Opinion

Ajustan máquina para ir tras el filón de oro

LA COLUMNA
de El Diario

2017-11-04

El PRI chihuahuense ha emprendido su desplazamiento hacia el 2018 bajo la dirección de cuadros nombrados en reuniones convenientemente discretas desarrolladas durante los últimos 15 días. Cada distrito local o federal tiene ahora un jefe representante que bien podría convertirse en el respectivo candidato(a).
Los tricolores están terminando de rearmar una estructura que en el 2016 fue colocada a disposición de múltiples intereses insólitamente contrarios a los intereses del Revolucionario Institucional. El complot, los sabotajes, las conjuras, fueron de gran tamaño.
Así resultaron beneficiadas fuerzas políticas opositoras que incluyen al PAN, a su gobernador Javier Corral; al independiente alcalde, Armando Cabada; y a los nanopartidos que recibieron transferencias de votos regalados para conseguir en el Congreso del Estados diputaciones que cuantitativamente le correspondían al PRI.
De 33 diputaciones que conforman la Legislatura estatal sólo cinco posiciones ocupa el PRI con apenas un par de superiores polemistas en tribuna y mediáticas que han dado la batalla contra la mayoría panista y sus nanoaliados.
El desastre incluyó la pérdida de la gubernatura y las principales presidencias municipales del estado, Parral, Cuauhtémoc, Delicias, Chihuahua, Juárez... El derroche o dilapidación de votos por transferencia o traición la ilustramos con dos ejemplos: en lugar de cinco diputados(as) priistas en el Congreso debiera contar 11, –aun en medio de la catástrofe–. El candidato a la gubernatura, Enrique Serrano, perdió en Juárez por sólo tres mil votos pero su compañero de partido, aspirante a la alcaldía, Héctor “Teto” Murguía, perdió por más de 100 mil sufragios, cifra a la inversa en el municipio de Chihuahua que confirmó la traición y descuadró la siempre dicha intención del duartismo por ganar la gubernatura con dos alcaldes no tricolores pero aliados, el independiente y la panista de Chihuahua. Ni Lucía Chavira ni Murguía fueron candidatos del exgobernador Duarte.
Ese contexto es esencial a efecto de entender los movimientos que viene desarrollando el Revolucionario Institucional entre su militancia y para comprender que hay un nuevo punto de partida entre todas las fuerzas políticas que disputarán espacios de poder en las campañas electorales del año próximo.
Mostraron hace algunas semanas los independientes Alfredo “El Caballo” Lozoya y Armando Cabada algo de entusiasmo por invertir en la búsqueda de un asiento en el Senado. Leyeron bien la realidad del nuevo escenario. Ahorraron la inversión.
Entre los polvos de los lodos 2016 no debe desestimarse que sigue vigente la alianza de Javier Corral con el exgobernador tricolor, José Reyes Baeza. El propósito del acuerdo fue derrotar al duartismo pero traspasó aquella elección y se advierte con claridad que sigue robusta y sana marchando a paso redoblado hacia el 2018.
Entre los miembros de la clase priista hay consciencia que Reyes debe ser el número uno en la fórmula de candidatos al Senado. Ha trabajado para conseguirlo. Desde el 2012 fue dejado fuera a la malagueña de la nominación por César Duarte. Pero su acuerpamiento con el gobernador azul debe ser revisado detenidamente. Es indudable que tendrá un impacto importante sobre todo en el PRI y en el PAN.
El tricolor ya trabaja por Reyes, Corral no hemos visto que haga lo correspondiente por nadie de Acción Nacional, fuera de las intenciones individuales mostradas por los diputados Juan Blanco y Cristina Jiménez. El cómplice político y aviador número en Palacio de Gobierno, Gustavo Madero (por si fuera poco paradójico multimillonario pero con la esposa y el cuñado en puestos públicos de primer nivel con altísimos sueldos pagados del presupuesto público), ha decidido no arriesgarse en una aventura al Senado en campaña electoral por tierra; trabaja hasta con frenetismo una plurinominal. ¿Paso libre a Reyes?

