Opinion

Embarazo en adolescentes: personas, familias y sociedad

Sergio Pacheco González/
Analista

2017-08-14

De 2006 a 2011, de acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el estado de Chihuahua ocupó el primer lugar a nivel nacional en embarazos de mujeres de menos de 20 años de edad. De 2012 a 2015, indica el INEGI, Chihuahua ocupa el segundo lugar con una diferencia mínima respecto del primer lugar que asume Coahuila de Zaragoza. Esta situación es de interés por los diversos efectos que tiene en los ámbitos individual, familiar y social.
En el primero de ellos, se destacan usualmente las complicaciones que sufren las mujeres por su condición de género. Como señala la Fondo de Población de las Naciones Unidas: “Cuando una niña se queda embarazada, su presente y futuro cambian radicalmente, y rara vez para bien. Puede terminar su educación, se desvanecen sus perspectivas de trabajo y se multiplica su vulnerabilidad frente a la pobreza, la exclusión y la dependencia”. La situación no deja de ser compleja para los adolescentes, si bien por razones distintas ligadas también a su condición de género, entre ellas, sustituir la escuela por un centro laboral, pasar de estudiante a trabajador.
En el ámbito familiar, se trastocan las relaciones entre quienes lo integran. Emociones y sentimientos encontrados suelen presentarse. El enojo y la frustración en más de las ocasiones encuentra contención en las expectativas positivas que ofrece la llegada de la descendencia, el amor que se tiene por hijas e hijos, la evaluación de los riesgos que la radicalización de la postura de padres o madres pudiera acarrear o incluso, pasa por asumir la corresponsabilidad de los sucedido como falta o insuficiencia del padre, de la madre o de ambos. Los costos económicos y emocionales nunca son pocos, además de requerir en ocasiones la reasignación de actividades de cuidado entre las personas adultas, sobre todo cuando las madres y los padres debutantes cuentan con las posibilidades y el apoyo necesario para continuar con sus estudios.
En el ámbito social, el embarazo en adolescentes es definido como un problema de salud pública en el que se pone riesgo la salud de las mujeres y la de sus hijas e hijos durante el embarazo, el parto y el puerperio. Como ya se indicó, puede ser determinante en el desarrollo de las mujeres, como lo puede ser en el de los hombres. Por otra parte, indica las insuficiencias de la política pública en la materia. Por ejemplo, en Chihuahua el porcentaje de adolescentes que inician su vida sexual entre los 12 y 19 años pasó, en los varones, de 13% a 25.1% y en las mujeres de 14.1% a 25.5% entre 2006 a 2012.
Además, si bien está vigente desde 2004 el Programa de Becas de Apoyo a la Educación Básica de Madres Jóvenes y Jóvenes Embarazadas (PROMAJOVEN), no existe una acción similar para los varones, quienes, si decidirán responsabilizarse de las demandas específicas que la nueva condición establece para el desarrollo de las mujeres y sus descendientes, podrían verse en situación de truncar su propio desarrollo en caso de carecer del apoyo familiar, ya sea por decisión sancionadora y/o aleccionadora o bien por insuficiencia económica.
El embarazo en adolescentes cobra relevancia en tanto que hombres y mujeres de 15 a 19 años de edad conforman el segundo grupo quinquenal de población más numeroso en el estado de Chihuahua. El inicio temprano en el ejercicio de prácticas sexuales se vincula con el porcentaje de nacimientos de madres adolescentes, el que ha sido superior a 20% del total de nacimientos desde 2005, con antecedentes en 2001 (20.3%) y 2002 (20.4%). En este siglo, de hecho, no ha sido menor a 19.8% (en 2000 y 2003) o 19.9% (2004).
El Municipio de Juárez, el mayor centro de población del estado, no es ajeno a esta problemática. En 2015, indican los datos del INEGI, de los 22,899 nacimientos registrados, 23.3% (5,337) fueron de mujeres menores de 20 años. De éstas, 84 contaban con 14 años de edad y 13 con 13 años al momento del alumbramiento. Al respecto es importante considerar lo que sugiere la Secretaría de Salud: mientras menor edad tiene la madre, es mayor la probabilidad de que la pareja sea mayor de edad y por tanto se presente mayor desigualdad de poder entre ellos.

sergio.pacheco@uacj.mx

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