recién nacido sustraído con engaños de los brazos de su madre. Me refiero a algo ocurrido el fin de semana en Ciudad Juárez, escuchado de voz del padre de la pequeña.
En la mayoría de los robos de bebés que se reportan los ladrones aprovechan las circunstancias de vulnerabilidad de la madre, quien suele tener problemas económicos, carecer de apoyo y muchas veces no contar con el padre de su hijo. Entonces es presa fácil de personas que se ganan su confianza o le prometen ayuda.
Antes de implementarse mayores medidas de seguridad, en los hospitales también llegaron a darse hurtos de recién nacidos. Afortunadamente el riesgo en los nosocomios públicos mexicanos ya es menor y, los robos de bebés son, en general, muy raros.
El caso del cual hablo sucedió a mediodía en una concurrida tienda situada en la Ejército Nacional cuando, de acuerdo con la versión del padre, una mujer se dirigió a toda prisa hasta la carriola donde se encontraba su niña de seis meses e intentó llevársela en presencia misma de él y de su esposa. Como la menor tenía puesto el cinturón de seguridad y la pareja se mantenía atenta, el susto no pasó a mayores. La sospechosa salió corriendo a encontrarse con una segunda mujer que la esperaba a corta distancia, agregó el papá, sin que aparentemente nadie fuera de un desconcertado cliente advirtiera el revuelo.
Y yo me pregunto, ¿cómo respondemos a una emergencia de este tipo los ciudadanos comunes? Teniendo en cuenta que si nos hallamos en el lugar de los hechos somos la primera línea de respuesta —la más importante, opinan algunos expertos— ¿cuál es el protocolo a seguir? En otras palabras, ¿qué debemos hacer en un lugar público para evitar que un robachicos logre su cometido?
Aquí hay dos factores clave: la claridad de los hechos y el reloj. Hace falta conocer lo ocurrido para poder actuar en forma eficiente, organizada. Se necesita proceder con velocidad mayor a la de un delincuente que muy probablemente disponga de plan de escape o cómplices. Y se debe reaccionar de manera colectiva a pesar de la sorpresa.
Sí, parece argumento de cine. Me recuerda “Un detective en el kínder”, la película de 1990 en la cual Arnold Schwarzenegger es un policía encubierto haciéndose pasar por profesor para capturar a un prófugo padre de un alumno. El personaje del actor enseña a los niños a dar la voz de alerta si ven a un desconocido en la escuela, coreando “¡intruso, intruso!” y apuntando hacia el sospechoso. Cuando el hombre intenta llevarse a escondidas a su hijo, el grupo entero indica al protagonista por dónde debe hacer gala de sus poderes protagónicos antes de que “el malo” plagie al niño. 
Desde luego, un adulto sobresale fácilmente en un kínder. En un apiñado supermercado, en cambio, resulta difícil distinguir algo anormal. Por eso se debe dejar claro el motivo del peligro. Gritar “¡robachicos!”, por ejemplo, me parece más efectivo que intentar perseguir al sospechoso y arriesgarse a desatar confusión o pánico. El reto es lograr el cierre de los accesos del establecimiento antes de que alcancen a salir el o los delincuentes, aun si cambiaron la apariencia del bebé o se lo pasaron de uno a otro. A comparación de comunicados policiacos, redes sociales y medios masivos de comunicación, es mucho más probable localizar a un niño raptado si se da la alerta inmediata en el lugar de los hechos.
Resulta indispensable, por otra parte, reportar cualquier tentativa de robo de niños a fin de prevenir incidentes similares ya sea en sitios específicos o en la comunidad en general. Si no se notifica al establecimiento lo ocurrido, ¿cómo podrá tomar medidas al respecto? Sin denuncia, se desperdician los recursos de las corporaciones policiacas. La inmediatez tecnológica que une a grupos enteros no se utiliza si no se menciona el hecho en las redes.
Aún nos falta mucho por descubrir nuestro poder colectivo de prevención. Aprendamos a usarlo por el bien de nuestros hijos. 

ceccastaneda@hotmail.com

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