Carlos Irigoyen/
Analista
El hubiera no existe, obras son amores y no buenas razones.
Tiempos de informes, tiempos de reseñas a la vuelta de un año para las administraciones estatal y municipal. De ahí se vendrán los informes de diputados, senadores y cualquier otro cargo público. La pregunta es: ¿Requeriremos de ostentosos informes de la situación? ¿De las omisiones? ¿De los olvidos? ¿De los avances? ¿De verdad tendrán presentes en sus detallados y cilindrados discursos los temas que son de interés comunitario?
Estamos en tiempos de extrema sensibilidad ante temas tan álgidos como la cooperación, la transparencia y el empuje de las nuevas generaciones que han dado un golpe de autoridad al dar atisbos de compromiso y no sólo de involucramiento.
Desde esta tribuna hago un exhorto a que los entes que vayan a rendir un informe de sus actividades compartan la información que tienen en cinco esferas, la pobreza, la disparidad económica, la inseguridad, el desempleo y la corrupción.
Los cinturones de pobreza son cada vez más pronunciados, las condiciones actuales del consumismo y el nivel de vida están provocando heridas más profundas por una hendidura económica que está rompiendo la cohesión social de formas cada vez más insólitas, masacres, asesinatos, rompimientos familiares, abandono de la estructura familiar básica para pasar a una estructura ineficaz ante los retos que demandan las nuevas generaciones, cismas provocados por prácticas corruptas en la academia, las empresas, el gobierno y desde la entraña familiar.
Ante esos escenarios: ¿Se informará la realidad que es tan importante reconocer aun con sus retos o se informará lo que quieren que la sociedad sepa? La eterna pelea entre lo que es y lo que debiera ser. Hay mucho trabajo por hacer en nuestra ciudad; si se requiere de una participación cívica es vital poder compartir los datos con la sociedad, si se requiere de mantener una apariencia sigamos caminando como hasta ahorita donde hay muchos rubros en los que se deja al libre albedrío del ciudadano el entendimiento de las acciones llevadas a cabo por los entes gubernamentales, es por eso por lo que pregunto: ¿Qué van a informar?
Y nosotros como ciudadanos: ¿Qué estamos dispuestos a recibir de información? Porque los informes no deben de ser al deseo de quien está en las sillas del poder; deberían de ser confeccionados de acuerdo con lo que la ciudadanía percibe como sus necesidades.
Y por supuesto no esperamos que nos digan solamente el pasado, queremos saber cómo están integrando el presente para poder accionar ante un futuro que tiene matices tornasoles; pareciera que están más preocupados por el futuro del 2018 que por lo que la ciudadanía está reclamando a todas luces, condiciones de vida que le permitan desarrollarse personal y profesionalmente. Si seguimos en el sueño de los justos cualquier comunicado es bueno, hasta pueden ahorrarse un buen dinero porque no tendrían que llevar a cabo la manifestación mediática de reunir a una gran cantidad de gente con el gasto que conlleva; saldría más barato y congruente con los tiempos de austeridad cumplir con las reglas establecidas de llevar a las instancias jurídicas los informes y luego aprovechando las redes sociales o bien el desarrollo de pequeños foros en las colonias pertinentes hacer una breve presentación de cuentas y la planeación de este nuevo año de gobierno. Y es que esa es otra pregunta, en el proceso de planeación de las autoridades: ¿Cuáles son las metas que se fijan para los siguientes meses de la administración pública? Sin duda que es una pregunta con demasiado “chanfle” dirían los futbolistas y es que estamos ante el maremágnum que implicará para el desarrollo social, político, económico el escenario de elecciones.
Es por eso por lo que antes de nada y después de todo: ¿Qué quieren comunicar, qué hicieron y qué harán? Sería sumamente útil llevar a cabo una función equiparable a la que hacen los departamentos de calidad en las empresas para saber qué sí está funcionando y qué no, hacer los ajustes pertinentes y con todos los recursos ir tras los objetivos propuestos, sin planeación estratégica no pueden darse los avances, mucho menos soñar que tendremos mejores condiciones de vida.
En Juárez los números no mienten ni venden humo, un índice de prosperidad que es moderadamente débil, trabajar en la accesibilidad a redes de transporte, lugares de entretenimiento, trabajo, atractivas áreas de recreación, la participación electoral, la sustentabilidad del lugar, el monitoreo y evaluación del gasto público local, así como la expansión urbana. El mismo índice de resiliencia que nos marca el clima extremo, la pobreza, el desempleo. El sistema de indicadores Así Estamos Juárez que señala algunas cuestiones en la que es necesario enfocar como la violencia, la inseguridad, la infraestructura, la corrupción, el movimiento del narcotráfico y sus efectos en la vida fronteriza, ojalá y de verdad nos den un informe para seguir creyendo en que podemos salir adelante. Ciudad Juárez lo merece y lo necesita.
cirigoyen@itesm.mx