Opinion

Presagio de un parto que se antoja desagradable

LA COLUMNA
de El Diario

2017-10-14

Al expresidente, Carlos Salinas de Gortari, lo persiguen grandes y variadas leyendas negras, incluida una reciente serie televisiva de corte novelero. Ahí es colocado obedeciendo las órdenes de la DEA para entronizar a Amado Carrillo como el patrón de patrones entre los cárteles de la droga mexicana. Nada de su vida real: la ejecución de su hermano Enrique; la cárcel por 10 años de su otro hermano, Raúl; la muerte del cuñado, José Francisco Ruiz Massieu... el pleito con Zedillo.
Hoy su nombre recorre el país para acreditar esa fama no solamente de villano favorito entre la clase política nacional sino de presencia inevitable y permanente por cada suceso trascendental que ocurra en la República.
Es actor central entre los muchos actores del 2018. Su carácter de expresidente, de priista, de padrino de Enrique Peña Nieto, lo colocan en el centro de la polémica. Tenemos ahora la ya trascendida versión de que va con dos candidatos a la Presidencia de la República, el del PRI y eventualmente sólo uno del PAN, el queretano Ricardo Anaya. Este paquete trae incluido a distancia para concretar el publicitado gobierno de coalición, a Manlio Fabio Beltrones.
El popular sonorense ya se hizo presente con la oposición desde iniciado el ahora mal llamado Frente Ciudadano Opositor que sólo contempla al PAN y sus dos liliputienses, el Movimiento Ciudadano (MC) y Revolución Democrática (PRD). No consiguieron la suma del SNTE y su Panal.
Desde sus influyentes cuarteles de guerra estratégicamente distribuidos por todo el país, Manlio Fabio mantiene mirada telescópica y permanece al acecho de los acontecimientos en el interior de su partido. Anhela la candidatura presidencial pero se la obsequiaría sólo un movimiento insólito fuera del control de Peña Nieto. Es el que espera. Ya demostró independencia del presidente: cuando obtuvo la dirigencia nacional tricolor y cuando renunció a ella. Dos golpes audaces.
Estamos de acuerdo con quienes aseguran que Manlio jamás dejaría al Revolucionario Institucional. Tampoco Salinas lo hará; ni lo hizo Osorio Chong el año pasado que perdiera el tricolor siete de 12 gubernaturas. Las alianzas “inconfesables” no requieren de formalismos públicos ni costosos protocolos notariales.
Ambos políticos por nada del mundo se perderían alargar su influencia y su poder en Los Pinos durante el período 2018-2024. El Revolucionario Institucional permanece a la zaga en tercer lugar y no da señales de oxígeno salvo el que recupere en jugadas con los independientes, incluidos Jaime Rodríguez “El Bronco” y Margarita Zavala. Andrés Manuel López Obrador en Los Pinos sería para ellos como Javier Corral para el duartismo en Chihuahua. La opción por Anaya es explicable sólo en ese intrincado escenario con billones de pesos en intereses. Enlace, “El Jefe” Diego. Medio centenar de precandidatos independientes “a la grande” tampoco es casualidad.
En ese contexto resultan también creíbles los cabildeos del equipo de Salinas entre los grandes magnates estadunidenses para facilitar las cosas en México a Anaya. El expresidente es experto en el mundo financiero norteamericano; con él surgió el Tratado de Libre Comercio y se dieron las históricas negociaciones de la deuda pública mexicana con el Fondo Monetario Internacional (FMI). En punto y aparte, también fueron restablecidas las relaciones Iglesia-Estado, así que el puchón puede llegar hasta El Vaticano si circunstancias lo demandan.
En menos de 30 días nos aproximaremos a la decisión de Peña Nieto y a dimensionar el tamaño de los traiciones que vengan según sea el candidato del Revolucionario Institucional y su viabilidad aparejada. ¿Meade?, ¿Osorio?, ¿Narro?, ¿Nuño..?. Han sido medidos ya los cuatro. No figuran con números aceptables.

