Adela S. González/
Analista
No, no se trata de recibirlo y donarlo. Hay en esto una enorme hipocresía entre legisladores que para acallar la crítica pública y la demanda social de no más abusos, anuncian donar el jugoso aguinaldo que están listos a recibir, aguinaldo que como todas las prestaciones que perciben en eso que llaman dieta se asignan ellos mismos.
¿No sería más impresionante para la sociedad que los panistas que van a renunciar a 84 mil 612 pesos que cada uno recibirá por ese concepto mostraran su oposición firme, decidida y enérgica a la eliminación de aguinaldos y otros privilegios económicos asignados no nada más a los de este partido sino a TODOS?.
Gustavo Alfaro, diputado panista por el sexto distrito, dijo que aunque el monto aprobado por la Junta de Coordinación Política del Congreso local fue conforme a la ley, está consciente “del sentimiento de la ciudadanía”, lo que podría interpretarse como remordimiento ante la cauda de abusos legislativos. Menos dispuesta a sacrificarse en aras de la supuesta donación es la priista Isela Torres quien calificó la decisión panista de “pura demagogia” (El Diario, 14-11- 2017). De acuerdo.
Esta donación es comparable con la de los partidos que ofrecieron dar parte de sus multimillonarias asignaciones del erario a los damnificados del sismo de septiembre en la ciudad de México sin nombrar comisiones revisoras externas que constaten tanta solidaridad, de ahí que nadie sepa ni sabrá si realmente cumplieron y de ser así cómo repartieron la ayuda, si de manera general o solo entre dispuestos a pagar con su voto en las siguientes elecciones.
La propuesta surgida del hipócrita número uno del país (AMLO que amenaza convertirse en maestro si pierde la elección presidencial) fue asumida como cierta por sus seguidores en tanto dejó boquiabiertos a publicistas políticos que vieron ir esta singular veta propagandística.
Por estas fechas sucede lo mismo. Coincide con fin de año y la aprobación que por ley hace el poder Legislativo de los recursos que el Ejecutivo dispondrá el siguiente ejercicio, glosado en presupuestos que precisan ingresos y de dónde provendrán (todos lo sabemos: más impuestos y deuda), y egresos que en un sistema, incipiente todavía, de administración transparente deben ser comprobables. Los diputados erigidos en expertos administradores y contadores se dan vuelo agregando dádivas a la pobreza, restando o aumentando rubros que el Ejecutivo considera correctos y por supuesto, asegurando y aumentando su propia asignación. El Congreso federal acaba de hacerlo.
Vivimos en el país de las quejas, de soluciones imperfectas, carencias eternas y permanente latrocinio impulsados por la indiferencia e indecisión de la sociedad que exige pero no aporta pues pocos están dispuestos a dejar la manada y convertirse en ciudadanos conscientes de la responsabilidad de serlo. Gobernantes y políticos tienen camino abierto para hacer y deshacer.
Destacan los diputados que durante su tiempo congresista viven en el reino de la abundancia, reino del que ocasionalmente surgen disposiciones acordes a la realidad e insatisfacción que se vive. No son los únicos.
Recientemente llamó la atención el comentario de Michael Gerson del Washington Post referido a la situación política en EEUU: “Hemos llegado a un momento de agotamiento moral e intelectual de los dos partidos” (Demócrata y Republicano). En México tiempo hace que sufrimos ese agotamiento en una decena de partidos que viven de nuestros impuestos. Los rollos del discurso son los mismos y en esto del aguinaldo que para los verdaderos trabajadores es más que merecido, se comprueba falta de ética en los representantes populares que no distinguen entre lo legalmente correcto y lo moralmente proscrito.
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