Opinion

¿Por quién votan los estados que crecen?

Pascal Beltrán del Río/
Analista

2017-09-05

Los datos que recientemente divulgaron el Inegi y el Coneval dieron cuenta de la formación de dos Méxicos: uno que avanza y otro que se rezaga.
Éste, obviamente, no es un fenómeno reciente. Viene cocinándose de tiempo atrás.
Hay estados que han hecho la tarea económica –a medias, en muchos de los casos– y ya están cosechando los frutos: cada vez, mayor ingreso promedio por habitante y cada vez, menos pobreza.
Los otros –y esto es algo que nadie puede celebrar– se mantienen anclados en la dependencia de las transferencias federales y los subsidios.
La semana pasada le comenté que 15 estados aparecen por encima del promedio nacional de percepciones por hogar, según la última entrega de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares 2016, la primera vez que este instrumento informativo del Inegi descompone los datos por entidad federativa. Obviamente, los otros 17 están por debajo del promedio.
Los primeros 15 lugares de la lista son Nuevo León, Ciudad de México, Sonora, Baja California, Guanajuato, Querétaro, Baja California Sur, Jalisco, Quintana Roo, Aguascalientes, Sinaloa, Chihuahua, Tamaulipas, Colima y Coahuila.
En la elección presidencial de 2012, los estados del México más desarrollado tenían un listado nominal conjunto de poco más 36.5 millones, equivalente a 45% del total nacional.
En esas entidades, votaron aquella vez casi 22.5 millones de ciudadanos, lo que arrojó una participación cercana al 61.5%.
En esos 15 estados, la candidata presidencial panista Josefina Vázquez Mota obtuvo seis millones 746 mil sufragios, equivalentes a 53% de su votación a nivel nacional; el priista Enrique Peña Nieto logró ocho millones 165 mil (42.6%) y el entonces perredista Andrés Manuel López Obrador, seis millones 481 mil (41%).
Es decir, para Vázquez Mota el voto de los estados más desarrollados del país tuvo un peso mayor en su total que para Peña Nieto (10 puntos menos) y para López Obrador (12 puntos menos).
En los 17 estados menos desarrollados votaron en 2012 poco más de 27.5 millones de ciudadanos (55% del total de sufragios a nivel nacional). El listado nominal conjunto de esas entidades era de 43 millones de personas (55% del total).
Es decir, en el norte y el sur del país los electores participaron en proporciones semejantes. Sin embargo, en la pasada elección presidencial los porcentajes que obtuvieron en cada región los tres principales candidatos presidenciales variaron.
En el México menos desarrollado, Vázquez Mota se llevó 47% de su propia votación, mientras que Peña Nieto logró 57.4% y López Obrador, 59 por ciento.
Como porcentaje total de los votos por región, Peña Nieto ganó la mayoría en los 15 estados con mayor desarrollo con 36.3% de los sufragios emitidos, seguido por Vázquez Mota con 30% y López Obrador con 28.8 por ciento.
Entre los 15 estados más desarrollados –de los cuales todos hacen frontera con alguna otra entidad del grupo, salvo la Ciudad de México y Quintana Roo–, hay ocho que están entre los diez que desde 2000 siempre ha ganado el candidato que finalmente ha resultado triunfador en la elección.
Esos diez estados son Aguascalientes, Baja California, Coahuila, Colima, Chihuahua, Jalisco, Querétaro, San Luis Potosí, Sonora y Yucatán.
Como digo, ocho de ellos están en la región de mayor desarrollo del país. Algo tiene demográficamente esa zona que pesa de forma determinante en la definición de la elección presidencial.
Hace cinco años, López Obrador se quedó casi 1.7 millones de votos detrás de Peña Nieto en dicha zona del país. La lógica indicaría que si quiere ganar la Presidencia en 2018, su discurso tendrá que reflejar más las expectativas de ese grupo de mexicanos.
En todo caso, resulta razonable decir que el candidato que lo haga estará más cerca de Los Pinos.

BUSCAPIÉS
Política de estufa. Igual que los equipos de futbol, los partidos políticos en México también tienen su draft. Justo antes de que empiece la temporada electoral, realizan y dan a conocer sus fichajes. Morena se hace de los servicios de René Bejarano, campeón de la liga; Ricardo Monreal está transferible y coquetea con varios partidos; a Ernesto Cordero lo amenazan con rescindirle el contrato por indisciplina, y el PRI desconfía de la cantera y echa ojos al líbero José Antonio Meade.

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