Opinion

La capital del mundo

Cecilia Ester Castañeda/
Escritora

2017-09-13

A mí Parral me sabe a infancia. De aquellas primeras vacaciones en casa de mis abuelos recuerdo las calles empinadas, el pito de la mina, los piñones, los carritos de birria, las rayadas… la emoción del misterioso mundo de construcciones antiguas donde siempre descubría algo nuevo. No me extrañaba que los parralenses se sintieran tan orgullosos de su tierra dondequiera que fueran.
A jugar beisbol, por ejemplo. Cuando los Mineros se ponen el uniforme del llamado rey de los deportes personifican un arraigo con una larga historia del cual podemos aprender mucho los juarenses, dentro y fuera del diamante.
En tiempos de la colonia el rey Felipe IV nombró a Parral “la capital del mundo de la plata”. Junto con Santa Bárbara —la primera población de la Nueva España que se fundó, en 1567, en el posterior estado de Chihuahua—, gracias a la minería la ciudad se convirtió en polo de desarrollo. Para cuando se desató la Revolución, era el principal centro económico estatal. “Parral me gusta hasta pa’ morirme”, cuentan que decía Pancho Villa. Y el destino se lo concedió.
Doroteo Arango no fue el único atraído por la pujanza de la región. En Parral nacieron hijos de muchos inmigrantes. Se pueden mencionar, entre otros, a la madre de Carlos Slim, de origen libanés, y al abuelo de Eric Garcetti, el actual alcalde de Los Ángeles, cuyo padre era italiano. 
Con el Siglo XX el grueso de la actividad chihuahuense urbana se trasladó a la frontera norte y Parral se fue convirtiendo en expulsor de talentos conforme se agotaba su veta minera. De dicha ciudad son oriundos el fundador del PAN, Manuel Gómez Morín, y el secretario de Hacienda (1958-70) y presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (1971-88) Antonio Ortiz Mena. En generaciones más recientes se puede hablar sobre figuras que van desde el escritor Carlos Montemayor y la actriz Consuelo Duval hasta la judoka Vanessa Zambotti y el imitador Gilberto Gless.
Pero en lugares como Ciudad Juárez resulta obvio que la membresía de las colonias parralenses es numerosa. Y eso ocurre, por lo menos, en varias ciudades de México y Estados Unidos. El cariño por su tierra natal situada entre cerros se nota en las pláticas, en la cantidad de publicaciones, hasta en los chistes.
En Parral, ese arraigo se advierte también en las celebraciones por el aniversario de su fundación o en el impulso relativamente reciente al turismo basado en la historia local. El parralense promedio se siente orgulloso de sus raíces, sabe que su ciudad ha sido cuna de personajes relevantes y protagonista de momentos históricos. Esa certidumbre, creo yo, le brinda una cierta confianza en momentos de prueba.
Por ello no me sorprendí el año pasado cuando Misael Rodríguez, un boxeador nacido en Parral, dio a México la primera medalla de nuestro país en las Olimpiadas de Río. Probablemente para él, como para mi mamá, su ciudad natal sigue siendo “la capital del mundo”, así, sin plata. Con esa dignidad y orgullo él se dispuso a representarla.
No sé si los jugadores del equipo que el domingo venció —otra vez— a los Indios de Juárez en el Campeonato Estatal de Beisbol de Primera Fuerza llevaran esa actitud al imponerse 4-1 en la serie. “Se hacen chicos con Parral”, me dijo un desilusionado aficionado de la tribu, asegurando que los juarenses habían estado jugando muy bien y cometieron errores infantiles en los partidos finales.
Yo me pregunto cómo actuarían los representativos locales si conocieran mejor la historia de “remontadas” de Ciudad Juárez, si pudieran mencionar a cinco paisanos notables a nivel nacional o internacional o si estuvieran más conscientes sobre la grandeza de esta polvosa frontera de atardeceres espectaculares. Me parece que ese tipo de datos —inútiles para muchos— facilitan el estado anímico y mental necesario para afrontar retos colectivos.
Y hoy que la inseguridad vuelve a amenazar a nuestro estado, a los chihuahuenses nos conviene recurrir al mayor número de herramientas posibles para afrontar los desafíos con serenidad, inteligencia y optimismo.
Parral además debe reinventar su economía. Por nuestra parte, en Ciudad Juárez tal vez nos sirva recordar cuál es hoy el polo de desarrollo.

ceccastaneda@hotmail.com

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