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El miércoles en la discreta encerrona del PRI estatal, encabezada por Omar Bazán, fue decidida la estructura para los nueve distritos electorales federales.
La exdiputada local y exdirigente del PRI municipal en Juarez, Mayra Chávez, quedó a cargo del Distrito Uno. Ella es secretaria de Gestión Social en el PRI estatal. El secretario de Vinculación Empresarial, Gerardo Fierro, responderá por el Distrito Dos. La dirigente estatal de la CROC, Gloria Porras, por el Tres; Demetrio Sotomayor Jr, por el Cuatro; el secretario de Vinculación Ciudadana. Antonio Valdivia, dirigente de la CNOP, por el Quinto con cabecera en Camargo. Rosy Carmona, subsecretaria de Gestión Social, por el Seis. En el Siete quedó Neil Pérez Campos, secretario de Asuntos Jurídicos. Para el Ocho fue designada Rosy Gaytán, dirigente de las mujeres priistas en el estado. Y el Nueve estará a cargo del dirigente estatal de la CNC, Jesús Velázquez.
Todos ellos están comandados en primera línea por el añoso profe Diógenes Bustamante pero encargada del seguimiento y evaluación la secretaria general del PRI estatal, Georgina Zapata.
Esta misma semana serán nombrados los delegados y o representantes del Comité Estatal en lo que han dado en llamar los 15 municipios “prioritarios”; alcaldías grandes, medias y las infaltables serranas que aun en los cataclismos representan las principales bodegas de votos para el Revolucionario Institucional.
La mayoría de todos ellos aparecerán luego como candidatos en sus mismos lugares de operación... o en otros.
Debe destacarse el caso del síndico Aarón Yáñez Limas. No quiso tomar el cuarto distrito porque Acción Nacional no pierde esa demarcación ni con un gobernador como Corral Jurado, así que tiene poco tiempo para pensarla si se suma a esa operación, o el correspondiente a ese mismo territorio pero en distrito local...o bien,  busca la reelección, al fin y al cabo su triunfo lo obtuvo por cerca de 80 mil votos de ventaja. Le ganan los nervios porque está consciente que su victoria fue “atípica”. Lo dicen sus propios correligionarios en tono más que mordaz: no a diario un burro toca la flauta.
Los distritos locales de la región Juárez ya fueron mencionados en este espacio. Por el Distrito Dos la responsable es Georgina Zapata; en el Tres está la diputada Rocío Sáenz, en el Cuatro René Franco, en el Quinto Manuel Alarcón, en el Sexto Sergio Vázquez Jr, en el Séptimo Fernando Motta Allen, en el Octavo Alberto Reyes Rojas, en el Noveno Laura Tapia y Jorge Gutiérrez Casas en el Décimo. Todos los grupos tricolores fronterizos representados en esa lista.

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Las candidaturas al Senado por el PRI, entonces, podemos decir que hasta el momento ya tienen nombre y apellido, Reyes y Georgina, y que sin duda significarán puntos referenciales en el contexto de la campaña electoral 2018. Será tan intensa en Chihuahua la disputa por el Senado como por la Presidencia de la República. Necesariamente caminarán de la mano ambas tareas.
Para completar el cuadro faltan sólo algunas piezas también fundamentales. Ya con la maquinaria dispuesta en los comités municipales, en los distritos locales y federales, al PRI le faltan las alcaldías. Huele a que pondrán todo su empeño en arrebatar la silla a un solitario y ensimismado Armando Cabada porque en Chihuahua sienten compleja la tarea de desbancar a la panista, Maru Campos, porque ella y su equipo han sabido deslindar a Chana de Juana. Toda la operación del edil juarense ha quedado reducida a tertulias de dos, él y el city manager.
El PRI fue arrasado en la capital del estado porque los electores ubicaron perfectamente a la candidata tricolor con el exgobernador Duarte, o mejor dicho, con su partido.
La venganza de los electores chihuahuitas fue contra los excesos, desaires, menosprecios y mal gobierno de Duarte en su municipio. Ahora la misma fórmula duartista la ha repetido y superado sobradamente Corral pero con un adecuado deslinde de la alcaldesa aunque pertenezcan al mismo partido.
En Chihuahua se sabe bien que una cosa es el panismo frívolo e inoperante de Corral que llegó a Palacio de Gobierno a batir récords personales en maratones y otro el de Campos, que por supuesto tiene lo suyo en complicidades con la administración anterior pero lo ha simulado mejor que actuación en ópera.
Juárez ha sido difícil para el proyecto independiente, acaso por la falta de pericia política, quizá por la debilidad en el manejo administrativo o hasta la inhabilidad diplomática. O algo de todo. Ha sido escasamente aprovechada la circunstancia extraordinaria que ayudó en el triunfo, la famosa conflagración interna priista.
Armando Cabada regresará en unas semanas a la campaña electoral en busca de la reelección. Justamente enfrentará condiciones por completo distintas a las del año pasado.
De ahí que el PRI siga al acecho confiado precisamente en ese nuevo escenario, en el desgaste del edil pero buscando su mejor abanderado(a) para la contienda. Está perfilada la diputada federal, Adriana Fuentes, pero también la senadora Lilia Merodio, que en su estrategia para obtener mayor poder en Chihuahua optó por el ring de la pelea contra Emilio Gamboa, Enrique Ochoa, Fernando Moreno, Omar Bazán, Graciela Ortiz, Reyes Baeza y otros líderes partidarios.
Ese ajuste en la frontera, y en los otros municipios “prioritarios”, es parte de lo que resta para mandar imprimir la propaganda y soltar a los activistas hacia el desafío 2018. Las amarras quedarán sueltas por completo con la presentación en sociedad del nominado presidencial.

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