Opinion

Entre promesas y realidad

Adela S. González
Escritora

2017-08-13

Si todo pudiera solucionarse con exhortos, decretos, comparecencias, explicaciones, dinero, promesas…  Todo estaría arreglado. No más inconformidades, no más protestas. Contaríamos seguridad, trabajo, escuelas amplias y bien atendidas con aceptable nivel académico; centros de salud y hospitales modelo,... En suma, orden y funcionalidad, igual a gobierno eficiente y honrado.
Desde luego lo anterior queda en el rango de metas y deseos inalcanzables, pues todo lo referido sobre exhortos, decretos y hasta leyes protocolariamente emitidas y demás asuntos que se ventilan en los congresos y sesiones de cabildo son simplemente palabras y posiciones políticas.
Todo ello presenta un panorama opuesto a la realidad que impulsa a cada quien a moverse por sí mismo, si quiere mejorar, en tanto asimilar la verdad inequívoca de que nada es gratis  viniendo del gobierno en su papel no de administrador eficiente sino distribuidor mediocre que dispone de los patrimonios públicos al albedrío canalizando buena parte a intereses ajenos al propósito social.
Lo anterior permite imaginar  “La Utopía” de Tomas Moro y da indicio de que mientras sigamos creyendo en promesas de políticos y funcionarios corruptos e ineptos no habrá cambio. Es tiempo de abandonar el letargo ancestral representado en la imagen del mexicano cubierto con sombrero y zarape, indolentemente sentado y plácidamente dormido que dibuja tal cual el aferramiento al atraso y la mediocridad, sembradío de la hegemonía priista.
En los últimos meses en los círculos políticos y gubernamentales no se habla de otra cosa que de la sucesión presidencial, asomándose a la palestra de las candidaturas personajes amplia o medianamente conocidos, adelantados en los tiempos electorales y como todos, iniciando la cadena de promesas para sacarnos del atolladero con las mismas tácticas y el desgastado discurso que tiene hartos a todos.
Soslayemos por esta vez los dos grandes partidos (Pri y Pan) que tantas decepciones causan al ciudadano en la alternancia gubernamental para señalar el origen del PRD y Morena, y dejemos también al PT, PVEM y demás, satisfechos en su papel de migajeros de uno u otro.
El PRD fue fundado por una desbandada de renegados cuan insatisfechos tricolores, y  su naciente rama, Morena, por insatisfechos perredistas. Todos provienen de la misma cepa, tienen el mismo origen priista con algunos panistas prófugos, sumando adeptos simplemente por la desmemoria popular. Se apaga la flama encendida por el panismo que hace pocos años alentó tantas esperanzas.
Integradas al catálogo de imbecilidades que obligadamente escuchamos en anuncios y declaraciones están las conocidas frases del dueño de Morena (López Obrador) quien protagoniza una elección de circo, expresión de Mario Vargas Llosa aplicable al caso, con mensaje para Juan Carlos Loera de la  Rosa: “Honestidad valiente” ¿hay honestidad cobarde? y  “mafia del poder” de la que en otro tiempo fue parte muy activa, aunadas a ofrecimientos que invitan al retroceso y  anulación de lo apenas logrado en momentos de exigencia modernizadora llegada del exterior nunca producto interno.
La carga política de los meses previos al uno de julio de 2018 será insoportable y habrá que aguantarla para ir aquilatando cada uno de los participantes en la carrera presidencial, gubernaturas y demás cargos de elección. Esperamos la sensatez se imponga y por una vez en la vida de México, prendido antes a una dictadura perfecta y ahora a excesos de la incipiente democracia, todo se conduzca con prudencia sujeta a la realidad, para ello falta educación.
Son muy importantes las candidaturas independientes en donde posiblemente se encuentren las personas idóneas para llevarnos adelante en este siglo de avances y transformaciones de las que nadie se puede excluir.
asierra040@gmail.com 

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