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Uno de los principales impulsores del Frente Opositor, el gobernador Javier Corral, no parece igual de entusiasmado ahora con ese proyecto como fue a su inicio. Si el PRI enfrenta problemas no tanto de unidad pero sí de preferencia electoral por consecuencia del mal ejercicio de gobierno peñista, el Frente no goza de cabal salud; nació de pedazos y ahí continúa.
El factor Margarita Zavala no es de cantidad pero sí es de calidad. Cuando Anaya salió a intentar retenerla un día antes de la renuncia lo hizo más presionado por actores como Javier Corral que por convicción personal. Al dirigente blanquiazul le importa más la candidatura presidencial que el triunfo por Los Pinos. No quería competencia interna.
Ese fingimiento, esa simulación, esa representación teatral, hacia Margarita, es del conocimiento de toda la clase política nacional e internacional. Ahora los papeles están invertidos para el dirigente blanquiazul. Es objeto de desconfianza particularmente entre el panismo.
Desde Palacio de Gobierno en Chihuahua un personaje otrora cercanísimo de Anaya, examigo, exaliado, paisano, Manuel  E. Ovalle Araiza, advirtió en su momento las intenciones del presidente panista para hacerse de la nominación. Tuvo cerradas herméticamente las puertas a nuevos militantes blanquiazules para controlar la eventual asamblea electiva nacional interna . Aún permanece cerrada la inscripción para nuevos miembros.
Ovalle, junto con otros queretanos y panistas de distintas latitudes del país, arrancaron una campaña “por el bien de México, decídete, firma la petición!” para abrir el proceso de selección de candidato a la Presidencia. Iban en respaldo de Margarita.
Implicó a Ovalle su activismo indiferencias y castigos por parte de su jefe el gobernador Corral. A la renuncia del primer consejero jurídico del mandatario estatal, Daniel Contreras Henry, el anotado para relevo natural era Ovalle y no Maclovio Murillo. Quedó en coordinador de asesores inicialmente, hoy disminuido a redactor de expedientes en la Secretaría General de Gobierno con otro seguidor de Zavala, el secretario general de Gobierno, César Jáuregui Robles.
Pero tenía razón el queretano avecindado en Palacio. Hoy Corral le debe conceder el mérito de la previsión. Pondrá también en duda la capacidad política de Anaya Cortez para ganar la Presidencia de la República; no para obtener la candidatura, esa la tiene prácticamente en la bolsa. Ya se les fue.
¿Al frente “ciudadano” le conviene Anaya como candidato?. Para los dirigentes nacionales del PRD y MC, Alejandra Barrales y Dante Delgado, no hay otra salida. Ya formalizaron su alianza pero la garantía de nómina y algunos negocios futuros es exclusivamente para ellos y los más cercanos de sus correspondientes equipos en la hipótesis de la derrota.
Javier Corral, Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz, Santiago Creel...se han afanado por dar al frente un genuino toque ciudadano, al menos en membretes como el utilizado por el gobernador chihuahuense para ingresar a la nominación por la gubernatura, pero aun antes de iniciar la campaña es el organismo inclusive menos partidista si descontamos el nombre de Margarita y todo lo que representa en las filas de Acción Nacional. Esa situación seguramente ha propiciado que no hayan reaparecido juntos.
Anaya no es un tipo popular. Su personalidad no arrastra multitudes. Su rostro es de niño fresa porfiriano. No es un fenómeno político masivo comercial. Ello lo prueba que impidió con toda su fuerza llegar a una competencia contra Margarita Zavala. Olfateó el aplastamiento. Pero es orador brillante y tan hábil que ha derrotado a Felipe Calderón, a Gustavo Madero y al propio gobernador de Chihuahua. Este debe representar su gran atractivo para personajes como el expresidente Salinas de Gortari, Beltrones u otros.
Corral gustoso pasaría a las filas de El Peje al menos para recuperar algo de su apariencia común original pero hace tiempo no es bien recibido en el cuartel del tabasqueño. No le quedará otra que seguirse de frente con Anaya, al que sin querer queriendo ayudó a empoderar con su cabildeo ante Movimiento Ciudadano y PRD. Su actual silencio en público sólo tiene qué ver con la remota posibilidad de ocupar la candidatura presidencial en lugar del queretano. Se debe dar de golpes en la pared por no escuchar en tiempo a Ovalle y proceder en consecuencia.
Puede Corral tomar otra opción impensable, sustraerse del 2018 y poner la concentración que sistemáticamente ha regateado al cargo para el que fue electo hace casi un año y medio. ¿Ni de broma?.
Estamos frente a circunstancias políticas inéditas, con un toque siniestro adicional aparejado a las campañas electorales particularmente desde el asesinato de Luis Donaldo Colosio: la inseguridad provocada por el crimen organizado y su reclamo de las porciones de poder logradas en estas décadas. Calderón lo enfrentó y perdió, Peña va por el mismo camino (sin enfrentarlo). Los candidatos(as) deberán recibir o ya recibieron a sus emisarios. México en medio de todos, de la delincuencia y de la política a punto del nuevo parto por la Presidencia de la República.

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