José Ignacio Gallardo/
Analista
Está por terminar el año y el saldo en materia de crímenes y violencia en esta frontera es muy alto. Un cierre del 2017 sumamente preocupante en cuanto a asesinatos se refiere. Los crímenes contra mujeres y los niños que perdieron la vida debido a la violencia intrafamiliar siguen siendo reflejo de una violenta ciudad y son temas a los cuales se les debe dar pronta solución ya que ponen en evidencia una realidad inocultable que se vive en esta frontera cotidianamente.
Sin embargo, hay que decirlo, afortunadamente también tenemos la otra cara de la moneda. También existe ese Juárez en donde vive gente buena y generosa. Ciudadanos que se distinguen por su solidaria actitud y por su constante apoyo para con los más necesitados. Juarenses que brindan apoyo desinteresadamente durante todo el año.
Por eso es interesante que a la misma comunidad a la que se le ha estigmatizado como la ciudad de los feminicidios, sea también considerada por la mayoría, como una noble ciudad que recibe con los brazos abiertos a todo mundo y que sigue dando refugio a muchas personas.
Porque si algo ha hecho que mucha gente le tenga tanto arraigo a esta ciudad es precisamente la manera de ser de sus habitantes. La gran mayoría de los juarenses son amistosos, serviciales y solidarios. Esto es algo que distingue a los fronterizos y que inmediatamente constatan los que vienen de fuera.
El juarense no distingue niveles sociales, no discrimina y por lo general es tolerante con los que piensan diferente. No por nada esta frontera ha recibido a mucha gente que posiblemente venía de paso pero que terminó por quedarse de manera definitiva en esta ciudad que acaba de cumplir 358 años de haber sido fundadas.
Algo tiene esta ciudad que se ha convertido en el refugio de mexicanos que han llegado de lugares como el Estado de México, Zacatecas, Veracruz, la Comarca Lagunera, Puebla, Durango, la Ciudad de México, y desde luego del interior del estado de Chihuahua. Una gran parte de los habitantes de Ciudad Juárez procede de otras partes de la República Mexicana.
Vienen a Juárez y algo los atrapa y los obliga a quedarse. Resulta paradójico pues, que una urbe que ha sido catalogada como violenta, resulte convirtiéndose primero en el refugio, y luego en hogar de ciudadanos de muchas partes del mundo. Algún encanto especial sin duda tiene esta urbe tanto que termina por enamorar a quienes la visitan y deciden hacerla su residencia. Y seguramente ese atractivo que envuelve a más de un visitante, es su gente. La gente de Juárez es uno de sus mayores atractivos. Ser una población generosa es lo que ha distinguido a los juarenses desde hace muchos años, ya que la respuesta de la población para apoyar causas nobles siempre ha sido contundente.
Los teletones, radiotones, o las colectas de juguetes organizadas por el departamento de bomberos, siempre se han caracterizado por lo mucho que recaudan ya que los fronterizos son muy generosos. Y es precisamente por esta época decembrina que El Diario de Juárez publica desde hace muchos años las Historias de Navidad. Una serie de reportajes donde se reflejan los anhelos de muchas familias juarenses de escasos recursos para esta temporada. Historias conmovedoras que llegan al corazón de quienes se encuentran viviendo en esta frontera o que siguen en contacto con su terruño por medio de la versión digital de El Diario.
En esta serie de historias navideñas se narran las condiciones tan precarias en las que viven muchas familias. Lo significativo del asunto es que son los mismos lectores los que se comunican a la redacción de este importante medio de comunicación desde alejados lugares del interior del país o de la Unión Americana, y terminan por hacer realidad el anhelo de los más necesitados. Historias que llegan a tener un final feliz debido a la respuesta tan generosa de los lectores y a esa demostración de cariño de los juarenses por su ciudad. Porque hayan nacido o no en Juárez, los fronterizos siempre han respondido a las peticiones de apoyo. De esta manera año con año se comprueba que a pesar del panorama difícil y violento, siempre serán muchos más los juarenses que buscan hacer el bien ayudando a otros, que los que solo buscan destruir. Esperamos que este año, como ha ocurrido en el pasado, las familias fronterizas compartan solidariamente con los que menos tienen. No puede ser de otra manera, así son los juarenses.
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