Opinion

Asesinatos políticos

Gerardo Cortinas Murra/
Abogado

2017-12-31

En la historia reciente de México, existen varios casos de asesinatos de prominentes personajes relacionados con el poder político. Es más, podríamos afirmar que el homicidio de destacados políticos es una constante que se extiende hasta nuestros días. Citemos los casos más relevantes:
18 de noviembre de 1910. El asesinato de Aquiles Serdán. Personaje muy cercano a Madero, es asesinado arteramente en la ciudad de Puebla, por un grupo de policías quienes ejecutaban una orden de cateo en su busca.
22 de febrero de 1913. A pesar de la promesa de los golpistas de respetar la vida del presidente Francisco I. Madero y del vicepresidente José María Pino Suárez , y facilitar su exilio a la isla de Cuba, fueron asesinados a un costado del Palacio de Lecumberri.
6 de marzo de 1913. Durante la Decena Trágica, Abraham González era gobernador de Chihuahua. Sin embargo, al ocurrir la muerte de Madero y Pino Suárez, la insurrección armada se extendió a nuestro estado. Días después, en el Cañón de Bachimba, fue bajado del tren y fusilado por las fuerzas leales a Victoriano Huerta.
7 de octubre de 1913. Belisario Domínguez fue un firme opositor del régimen de Victoriano Huerta. Fue sacado de su habitación en el hotel y conducido al cementerio en Coyoacán, donde se le martirizó y asesinó cruelmente. Su asesinato fue un factor decisivo en la caída del régimen de Huerta.
10 de abril de 1919. Emiliano Zapata es traicionado por Jesús Guajardo, quien le hizo creer que estaba descontento con Carranza y que estaría dispuesto a unirse a él. Zapata le pidió pruebas que Guajardo le entregó. Acordaron reunirse en la Hacienda de Chinameca, Morelos. Lugar donde murió víctima de una emboscada.
21 de mayo de 1920. Al término de la Revolución Mexicana en 1917, Venustiano Carranza convocó a elecciones y postulado por el Partido Liberal Constitucionalista, ganó las elecciones. Sin embargo, con motivo de las elecciones de 1920, varios militares se rebelaron en su contra. Murió asesinado en Tlaxcalantongo, Puebla.
20 de julio de 1923. José Doroteo Arango, el legendario ‘Francisco Villa’, cuya actuación militar fue decisiva en la derrota de Victoriano Huerta. Murió asesinado en una emboscada en Parral, cuando ya se encontraba en franco retiro. Una versión señala que la causa de su muerte fue su pretensión de volver a involucrarse en la política mexicana, por órdenes de Álvaro Obregón.
17 de julio de 1928, en plena Guerra Cristera, Álvaro Obregón, tras una reforma constitucional realizada el año anterior, se presentó de nuevo como candidato presidencial. Fue elegido nuevamente, pero en medio de una severa crisis política, fue asesinado por el cristero José de León Toral.
23 de marzo de 1994. El candidato a la Presidencia de la República del PRI, Luis Donaldo Colosio, recorría el país en campaña electoral. A su llegada a Tijuana, al arribar a la colonia ‘Lomas Taurinas’, recibe un disparo en el cráneo y otro en el abdomen. Distintas versiones señalan la existencia de una conspiración de Estado.
El siglo XXI no ha sido ajeno a arteros crímenes políticos, los cuales se han convertido, por desgracia, en acontecimientos cotidianos. A los que, tendremos que acostumbrarnos, al igual que tantos asesinatos en contra de policías, mujeres, y hasta de políticos ‘segundones’. Algo así, como afirmar, lapidariamente, que “el crimen nos alcanzó”.
28 de junio del 2010. A unos cuantos días de la jornada electoral, un comando armado ejecutó al candidato priista a gobernador de Tamaulipas. En el actual ambiente de inseguridad pública, este asesinato ha sido considerado como la señal inequívoca del inicio de un sinfín de atentados en contra de personajes de la devaluada clase política mexicana. Predicción que, por desgracia, es una triste realidad.
Me despido recordando frases de León Felipe: “¡Qué lástima que  yo no pueda cantar a la usanza de este tiempo... ! Todo el ritmo de la vida pasa por el cristal de mi ventana... ¡Y la muerte también pasa!”

gerardocortinas@hotmail.com

X