Opinion

Héroes uniformados

Cecilia Ester Castañeda/
Escritor

2017-11-08

¿Qué es un héroe? Probablemente la definición varíe, desde mitológicos personajes a caballo o con capa dedicados a salvar a los necesitados hasta personas comunes que sin intención alguna se encuentran presentes en el momento justo y cuyos actos espontáneos marcan la diferencia para alguien más.
Pero algo está claro: su significado para la sociedad va mucho más allá de su comportamiento loable. Esas acciones donde los héroes ponen desinteresadamente en peligro su integridad física, comodidad o estatus a favor de otros seres humanos, de principios o ideales constituyen un parámetro de la comunidad. Reafirman los valores de cohesión necesarios para convivir en grupo y lograr objetivos colectivos.
En un periodo como el actual, cuando la confianza en las instituciones y el tejido social es tan vulnerable, cuando se duda de todo —de todos— y fácilmente se cae en el individualismo a ultranza, son precisamente los héroes uno de los símbolos que nos permiten recuperar la confianza para volver a construir los lazos sociales. Representan un esperanzador recordatorio sobre las cualidades humanas que están aquí, entre nosotros, listas para entrar en acción en cuanto hagan falta.
El caso de los cinco elementos de corporaciones de seguridad locales atacados en el curso de las últimas dos semanas en Ciudad Juárez nos obliga, asimismo, a replantear nuestra relación con los agentes uniformados. Con demasiada frecuencia pensamos en los policías y tránsitos como representantes de un sistema ineficiente e injusto o, inclusive, como la cara de la corrupción y abuso oficiales que ocasionan todos nuestros males.
Intente decir eso a los deudos de Pedro Valadez Rodríguez, de 25 años, y Héctor Manuel Montañez Ríos, de 45, los dos ministeriales asesinados adscritos a la fiscalía para delitos de género. Mencióneselo a los de Elizabeth Alfaro Loya, de 34, y Sergio Alberto Macías Holguín, de 40, los policías preventivos muertos al atender un reporte sobre personas armadas en el exterior de un banco. Sugiéralo siquiera a los familiares del agente de tránsito no identificado que resultó herido en la cabeza tras ser baleado desde un vehículo en movimiento cuando circulaba en su patrulla. De alguna manera aquí el argumento suena hueco. 
Se nos olvida —como a Trump cuando, según los medios, dijo vía telefónica a la viuda de un soldado muerto en África que “él sabía a lo que se metía”— la intrínseca naturaleza heroica de algunas ocupaciones. En Ciudad Juárez, como en el resto del estado y en gran parte del país, trabajar hoy en día en una fuerza de seguridad implica un riesgo demasiado real.
Lo anterior no significa que en los cuerpos policiacos y de vialidad no existan serios problemas o abusos. Cada noticia sobre contubernio, corrupción, críticas, delitos impunes o casos sin resolver constituye una prueba más para cualquier agente con ganas de hacer bien las cosas. Sin embargo, precisamente en una cultura laboral caracterizada por tantas presiones y tentaciones, en un clima de peligro, estrés y escaso apoyo, resistir sin caer presa del cinismo puede representar una cotidiana labor heroica. Porque hay, sin duda, numerosos elementos comprometidos a servir a la comunidad.   
Igual que todos los héroes, necesitan nuestro reconocimiento.
Y esta semana durante el tributo a Tania Valeria Silveyra de la Riva, de 27 años, salió a relucir nuestra deuda con los héroes uniformados. De acuerdo con El Diario, la agente de Seguridad Pública fue arrollada al auxiliar fuera de turno a una mujer que era amenazada con un vehículo por su pareja sentimental. Silveyra ha sido sometida a 10 cirugías y utiliza silla de ruedas. Antes de la sesión de Cabildo donde se le entregó una placa, informó este medio, la oficial se dijo decepcionada ante la falta de apoyo jurídico por parte de la corporación.
Es imposible recuperar en serio la paz en nuestra ciudad si no reconocemos el valor de los verdaderos servidores públicos. Uniformados o no, los héroes merecen nuestra admiración y agradecimiento por contribuir de manera tan decidida a mantener el tejido social.
Nos corresponde asegurarnos de que sus sacrificios no hayan sido en vano.
ccasta@redaccion.diario.com.mx

X