Opinion

Corral, por la reelección hakuna matata

Carlos Murillo/
Abogado

2017-08-05

Javier Corral vive en el paraíso. El gobernador de Chihuahua es la mezcla de un “hipster” y un “mirrey”; la prioridad en su agenda es la gozadera malsana del poder y el hakuna matata (vivir sin preocuparse según Timón, el suricato de la película del Rey León). 
Javier se ha preocupado por hacer público su interés por los deportes, por esa razón, su tiempo lo invierte en mejorar el spring en la cancha de tenis, el swing en el campo de golf o bajar el tiempo de los cinco minutos por kilómetro en las carreras pedestres que manda organizar con presupuesto de jeque árabe (para que se eche una liebrita de seis ceros el cuñado de Miguel Riggs –el delfín de palacio–).
También, combina sus aficiones deportivas con sus aspiraciones intelectuales, así que el resto de su tiempo lo invierte en organizar y disfrutar los cenáculos con personajes del museo de cera que aún respiran. Todo pagado por el erario de Chihuahua ¿A poco no es el paraíso?
Hasta ahora, en el PAN-gobierno han ocultado el hartazgo social, porque les ha funcionado una estrategia muy simple que se divide en dos partes; la primera es la burbuja de la negación, ahí se metió toda la Legión Corral para desconectarse de la realidad y; la segunda, que tienen medido el timming del show mediático: si hay crisis en Chihuahua sacan de la chistera una orden de aprehensión contra un exfuncionario o declaran que ya están cerca de la extradición de César Duarte; con eso levantan una cortina de humo y después vuelven a la cómoda rutina de no hacer nada durante meses, tiempo en el que se dedican a darle contratos a sus amigos y deshojar la margarita; frente al oráculo se preguntan melancólicos “¿Llegará Javier a la grande?, ¿si o no?”.
Mientras tanto, el estado se hunde en el peor socavón de violencia de los últimos cinco años, la corrupción gubernamental crece cada día al amparo de un tráfico de influencias descarado; la deuda pública se desborda por el negligente manejo de las finanzas y la parálisis gubernamental en la infraestructura y los servicios elementales como el agua, la educación y la salud comienza a impactar en la descomposición del tejido social.
En su primer año, Corral ya impuso la frivolidad como forma de gobierno. El gobernador, en corto bromea con sus palafreneros, les cuenta chistes que repiten como palabras sagradas a los súbditos de tercer y cuarto nivel con el prefacio “dice Javier que…”, –como en los cuentos de hadas–. Las victorias pírricas que han logrado –con el abuso del poder y retorciendo la ley– se vuelven obras de culto para los lacayos del nuevo señor feudal. Pero no puede mencionar un solo logro plausible.
Así son las cofradías, los funcionarios del gobierno estatal siguen la doctrina del nuevo amanecer: se persignan con la mano derecha y meten hasta el hombro en el presupuesto con la mano izquierda para favorecer a sus aliados. Lo bueno es que solo tienen dos manos.
Mientras tanto, el gobernador Corral sale de vacaciones cada que el cuerpo se lo pide. Acostumbrado a la vida de aristócrata, viaja en avión privado a Mazatlán; se distrae en París y le pide a su fotógrafo que enfoque su vestimenta porque luce ataviado en marcas baratas, muy austero pero en Europa; frecuentemente juega golf en El Paso para evitar las maledicencias de los chihuahuenses o se pasea en bici por la colonia Roma en su añorada Ciudad de México, donde vivió los últimos veinte años.
Su lógica es muy clara, los puestos políticos son regalos para los intelectuales. Se lo merecen por pensar, por filosofar, por darle sentido a la vida de los demás. Por eso, cuando tenía que elegir al titular de la Secretaría de Cultura, no dudó ni un segundo en traerse a Aguedita Lozano exponiéndola al ridículo, porque la artista sin ningún arraigo en Chihuahua estaba más perdida que la perrita Greta cuando la llevan en avión. No conforme con el fracaso, Corral repitió la dosis con María Concepción Landa, quien dejó la curul en Nuevo León por venirse a (des)gobernar a Chihuahua en la cartera de cultura, como decía mi abuelita ¡hágame usted el favor!.
