Opinion

El dolor nos ha unido

Miriam A. Ornelas Ch./
Analista

2017-09-22

Los múltiples terremotos sucedidos hace unos días en los estados de Oaxaca, Chiapas, Puebla, Morelos y finalmente en la ciudad de México han ocasionado al pueblo mexicano y a la comunidad internacional una gran consternación por las escenas de dolor y sufrimiento que ocasionaron a un buen segmento del pueblo. De hecho en nuestra ciudad muchos tenemos familiares y amigos en la ciudad de México. La preocupación por su integridad física fue muy grande. Las líneas se saturaron y la comunicación en los primeros momentos fue difícil.
Sin embargo, esta tragedia ha sacado a la luz las mejores muestras de solidaridad y caridad cristiana de nuestro pueblo. Encabezados por los medios de comunicación, entre los que destaca El Diario de Juárez y el Canal 44, la ciudadanía se ha volcado en una jornada de acopio ciudadano de ayuda a nuestros hermanos en adversidad de tal manera que ha quedado demostrado que “la desgracia descubre al alma luces que la prosperidad no llega a percibir.” Cuando acontece una tragedia, cualquiera que sea la dimensión de ella, las familias y las comunidades suelen aglutinarse con pruebas fraternales de apoyo que muchas veces jamás se puede uno imaginar.
En esta frontera, la organización de las brigadas de ayuda a los damnificados fueron dirigidas primeramente por  El Diario de Juárez, Canal 44 y todos los demás factores sociales de nuestra comunidad que han organizado y dado cauce a la buena voluntad de todos los fronterizos estableciendo centros de acopio a los que toda la comunidad ha acudido a realizar sus aportaciones. Desde las más modestas llevadas en humildes bolsitas de mandado, hasta las grandes aportaciones de las empresas más solidarias de nuestra sociedad. Todos se han unido como un solo hombre en auxilio de nuestros hermanos en infortunio.
Desde nuestra hermana ciudad de El Paso Texas también ha fluido la ayuda. Para esos efectos las autoridades de la aduana fronteriza han concedido un permiso especial que está franqueando todas las aportaciones internacionales que les llevan a nuestros hermanos en desgracia. Esa amigable ciudad está rebosada de gente con alto sentido humanitario y conmiseración para los desvalidos pues siempre han ayudado a la gente pobre de Juárez y ahora con la catástrofe su buena naturaleza se ha demostrado una vez más.
Pero de acuerdo a las escenas trasmitidas por las televisoras la tarea de rescatar a esos seres humanos que fueron sepultados por los escombros y bajo de los cuales muchos aún se encuentran con vida y esperanza, ha estado a cargo de miles de ciudadanos voluntarios, que con sus propias manos están levantando uno a uno los escombros para salvar esas vidas afectadas por la catástrofe telúrica.
La suma de fallecimientos puede superar sobradamente las trescientas fatalidades y parece no detenerse la contabilidad, pero la solidaridad de los mexicanos ha puesto de manifiesto la grandeza espiritual de un pueblo que no se rinde ante la tragedia y que tiene la fortaleza de espíritu para superar estas adversidades. Sorprende la habilidad de muchos de los rescatistas para encontrar a seres humanos dentro de esas montañas de escombros a que fueron reducidos muchos edificios de las ciudades afectadas por el temblor. La utilidad de los canes entrenados ha sobresalido por la agudeza de sus sentidos que ha permitido realizar exitosos rescates.
Todos reconocemos la riqueza de la bondad del pueblo mexicano y especialmente el de Ciudad Juárez y El Paso Texas y todos agradecemos a la comunidad sus demostraciones de conmiseración para con nuestros hermanos que ahora han sufrido la desgracia, pero esta fuerza de espíritu va a ser el pivote que nos permitirá emerger del terremoto más unidos y más fortalecidos que nunca, mirando con resignación las pérdidas y respetando la magnífica disposición y valentía del pueblo que ha demostrado ser más grande que todos sus problemas. ¡Dios bendiga a México!

anelornelas@hotmail.com

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