Opinion

México de pie

Fernando A. Herrera M./
Analista

2017-09-21

El día 19 de septiembre, hace 32 años, tuvo lugar un tremendo sismo que destruyó prácticamente la Ciudad de México, cobrando muchas vidas, miles de ellas, con un gran desconcierto al momento de iniciar las labores de rescate, también una tardía salida del presidente de aquel entonces, Miguel de la Madrid Hurtado. Irónicamente, el mismo día 19, ocurre otro sismo trágico, con pérdida de vidas adultas y de quienes empezaban a vivir, en escuelas que se derrumbaron, al igual que otros muchos edificios.
La diferencia es que ahora el presidente salió rápido, encabezó la tarea de auxilio, pero, lo más importante, fue que la gente salió de manera espontánea a ayudar de manera increíblemente organizada. Los medios de comunicación con una excelente cobertura que puso en vilo y a flor de piel los sentimientos de toda la nación. Todos, de una forma u otra, tuvimos pérdidas, unos muy dolorosa, otros sólo de pérdidas materiales, sea de familiares, amigos o conocidos que sufrieron con este fenómeno, tan repetido en nuestro país.
Recordemos que apenas habían pasado unas dos semanas del sismo que estremeció a Oaxaca, Chiapas y Tabasco con muchas pérdidas de vidas y bienes materiales, con labores de ayuda que apenas se encauzaban y sobrevino este nuevo sismo que nos obliga a redoblar esfuerzos, a unirnos y a cooperar, como cada quien pueda, para ayudar a salir de la problemática en que están viviendo las familias que perdieron familia y/o bienes.
Son momentos en los que debemos, por fuerza de orgullo de pertenencia, y solidaridad de hermanos, echarnos la mano todos, unos, allá metidos como topos rescatando a la gente que se puede, otros a los cadáveres de quienes perdieron la vida, y, nosotros desde acá enviando lo que podamos, o depositando o que tengamos disponible para ayudar a nuestros compatriotas que sufren horas de angustia desde hace dos largos, larguísimos días.
El ejército, la Marina, las dependencias de los tres órdenes de gobierno unieron esfuerzos para ayudar a todos, sin dejar de continuar la ayuda a quienes tuvieron el sismo dos semanas atrás; hablamos de que prácticamente en centro y sur del país, más cargado al oeste, está con necesidades apremiantes de ayuda de todo tipo. La tarea no es sólo de los diferentes órdenes de gobierno, lo que corresponde es que todos, absolutamente todos los mexicanos nos demos cuenta de que es la hora en que debemos demostrar que entendemos bien que es lo que involucra ser parte de una nación. Ahora, los que sufren nos necesitan, ahora es el momento de la verdad, como diría el filósofo alemán: Karl Albrecht, es la prueba directa, clara, de que estamos, de verdad, comprometidos con este país, dejando, por un tiempo, de lado, los enojos contra autoridades que no han cumplido promesas, que no han hecho bien su trabajo; todo, hay que dejarlo de lado, porque es tiempo de que mostremos a México unido, solidario y hermanado para salir de esta enorme tragedia.
Ya vendrán tiempos de pasar facturas políticas, por lo pronto, ayudemos, apoyemos, depositemos, llevemos las cosas a la Cruz Roja, hagamos nuestro mejor esfuerzo. Dejemos de lado la discusión de si deben o no aportar porcentaje los partidos políticos para ayudar en el desastre, dejemos de lado las culpas, entremos de lleno en la responsabilidad de sacar a nuestro connacionales del enorme problema en que están viviendo, sea en Oaxaca, Tabasco, Chiapas, Puebla, Morelos, Estado de México, la Ciudad de México y vaya usted a saber qué tantos otros lugares están necesitándonos, como para perder nuestro tiempo en las eternas discusiones estériles sobre si el sistema de partidos y los gobernantes que tenemos han hecho la tarea o no. Ya dejémoslos de lado, hagamos lo que nos toca, solos podemos, cada quien lo que esté a su alcance, pero todos. Saldremos adelante, con ellos, sin ellos y a pesar de ellos.

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