Opinion

2018: el nuevo atardecer del PAN

Carlos Murillo/
Abogado

2017-12-02

El pasado 27 de noviembre fue la fecha elegida para el destape del candidato del PRI para suceder a Enrique Peña Nieto. Con este ritual político –que está cerca de cumplir un siglo–, se dibuja la arena política del 2018; el puntero, como en las últimas dos elecciones presidenciales, es Andrés Manuel López Obrador, el tabasqueño expriista que actualmente es más conocido que las galletas de animalitos.
Por el Frente PAN-PRD-MC seguramente el candidato será Ricardo Anaya, quien ha manipulado todas las piezas del tablero para lograr la nominación; pero en el parto de esa candidatura el PAN perderá más que las simpatías, porque seguramente tendrá que negociar diputaciones y senadurías para sus aliados coyunturales, pero “París bien vale una misa”, como dijo Enrique IV al convertirse católico para poder reinar en Francia.
Con esto, Anaya provocará una desbandada mayor en dos direcciones, a corto plazo los panistas decepcionados encontrarán música para sus oídos en la próxima candidata independiente, Margarita Zavala y, a mediano plazo, esas adhesiones seguirán su rumbo por el voto útil con una propuesta que no les será ni desconocida, ni desagradable: Meade.
Estoy de acuerdo que al final todo puede pasar, pero Andrés Manuel López Obrador se ha encargado de recordarnos que en el fondo nada ha cambiado; AMLO es el mismo que despilfarró su ventaja con Calderón en el 2006 y perdió por un ridículo 0.56 por ciento, cuando las encuestas lo tenían arriba casi 20 puntos al iniciar el proceso electoral.
El continuo fracaso de AMLO es producto de sus constantes errores tácticos durante las campañas, principalmente por enarbolar la polarización política. Hay que decir que, en los últimos doce años, la retórica de rompimiento estilo Trump no estaba de moda, entonces sus agresiones violentas se convirtieron en su peor enemigo y quizá ahora que esa moda facciosa está de vuelta es lo único que lo sostiene.
Después, en el 2012, López Obrador vuelve a perder por un margen más holgado, casi 7 por ciento, frente a Enrique Peña Nieto, un candidato fuerte que había trazado su ruta a Los Pinos desde que fue gobernador del Estado de México, donde se concentra el grupo económico y político más organizado y fuerte del PRI.
Ahora, el proceso electoral del 2018 ya está en marcha, los candidatos independientes ya caminan en las calles consiguiendo firmas para su registro; hasta ahora es seguro en las boletas estarán Jaime Rodríguez, El Bronco de Nuevo León y Margarita Zavala, por su parte López Obrador dejará la presidencia de Morena para convertirse en precandidato, lo mismo hará Ricardo Anaya y José Antonio Meade ya solicitó su registro como precandidato.
Aunque los pejistas digan que ya ganaron, todavía no hay nada para nadie y el pronóstico a nivel nacional está todavía en penumbra. Falta mucho por ver. En los procesos electorales hay una constante fluctuación en las preferencias durante la campaña y eso puede darle vuelta a la tortilla.
Es imposible saber lo que sucederá mañana, pero hasta ahora es razonable considerar al menos tres escenarios probables, el primero es que AMLO se desinfla, Meade crece algunos puntos y el Frente se mantiene, entonces se parte en tres el pastel, esto significaría una elección competitiva donde las alianzas con los partidos pequeños y los independientes podrían hacer la diferencia, considero que es el escenario más posible.
El segundo escenario es que AMLO se cae en picada y se convierte en una lucha de dos; Meade contra Anaya, un escenario poco probable, pero que no se debe descartar y, finalmente, la tercera opción es que la tabla del ranking se congela y llegamos a junio de 2018 con las mismas cifras, donde sigue punteando AMLO, algo que nunca ha ocurrido; pero siempre hay una primera vez.
En la historia de las elecciones federales en Chihuahua, donde se elige al presidente de la república, los resultados siempre han sido favorables al PRI o al PAN; en general hay un sólido sistema bipartidista, pero ahora también se suma la corriente independiente, entre esas tres expresiones político-electorales se reparten las principales ciudades, síndicos y diputados del estado. Aunque cabe señalar que los independientes son identificados como brazos externos del PRI.
En la historia moderna de Chihuahua, solamente el PRI y el PAN han logrado ganar distritos federales, la izquierda no ha sido alternativa para los chihuahuenses, ni el PRD, ni Morena que aquí no pinta, ni AMLO tiene liderazgo en Chihuahua como el que conserva en el centro y sur del país. Entonces seguramente la tendencia seguirá igual para el 2018, no hay condiciones para que el bipartidismo cambie.
Ahora bien, también a nivel local habrá elecciones, en Chihuahua se elegirán 67 presidencias y síndicos y 22 diputados para el Congreso local (sin contar los 9 distritos federales y las senadurías que también estarán en juego), también hay que considerar que, por excepción, este periodo solamente duró dos años (2016-2017), además quienes fueron electos en 2016 se podrán reelegir, para ello los legisladores no se deberán separar de su encargo, pero los presidentes municipales y síndicos sí.
Como sucede con los demás problemas del estado, el gobernador Javier Corral está más ocupado en lo que pasará con el Frente PAN-PRD-MC a nivel federal que en la agenda política local.
Este primer año ha sido una prueba no superada para el gobierno panista y, como suele ocurrir con los fracasos, las justificaciones del gobernador Corral son muchas, para comenzar su mala o casi nula relación con el gobierno federal, a quien acusa de no cumplir con su responsabilidad pero le pasa la charola para que mande más dinero. Lo mismo pasa con los gobiernos municipales, principalmente de Juárez y Parral donde los alcaldes son independientes, pero no solo con ellos, también es público el distanciamiento con la alcaldesa de la capital, Maru Campos.
En el Congreso local, Javier Corral ha tenido el respaldo de los legisladores panistas, pero antes hubo un par de desencuentros que terminaron en regaño, donde el gobernador sacó su verdadera vocación autoritaria; después los diputados del PAN decidieron cumplir las órdenes a regañadientes pero la regla es que donde hay imposición no hay consenso.
Para Javier Corral, el mejor escenario sería imponerse en las candidaturas del Frente PAN-PRD-MC, cambiar a los diputados del Congreso Local que actualmente son panistas-afines por panistas o perredistas incondicionales. La diferencia es mucha.
También, la carta a Santaclós del gobernador panista es que Parral y Chihuahua dejen de ser independientes y ganen sus candidatos para así tener todo el control, acabando con todos los contrapesos políticos, pero si así Javier Corral se ha desatado imponiéndose arbitrariamente en donde ha podido ¡imagínese si se le cumple su deseo!
Todo esto ha provocado un profundo desgaste del Gobierno estatal, el escenario más viable a nivel local es que el PAN se desfonda por culpa del mal gobierno de Corral y eso abre la puerta para que entren competencia el PRI y los independientes, dependerá en gran medida de los candidatos a presidentes municipales que sean elegidos, pero algo es seguro, el 2018 anuncia el nuevo atardecer del PAN.

murillonet@yahoo.com

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