Opinion

La solidaridad ante la tragedia

Samuel F. Velarde/
Académico

2017-10-02

Los trágicos acontecimientos que sacudieron no solamente la tierra sino los sentimientos más profundos de millones de mexicanos,  dio como resultado un ejemplo de la solidaridad entre nosotros, un gesto de cohesión social que de repente se nos difumina, pero que ante la tragedia vuelve a renacer como un rayo de esperanza ante el agobio de los que sufren adversidades.
Siempre nos hemos catalogado como un pueblo resignado que aguanta las miserias estructurales y los descalabros morales de nuestro sistema, pero también a los políticos corruptos que nacen como una peste bubónica en las entrañas del poder político, ese tumor social que nos ha desvencijado nuestra moral y nuestra dignidad ciudadana. Tal vez eso nos ha llevado a perder la dignidad política y soportar con cierto cinismo nuestra desventura ciudadana y a los corifeos del poder.
La apatía ante los acontecimientos políticos, ha sido un síntoma de nuestra sociedad desde hace algún tiempo, abonada por el miedo a la violencia que no para. Interesados más en los juegos de futbol donde cada quien teoriza sobre goles, jugadas y pateadores de pelota famosos pero hasta ahí.
Sin embargo, los temblores que afectaron a miles de conciudadanos nos unió al menos alrededor de una pena, realmente nos conmovimos de cómo los mexicanos se movilizaron organizando centros de acopio, de alimentos, medicinas, agua y otras cosas que los afectados necesitaban con urgencia. Aquí en Ciudad Juárez la gente se mostró solidaria, detonando sentimientos de toda índole, haciendo ver sus valores de solidaridad, humanismo, valor, responsabilidad, es decir, la tragedia nos hizo practicar valores y eso fue importante.
Me tocó observar un centro de acopio donde cada veinte segundos llegaban personas con aportaciones, en varias escuelas los estudiantes se organizaron, en fin un caudal de ayuda. Pero las preguntas eran, ¿llegarían a su destino? ¿No habrá malos mexicanos que se aprovechen de la situación? ¿Qué tanto de lo recaudado con esfuerzo e inversión de tiempo se distribuiría bien?, una serie de preguntas que se hacen ante la realidad de que en este país, hay gente que también aprovecha la tragedia de manera mezquina y oportunista.
Han pasado días desde aquel 19 de septiembre, los necesitados continúan pidiendo ayuda, pero ya no a la sociedad que ha respondido bien, sino de las autoridades que se atoran con su burocracia, con sus ´´sin planes´´ o políticas erradas, con sus discursos que inquietan más que solucionar el problema. Una cosa es cierta, los temblores dejaron una gran lección, los mexicanos no solamente se pueden organizar y responder bien ante la tragedia, sino también cuestionar duramente al poder político, a la sinrazón de los que viven de la política a sabiendas de que su pueblo está desprotegido. El cuestionamiento demoledor a los partidos políticos surte un efecto interesante y ahí están los resultados.
La tragedia nos hizo ver que el concepto de ciudadanía es algo que significa ante todo participación, es necesaria para lograr cohesión, pero también para pensar en cambios más trascendentales, de transformación, para bien de los millones de ciudadanos honestos de este país.

samuelfvelarde@gmail.com

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