Opinion

TLC y salarios

Sixto Duarte/
Analista

2017-09-04

Recuerdo cuando, a finales de 2013, el Congreso de la Unión estaba a punto de aprobar la reforma fiscal. Ciudadanos y empresas pusieron el grito en el cielo con ese tema. Era algo natural, a nadie nos gusta pagar más impuestos. También recuerdo que uno de los sectores más activos en oponerse a la homologación del IVA fue la industria maquiladora. Curiosamente, si algún sector cuenta con privilegios en el rubro del IVA es la industria de la manufactura. El temor era que, en caso de limitar privilegios o hacerlos pagar dicho gravamen, se volverían “menos competitivos” frente a países manufactureros. Al sector no le bastaba la cercanía geográfica con el mayor mercado del mundo, que es Estados Unidos. Tampoco les bastaba contar con mano de obra calificada, como la que tenemos en el país. No era suficiente la laxitud de las leyes ambientales que son tolerantes con la industria. Tampoco les convencía el hecho de que los salarios en México, por disposición oficial, son casi de miseria. Para el inversionista, era importante garantizarle que no le iban a subir ni un peso en los impuestos que fuera a pagar, pues lo haría “menos competitivo” en el mundo.
Menciono este tema porque, lo que por años ha sido un atractivo para la inversión extranjera en México, se ha convertido ahora, a partir de la renegociación del TLC, en una desventaja. El diario español “El País”, publicó el día de ayer un artículo de Ignacio Fariza, en donde señala que la brecha salarial entre México y sus vecinos del norte ha traído como consecuencia, que en las rondas de renegociación del tratado, surja el tema laboral. Estados Unidos y Canadá, obviamente ven el tema salarial como una desventaja para ellos, pues en gran medida ciertas inversiones fluyen hacia los lugares en donde se pagan salarios más bajos. En el mencionado artículo, se habla de términos como brecha salarial y dumping social, debido a las diferencias. Irónicamente, quien está pidiendo mejora de condiciones laborales para los trabajadores mexicanos son las delegaciones estadounidense y canadiense.
México se ofrece al mundo como un destino de inversión “competitivo”, porque dentro de nuestras ‘ventajas’ se encuentran los bajos salarios que tenemos. Le ofrecemos al inversionista reducir costos, y maximizar sus ganancias a cambio de que pague salarios ridículos a los trabajadores. ¿Quién sale ganando al final?
No veo a países como Reino Unido, Suiza o Francia reduciendo los salarios para “ser más competitivos” en el mercado global. Hay que velar por el bien del inversionista, pero antes hay que velar por el bien de los ciudadanos. No es ésta una postura comunista. Sería profundamente irresponsable. Pero igualmente irresponsable es tener una realidad económica donde el trabajador no gana lo suficiente para mantenerse. Europa Occidental ha demostrado a través de los años que el verdadero primer mundo se encuentra en reducir la brecha entre ricos y pobres. Los países de Europa Occidental distan mucho de ser países comunistas.
Recuerdo haber visto hace unos meses al político español Pablo Iglesias, líder del partido político Podemos, expresarse en una entrevista en el sentido de que era mentira que menor regulación, impuestos y bajos salarios eran lo idóneo para atraer la inversión. De ser así, decía, África sería el paraíso de la inversión. La inversión se dirige regularmente a donde se encuentran mercados que tengan suficientes recursos para adquirir los productos. La forma de que el mercado sea sólido, y pueda adquirir productos es precisamente a través de mejores salarios, fortaleciendo la clase trabajadora.
Entiendo perfectamente que los salarios no se incrementan por decreto oficial. Sin embargo, los países pueden ir generando condiciones para el efecto de que los salarios se incrementen sin desalentar la inversión. Pocas cosas pueden ser tan mezquinas como promover a México como destino de inversión por los salarios que aquí se pagan. Esperemos que se retome nuevamente el debate del salario mínimo en México.

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