Opinion

La prensa, blanco de ataques

José Ignacio Gallardo/
Analista

2017-08-22

La situación que vive la prensa a nivel mundial sigue en franco deterioro. Cada día que pasa la labor de los periodistas se vuelve más peligrosa y complicada. Cada instante que pasa en algún lugar del mundo se estará intentando coartar la libertad de expresión, muchas veces con éxito.
Y ejemplos, desafortunadamente son muchos. Se conoce de varios periodistas que el Estado Islámico ha asesinado, no es desconocido tampoco que en Colombia en los tiempos más intensos de las FARC también muchos periodistas fueron tomados como rehenes por este grupo paramilitar. No se puede dejar de mencionar que en México y en muchos países de Centroamérica, el crimen organizado representa una constante amenaza para los medios de comunicación.
Lo más preocupante es que también los ataques a la prensa se han institucionalizado por parte de algunos gobiernos. Tal es el caso de lo que ocurre en países como los Estados Unidos y la propia Venezuela. En estos emblemáticos casos se podría decir que incluso la prensa se encuentra en medio de una paradoja.  Esto porque dos gobiernos, el venezolano y el norteamericano, que se encuentran fuertemente enemistados y que incluso se han lanzado fuertes acusaciones y amenazas, en algo sí coinciden, y eso es en sus ataques a los medios de comunicación de sus respectivos países.
En la Unión Americana el presidente Trump se ha enfrascado en un preocupante, tortuoso y a la vez penoso proceso de descalificación de la prensa de su propio país. No hay un solo día en que desde las redes sociales deje de atacar a los principales de medios de comunicación  norteamericanos. Se ha llegado al insultante extremo de vetar y expulsar a periodistas de la sala de prensa en la Casa Blanca.
“Fake news”  o prensa-noticias falsas, es la frase que se ha vuelto una de las preferidas del inquilino número 45 del 1600 de la avenida Pennsylvania, residencia oficial de los mandatarios norteamericanos. Esto en alusión a que el controversial presidente justifica sus graves errores culpando a la prensa de todo y afirmando que son los medios de comunicación los que inventan sus constantes yerros y los magnifican para hacerlo ver mal.  Lo que es un hecho, es que la actitud de los hombres de Washington D.C. se torna cada día más hostil hacia los representantes de la prensa estadounidense.
En cuanto a Venezuela no se puede decir mucho que no haya sido abordado con anterioridad.  Desde el gobierno del desaparecido Hugo Chávez, la prensa venezolana e internacional ha sido víctima de la cerrazón gubernamental, a tal grado que hoy en día Venezuela presenta un evidente deterioro en los niveles de libertad de expresión. Muchos medios venezolanos han sido orillados a cerrar ante el acoso gubernamental o de plano fueron clausurados por el gobierno Chavista y los pocos que quedaban han corrido la misma suerte bajo la dictadura de Nicolás Maduro.
México también padece una grave crisis, ya que los periodistas han pasado de ser informadores, para ser tema de información en este país. Han dejado de proporcionar las notas para convertirse en la nota y eso ocurre prácticamente en la mayoría del territorio nacional. Pero hay estados donde se ha agudizado la situación tales como Veracruz, Guerrero, Michoacán, Sinaloa y desafortunadamente Chihuahua. En esta entidad se han suscitado muchos casos de ataques a periodistas que no han sido resueltos. Los más recientes, como el de la periodista Miroslava Breach, tampoco se han esclarecido.  Si fuera debido a falta de voluntad, preocupante. Pero si  existe interés político y aun así no se ha podido esclarecer este cobarde asesinato, todavía más preocupante.
Y es en este clima, que se da el más reciente incidente del gobernador Javier Corral y los medios. Ahora fue la reportera Itzel Ramírez, quien fue tratada sin la más mínima caballerosidad y respeto a su labor periodística. Este no es un incidente aislado.  Es harto conocido el clima que desde el nuevo amanecer se ha sembrado desde antes que Corral llegara a su cargo. Todo el aparato gubernamental estatal se ha volcado en ataques, insultos,  y malos tratos a los medios de comunicación. Abundan las descalificaciones y los ataques cibernéticos desde el anonimato y desde perfiles auténticos de funcionarios estatales incluso en horas de oficina. Es muy preocupante que sea la propia autoridad estatal la que privilegie el ataque, la diatriba y la falta de entendimiento.  Lo que debiera es permitir a los comunicadores ejercer su derecho a informar, y la ciudadanía a tener el derecho a la información.  No menos.

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