Opinion

Fiebre electoral, el 2018 ya llegó

Francisco Ortiz Bello/
Analista

2017-10-07

Ha llegado la época de los informes de gobierno y, con ella, se abre el espacio al análisis, estudio, reflexión y crítica de lo realizado por quienes ostentan algún cargo de gobierno. O de lo no realizado.
Pero también ha sido, esta oleada de informes oficiales de trabajo, particularmente prolífica en señales políticas con claro sentido electoral, o electorero, según sea el enfoque que se aplique.
La razón evidente es que el próximo año hay elecciones estatales y federales, por lo que ya desde este momento es claro el interés de los partidos políticos, de los gobernantes y ahora hasta de los independientes, para buscar las mejores plataformas de posicionamiento y lanzamiento.
Apenas hace unos días en La Columna de este rotativo se hacía la afirmación de que, en lo sucesivo, todos los actos de gobernantes, políticos y liderazgos sociales en general tendrían un claro sentido electoral, y hoy esa afirmación cobra rigurosa actualidad.
Y correspondió al gobernador del estado abrir la “temporada de informes de gobierno”, y la verdad es que, en cuanto a contenidos, el informe de Javier Corral dejó bastante qué desear. En realidad, se trató de un acto o evento meramente de promoción, ellos mismos le llamaron Balance de Gobierno del Primer Año de Gobierno en Chihuahua, ya que por Ley (de las últimas travesuras que hizo César Duarte antes de irse) este primer informe del nuevo gobierno debe entregarse a 18 meses de iniciada la gestión, es decir, allá por marzo del 2018.
Y lo primero que vino a mi mente cuando escuché el término “balance”, fue el de un hombre haciendo equilibrio o malabares sobre un alambre o cable, así como algunos malabaristas lo hacen en los circos. Desde la elección del término enviaron un mal mensaje los asesores de Corral.
Insisto, muy poco qué decir o analizar del contenido de este “balance” del primer año de gobierno de Corral. Se la pasó alabando a sus funcionarios de gabinete, hablando de proyectos que se realizarán (a futuro) como si aún fuera el candidato y estuviera en campaña. El tema más sentido de la sociedad chihuahuense, el de la seguridad y paz públicas se lo pasó prácticamente de noche el primer mandatario estatal, o más bien, lo redujo a su operativo “Justicia para Chihuahua” que no es otra cosa que su revancha personalísima en contra del ex gobernador César Duarte y de sus principales colaboradores u operadores.
En el propio comunicado oficial, enviado por su área de comunicación social, apenas y alcanza a destacar tres temas: los ahorros por el Plan de Austeridad y reordenamiento de las finanzas, avances en materia de equidad de género y la Operación Justicia para Chihuahua y el combate a la corrupción y la impunidad (que ya mencionamos). De obra pública, cero. Nada.
No hubo una sola palabra de Corral sobre los temas que de verdad inquietan y preocupan a los chihuahuenses. No dijo nada sobre la violencia en la sierra y en las principales ciudades del estado. Tampoco informó sobre la manera inexplicable en que devolvió el control de las policías municipales a los municipios del noroeste del estado en Nuevo Casas Grandes, Casas Grandes, Ignacio Zaragoza, Gómez Farías y Temósachi. Tan inexplicable como cuando se los arrebató.
En cambio, y ya dejando de lado el contenido del informe, Corral faltó al respeto gravemente a los juarenses, pese a la promesa que hizo en su toma de protesta de privilegiar a esta frontera desde su gobierno, al no correr invitación formal al presidente municipal Armando Cabada. Un acto claramente discriminatorio y con un sentido electorero completamente.
Cabada es, aunque no le guste a Corral, el presidente constitucional del municipio de Juárez, cargo que obtuvo en las urnas con una amplia ventaja en los votos logrados. Ese triunfo electoral le dio la representación, formal y legal, de todos los juarenses. No es la persona de Armando Cabada, es la institución que representa y a quienes representa. Ni más ni menos que a todos los juarenses. Entonces, a quien faltó al respeto Corral no es a Armando Cabada, sino a los cientos de miles de habitantes de esta frontera que creían tener en Corral, por ser juarense (al menos es lo que él dice), a un poderoso aliado en nuestro favor desde el Gobierno estatal. No es ni ha sido en este primer año de su gobierno.
