Samuel F. Velarde/
Académico
Me llamó la atención una nota que apareció en El Diario de Juárez el día domingo tres de septiembre. Se comenta ahí acerca de una serie de situaciones que sufren las mujeres del suroriente de la ciudad, una zona con carencias sociales y urbanas.
En la nota se dice que sufren de desintegración familiar, depresión, estrés laboral y baja autoestima, entre otros problemas. La organización Consultando Corazones, presenta este diagnóstico negativo de las condiciones de la mujer en esa parte de la ciudad. Es claro que esa fenomenología no es únicamente de esa zona, sin embargo parece ser, ahí el problema es sistemático.
Esto es preocupante, sin embargo es el otro lado de la moneda de lo que es esta comunidad, donde por lo general se presenta como una ciudad de oportunidades, de empleo, diversión, innovación comercial, de emprendedurismo, que por supuesto no es para todos.
Nuestra ciudad es un conglomerado urbano lleno de carencias materiales y sociales, que repercuten en la calidad de vida de sus habitantes, con altos índices de pobreza, que si bien se desprende de la cuestión estructural de un país con la mitad de su población en esa condición, también habría que revisar qué tanto aquí al menos, se combate este fenómeno lacerante y vergonzoso.
Entonces bajo las circunstancias de pobreza, ignorancia, adicción a las drogas, estrés laboral y descuido de la familia, aunado a un deterioro de los valores humanos, se originan toda una serie de conductas que deterioran la autoestima de la mujer y su posibilidad de crecimiento como seres humanos. Las consecuencias, pues ahí está la nota mencionada, por no hablar de actos más patéticos que viven aquí las personas del sexo femenino.
Es un hecho que Juárez requiere de políticas públicas dirigidas hacia esa población, no solamente que se hable de los derechos y ayuda a la desprotegida en términos del discurso, sino que en la práctica se vean acciones encaminadas a otorgarles mejores condiciones de vida y donde se les garantice un mejor futuro. Las acciones filantrópicas son importantes, pero siempre y cuando vayan acompañadas por el compromiso de la autoridad en sus tres niveles de gobierno.
Curiosamente mientras en ciertos sectores sociales las mujeres sufren de penalidades económicas y de falta de oportunidades, en niveles sociales donde incluso poseen una formación universitaria, se tiene otro tipo de problemáticas, desde aquellas donde no se les reconoce su trabajo como madres de familia, hasta cuando se sienten frustradas al no poder desempeñar su actividad profesional, por estar al cuidado de los hijos.
Sería pertinente que las mujeres independientemente de su situación económica social y cultural, tuvieran la posibilidad de organizarse (sin prejuicios sociales) y continuar en su lucha como personas, buscando espacios más dignos y de desarrollo humano, solamente de esta manera se podrán evitar problemáticas que a estas alturas de nuestro tiempo, la verdad no deberían de existir.