El razonamiento es absurdo: según ellos, no es necesario tener arraigo en Chihuahua para gobernar, pero esa premisa es un fracaso seguro y el mejor ejemplo es Javier Corral.
No conforme con desatender los problemas de Chihuahua, con el más desafiante cinismo Corral ya comenzó su carrera por la candidatura del PAN-PRD por la presidencia de la república, ante la incredulidad de todos porque ¡no puede con Chihuahua y ya quiere ser Presidente! ¡para Ripley!
Una buena parte del scrap político del PAN y el PRD le siguieron el juego a Javier Corral para enmascarar una reunión político-electoral financiada con recursos públicos, que tiene como objetivo la alianza de los fonderos de la tabla, en su imaginación están librando la madre de todas las batallas…pero de la tercera división.
Aquí el problema no es solamente de ética o de legitimidad, también hay un conflicto legal. Como el ladrón que entra por la puerta principal para robar, sin ningún descaro Javier Corral viola la Ley Electoral al usar recursos públicos para realizar actos anticipados de campaña, eso pasó en el fallido “Encuentro por México”, que mejor se debió llamar “Polanco en Chihuahua”, porque Corral, extrañaba tanto las parasitarias tertulias de los autonombrados intelectuales de México, que decidió traerlos a beber y comer con cargo al erario de Chihuahua ¡con nuestros impuestos!, ¿cómo no los invitó mejor a su casa de El Paso, Texas y pagó con su dinero unas BigMacs?
Así, el discurso de “combate a la corrupción” se desmorona, la política hakuna matata de Corral ya ha dejado secuelas graves; en la Secretaría de Salud nunca se sancionaron los bonos ilegales y ahora se destapó la corrupción de alto nivel (no de alta escuela), donde están involucrados miembros del círculo cerrado de Javier Corral y encima de eso, ahora el uso de recursos públicos para promoverse es cínico y escandaloso.
La siguiente batalla para el “nuevo amanecer” es la reforma política, donde Corral  ha girado instrucciones a sus legisladores para que, en la reelección, los presidentes, síndicos, diputados y regidores no se separen del cargo –ni siquiera los independientes–.
Esta iniciativa genera una condición de inequidad con los demás candidatos, porque quienes quieran reelegirse usarán los recursos públicos para promoverse sin ninguna restricción; en el cálculo de Palacio esto favorecerá al Partido Acción Nacional y a los independientes, aliados circunstanciales por su conexión con el perredismo de Mancera, Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, lo que servirá como almidón para planchar la negociación de la alianza PAN-PRD.
Así, la reelección sin límite en el uso de recursos públicos le garantiza a Javier Corral perpetuar el poder para seguir tirando flojerita y que sigan las corruptelas impunes de su gabinete, en pocas palabras, seguir con el gobierno hakuna matata.
El posicionamiento del PRI es frenar esa iniciativa, la bancada rosa propondrá la separación del cargo de los alcaldes y representantes populares durante el proceso electoral, lo mismo que los presidentes independientes que deberán solicitar licencia para reunir las firmas y lograr la candidatura, esto para garantizar que no se desvíen recursos en asuntos electorales.
Estamos por llegar al primer año de la gestión de Corral y la prioridad para los chihuahuenses es que el gobernador abandone el paraíso en el que vive; que deje la política hakuna matata y que se ponga a trabajar, que le cuide las manos a su corrupto gabinete para que no sigan dilapidando el patrimonio del gobierno y usando la red de tráfico de influencias para aprovecharse de los contratos más jugosos y que rescate la seguridad que Chihuahua perdió con el Nuevo Amanecer.
¡Las vueltas que da la vida!

murillonet@yahoo.com

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