Es inaceptable que el presidente municipal de la primera ciudad más importante del estado, en todos los rubros, no haya sido formalmente convidado al informe de gobierno del mandatario estatal. De verdad inconcebible desde la óptica del protocolo político y, como ya afirmamos, una gran falta de respeto y consideración a los juarenses.
A diferencia de lo ocurrido en ese acto en Palacio de Gobierno, durante la entrega oficial de su informe al Cabildo de Juárez y en el que, a diferencia de Corral, al menos pudo hablar de algunas obras realizadas (bacheo, cuartos rosas, cuartos independientes, rehabilitación de parques), disminución de índices delictivos y aumento en la estadística de efectividad de la policía municipal, Cabada sí abrió lugar a la crítica de los opositores en el Cabildo, quienes tuvieron el espacio y el tiempo para formular sus posicionamientos con un resultado sorprendente.
Si bien hubo señalamientos duros, sobre todo de los grupos edilicios del PRI y del PAN, los siete representantes edilicios que hablaron en el evento coincidieron en dos puntos básicos: que hay avances importantes en varios temas y que la administración encabezada por Cabada es un gobierno diferente.
Aún falta por ver y examinar el evento público de este informe, que será mañana al mediodía y que, sin duda alguna dejará muchos más mensajes político-electorales para analizar y estudiar.
El otro fenómeno que se dejó sentir la semana que hoy termina, fue el desfile de independientes que solicitaron al INE su registro para participar en el proceso del 2018. Hasta este momento sólo a los cargos de diputados federales, porque es el momento en el que corren los tiempos del proceso electoral federal.
Ha resultado sorprendente ver el inusitado interés por participar mediante esta vía. En el proceso federal anterior de 2015, sólo hubo un candidato independiente que contendió, por cierto, de muy malos recuerdos para los juarenses: Sergio Rivera Figueroa.
Bueno, pues con la sorpresa nada agradable de que este singular personaje, Rivera Figueroa, ha vuelto a solicitar su registro como candidato independiente a una diputación federal, y es cuando uno ya no entiende entre los límites del cinismo, la incoherencia y el descaro.
Y lo digo porque la conducta de Sergio Rivera como candidato independiente hace dos años, fue francamente reprochable. Fueron memorables los escándalos por aparecer ebrio en un video intentado golpear a un hombre en un taller mecánico, o la “francachela” que organizó en una casa del Campestre con bailarinas de table incluidas, y a las que se negó a pagar e incluso golpeó. En fin, son bastantes los “detalles” negativos en la conducta de este sujeto. Pero lo más grave que hizo Rivera, que es mucho más que condenable, fue al concluir el proceso electoral.
En las urnas, ni siquiera obtuvo el número de votos en igual proporción a las firmas de apoyo que alcanzó para lograr el registro, ya que de poco más de 12 mil firmas de apoyo que recabó, solo obtuvo 1 mil 744 votos. Es decir, ni siquiera logró el voto de quienes le dieron su firma de apoyo, quedando muy por debajo de esa cifra.
Ante la avalancha de independientes, diez en la semana pasada más los que se acumulen en los siguientes días, queda claro que es una opción real de la ciudadanía, y que hay mucho interés de participar, pero también para la sociedad es un mensaje que se debe tener mucho cuidado a quiénes se les brinda el apoyo.
No cabe duda de que la fiebre electoral por el 2018 ya llegó, pero viene acompañada también por la fiebre de los independientes ¿Premonición de reelección segura para Cabada y Lozoya? Ya lo veremos, por lo pronto cabalgan juntos.

fcortizb@gmail.com

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