Opinion

Juárez desde Uruguay

Samuel F. Velarde/
Académico

2017-12-11

Asistí al XXXI Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología (ALAS) en Uruguay la semana pasada. Fue un evento que congregó a cinco mil sociólogos y estudiosos de las ciencias sociales de toda América Latina. La sede Montevideo fue estupenda, una ciudad europeizada en muchos sentidos. Sus habitantes son personas amables y bastante educadas. A pesar de contar con un millón 200 mil habitantes, tiene un sello cosmopolita interesante, además de  ser una ciudad segura para caminar y divertirse sin excesos.
La experiencia tuvo una riqueza muy reconfortante, pues aparte de intercambiar amistad y cultura, se dialoga sobre las problemáticas de cada país; por supuesto que varían. Sin embargo el tema de la violencia fue abordada con mucha seriedad y responsabilidad.
La mesa donde participé, tuvo que ver de cómo la sociedad juarense asume la violencia desde su perspectiva subjetiva y como se la imagina o la ha interpretado al padecerla.
Al describir a nuestra sociedad que ha pasado por etapas de violencia, se analizó cómo  las personas han sorteado el riesgo de manera resignada, o cómo vivió los años donde la ciudad parecía una tierra de nadie y el miedo era perceptible a simple vista, pero igualmente su falta de organización social más coherente para rechazarla, todo eso sensibilizó a los presentes. Juárez como todos sabemos, ha sido un punto referencial mundial como espacio violento. Mi ponencia intentó reflejar los sentimientos de los juarenses que son víctimas de un proceso difícil y que intentan salir adelante bajo este ambiente de angustia social.
Los colombianos que participaron, también metidos en una oleada de violencia mucho más complicada, mostraron cómo la academia de su país ha propuesto interesantes proyectos para contribuir a una cultura de la paz con propuestas prácticas; es decir, la misma experiencia colombiana los ha obligado no solamente a analizar teóricamente los problemas, sino que los orilla a realizar acciones concretas que ayuden a que la sociedad colombiana colabore en rechazar la violencia y propiciar espacios de paz. Tal vez es lo que nos hace falta a la academia juarense, contribuir con programas o proyectos comunitarios más eficaces que auxilien en rechazar a la violencia en todos sus sentidos.  
Siento que la participación de juarenses en aquellos latitudes, posibilita el intercambio de ideas sobre lo que deben ser las sociedades sanas y participativas. En lo personal me dio gusto saludar a un colega de la UACJ, el sociólogo Jorge Balderas y al estudiante Jesús Rodríguez; en lo personal fui por el ITCJ.
Finalmente el discurso del ex presidente Pepe Mujica –junto con Dilma Rousseff, Estela de Carlotto abuela de la Plaza de Mayo y el vicepresidente de Bolivia García Linera– en el cierre del congreso valió mucho la pena; un político-filosofo que ha llevado a Uruguay a un plano de mejorías incuestionable y donde queda claro, que la calidad moral de un gobernante y su visión de gobernabilidad es crucial para el buen camino de un país. Digamos que por acá, eso no sucede.

samuelfvelarde@gmail.com

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