Opinion

La feria sin permiso de Corral

Carlos Murillo/
Abogado

2017-10-07

Es evidente el desprecio del gobernador Javier Corral por Ciudad Juárez. Hace unos días, en su balance de gobierno del primer año, el gobernador se dedicó a echarse confeti y repartir los premios imaginarios a su equipo, la fiesta del nuevo amanecer parecía de una empresa privada entregando el trofeo del vendedor del año o de un grupo de arrepentidos en una terapia grupal donde se felicitaba a los que tenían más meses en abstinencia. Los triunfos pírricos de Corral son en general superfluos frente a las apremiantes necesidades de Chihuahua.
Debo aclarar, que los aplausos del informe, son de empleados acarreados en el evento de Corral, la operación estatal, para movilizar a los incondicionales de la nómina, hace palidecer las prácticas del cacique Napoléon Gómez Urrutia, el legendario líder charro del sindicato de mineros. Fue un show montado al estilo de la vieja escuela.
En el video se puede observar a un público que vive en la misma burbuja, este grupo se ha instalado en un mundo feliz, completamente ajeno a la realidad violenta y sangrienta en la que vivimos el resto de los chihuahuenses. 
En ese contexto, la promesa de Corral de hacerle justicia a Ciudad Juárez se desvaneció junto con las demás promesas de campaña; en el balance, la frontera fue la gran ausente, no solamente porque el representante político de los juarenses, el presidente Armando Cabada, no asistió a la fiesta del mandatario estatal, sino porque además las obras y servicios del gobierno del estado regresaron a centralizarse en las manos de los chihuahuitas, eso todos lo saben y lo gritan a los cuatro vientos, inclusive los mismos corralistas juarenses que ahora son las víctimas del centralismo.
El divorcio del gobierno estatal y el municipio de Juárez es público y descarado, pero esto no es nuevo en Javier Corral, porque el mandatario es un gallo de pelea capaz de darse un tiro hasta con su sombra.
Todos saben que el gobernador es adicto al conflicto, hace unos días se enfrascó en una guerra de tuitazos con la señora Isabel Miranda de Wallace, una activista de la sociedad civil que le hizo notar la ignorancia del mandatario en el tema de seguridad pública donde, sin ningún empacho, Corral dijo que la Federación y los municipios son corresponsables de la violencia, lavándose las manos como Poncio Pilatos en su más importante responsabilidad: la seguridad.
Después, no conforme con enfrentarse a una activista con reconocimiento internacional (y ex candidata del PAN en la CDMX), como lo es la Sra. Miranda de Wallace, acusó al Gobierno municipal de Juárez de no coordinarse con la policía estatal, por lo que el presidente Armando Cabada tuvo que salir a negar esa acusación que no solamente evidencia un problema de articulación entre las fuerzas policiales, sino que es además es una agresión política.
Quienes conocen a Javier Corral, saben que su inteligencia e imaginación las usa para combatir en la tribuna o para inventar frases pegajosas y persuadir a los ingenuos, pero no tiene ni una pizca de talento para la negociación, no es capaz de hacer acuerdos, mucho menos de cumplirlos, en resumen es un ejemplo del antipolítico (si no que le pregunten a Pérez Cuéllar, a Calderón, a Osorio Chong, a Salinas, a Ricardo Anaya, a Jaime García Chávez y la lista es larga, mejor ahí la dejamos).
Y la cuestión del pleito Corral-Cabada no es que se acabe una bonita amistad de más de cuatro décadas, el problema es que los juarenses hemos padecido un año de parálisis en temas relacionados con la seguridad, la infraestructura, el desarrollo social y la educación.
Corral no quiere a Cabada, pero tampoco quiere a Juárez, siendo pragmáticos tampoco tiene porqué querernos si aquí Corral empató en las elecciones, en esa lógica electoral, aquí la diferencia entre Serrano y Corral fueron apenas 3 mil votos y en Chihuahua el margen fue el definitorio, la friolera de 107 mil votos a favor de Corral. Entonces, el desprecio por Juárez es una venganza por los resultados del 2016, es el castigo para los infieles y el premio para los creyentes. Esa es la verdadera Operación Justicia Para Chihuahua, regresarle a los chihuahuitas el poder que tenían los parralenses.
Para muestra un botón, el martes en la comparecencia del fiscal general, César Augusto Peniche, la diputada juarense Isela Torres le preguntó sobre la obligación de Protección Civil, de emitir un dictamen sobre la Feria de Juárez ya que, según la ley, el responsable de los eventos con aforo mayor a 10,000 personas es la Coordinación Estatal de Protección Civil que de depende de la Fiscalía y resulta que el fiscal desconocía este tema.
En Juárez, desde hace algunos años se realiza un evento donde acuden cientos de miles de personas y que por ley requiere la supervisión del estado, la diputada Isela Torres le dijo que es imposible tener un policía para cuidar a cada ciudadano y eso es lógico, pero un evento donde sabemos que existe riesgo y omitir las medidas preventivas de seguridad, eso es negligencia.
Hasta ahora no se ha aclarado si existe o no dictamen de Protección Civil en la feria de Juárez, sin embargo la autoridad estatal no ha aprendido la lección, aún con los casos de negligencia que conocemos, como el Aeroshow en el 2013 donde murieron 9 personas y quedaron decenas de heridos y en Samalayuca en 2015 donde murió una persona y hubo también varios heridos. Por lo tanto, es responsabilidad del Gobierno estatal verificar las medidas de seguridad; el tema es grave, recordemos que hoy domingo se esperan a 120 mil personas en el concierto de Julión Álvarez y no contar con dictamen de Protección Civil estatal es una prueba del desinterés por la seguridad de los juarenses. En caso de un accidente ¿quién será responsable?
Si no hay dictamen de Protección Civil estatal se estaría incurriendo en otro acto ilegal porque el alcalde Armando Cabada declaró que la feria sí tiene permiso de venta de alcohol expedido por la Dirección de Gobernación, pero esa oficina estatal debió verificar antes que existe un dictamen de Protección Civil, a la fecha no sabemos si existe o no. Y por cierto, la feria este año incrementó el número de expendios de bebidas embriagantes, mala señal, porque todos sabemos que es el primer síntoma de la decadencia, porque este evento debería ser eminentemente familiar, pero esto tampoco es de interés del Gobierno del Estado.
Hasta la fecha, Javier Corral no ha aportado nada a la feria, es más ni existe la feria ¡bueno, si no existe Juárez para el gobernador, menos la feria!, ni un peso, ni un policía, mientras que el Municipio tiene 370 policías vigilando, casi el 40 por ciento del total de agentes que deberían cuidar la ciudad por turno están en la feria y el Estado no participa ni en un stand.
Al contrario, el Estado se pone a competir con la feria, porque en estos días comenzará el agonizante Festival Internacional Chihuahua, pero ¡en las mismas fechas de la feria!, sin coordinación del Municipio con el Estado ni en lo más simple, como lo son los eventos culturales, mucho menos habrá acuerdos en seguridad, salud o desarrollo social.
Lamentablemente, Corral no va a cambiar su parecer, es obstinado y soberbio, Juárez vivirá un retroceso los siguientes cuatro años con un pésimo negociador que está obsesionado con el pasado y que no quiere a Juárez, quizá por eso los juarenses reprueban su gestión con una calificación deshonrosa de 4.68, como lo publicó El Diario el miércoles pasado. Y ahora menos nos va a querer.

murillonet@yahoo.com

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