Opinion

Resilientes al grito de guerra

Carlos Irigoyen/
Analista

2017-09-21

Martes 19 de septiembre del 2017, 32 años después de aquella mañana de 1985 cuando decían que estaba temblando ligeramente en la Ciudad de México, ¡achis!, como fue la expresión de Lourdes Guerrero antes de salir del aire.
La siguiente vez que se presentaría sería para relatar la potencia de un sismo de 8.1 grados que redujo a nada muchos edificios, que desmoralizó familias enteras pero que al igual que tuvo esos efectos, nos enseñó que debíamos prepararnos de manera ardua en el tema de la protección civil, nos enseñó a pensar diferente ante situaciones tan aterradoras, nos enseñó a ser resilientes con todas sus letras, el corazón que llora con la frente en alto, nos enseñó solidaridad, nos mostro que al lado de otra persona se pueden hacer maravillas y destruyo el mito de que el mexicano no sabe trabajar en equipo, que es individualista y que con eso se conforma. La solidaridad del 85 fue brutal y apabullante, fue decirle al mundo entero cómo se enfrenta una desgracia de este tipo.
Lo que son las cosas, 32 años después y tan sólo a casi dos semanas del temblor de Chiapas, la madre naturaleza descargo energía en forma trepidatoria a las 12 con 14 minutos tiempo de Juárez, un remezón de 7.1 grados Richter, y desde el primer momento se sabía que esta ocasión no había benevolencia de la naturaleza, que era momento de comenzar de forma inmediata un recuento de los daños y casi en automático apareció la solidaridad  en forma de comida, de palas, picos pero sobre todo de compañía, de ánimo, de empuje; la imagen de un adulto mayor cargando la despensa, la de una persona de bajos recursos con dos bolsas de alimento, la unión de los equipos profesionales que hicieron colecta, los que se dedicaron a hacer comida para quienes ya estaban poniendo en marcha la búsqueda de las víctimas, ante el escenario dantesco, la solidaridad le dio de  comer a la resiliencia y de ahí se formó de nueva cuenta la esperanza.
Ese es nuestro México, de todas latitudes la ayuda y el compañerismo, lo mismo daba si eras de Chihuahua, de Monterrey, de León, de Veracruz, la ayuda fluyó al fin todos somos México. No eran los colores ni los estados era la Patria, esa misma que en su himno dice en cada hijo un soldado te dio.
Mi profunda solidaridad con aquellos que el día de hoy ya no comparten con algún ser querido, impactante ver el amor de una hermana gritar a un edificio que tenia a su hermano, que lo iban a esperar y que allí afuera, ellos estaban bien, que lo amaban y que lo querían ver de nuevo.
Inolvidable, el esfuerzo de todos los voluntarios con las vallas humanas y el grupo de los topos, el buscar incansablemente a cualquier victima para ofrecer consuelo y rescatar de las ruinas a las personas.
Conmovedor, los animales que participan en el rescate de seres humanos, no podemos mas que decir que en verdad el perro es el mejor amigo del hombre. Emocionante ver por medios masivos las señales de vida, de amor, de entereza al encontrar una victima debajo de tanta destrucción. Muy impactante el rescate de niños, la angustia de los padres al no tener noticias de los niños, al recibirlos en sus brazos, al reunirse las familias,
Las crisis significan oportunidades y haber salido de una de este tipo debe traer beneficios como la integración de las familias, la mejora de sistemas de protección civil, las formas de organización ante la tragedia, la forma de satisfacer la necesidad tan humana de ser solidarios y amorosos con el prójimo, aunque el vandalismo y muchos políticos no compartan esa visión.
En verdad que fueron el prietito en el arroz, asaltos en medio de la desgracia, del dolor. La rapiña, el aprovecharse de la ayuda que fluyó, la insensibilidad de los memes, las declaraciones de dementes que aseguraban que el temblor les debería dar tristeza pero que al final no, vaya eso ni siquiera lo vimos con Maduro o Trump que por esta ocasión ambos gobernantes sacaron sus mejores galas intelectuales y emocionales para ofrecer apoyo. Y los políticos, algunos no entendieron la magnitud de la tragedia y creen que con campañas que ya nadie cree, se pueden hacer de votos, la sociedad está cansada de tanta simulación y pide a gritos la reconstrucción de nuestro país, la parafernalia, el oropel y la simulación pueden venir después.
Bendito Juárez que se ha volcado ante la tragedia a cooperar para sacar adelante nuestra nación como buenos mexicanos que somos, a seguir cooperando, hay mucha historia por escribir, México creo en ti.

cirigoyen@itesm.mx

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