Jorge Fernández Menéndez
Analista
Ciudad de México.– Es difícil recordar a un jefe de la droga, aunque sea emergente, que se haya entregado voluntariamente a la DEA en Estados Unidos. El jueves pasado se entregó a las autoridades estadunidenses Dámaso López Serrano, de 33 años, apodado el Mini Lic. Es hijo de Dámaso López Núñez, El Licenciado, el hombre que ayudó a El Chapo Guzmán a escapar del penal de Puente Grande en 2001, y que fue ascendiendo en la línea de mando del Cártel del Sinaloa hasta convertirse en el principal operador del capo, que es a su vez el padrino del propio Mini Lic.
Dámaso fue detenido en mayo pasado en la Ciudad de México. Su hijo había manejado a su grupo de sicarios, apodados Los Ántrax. El Licenciado pensó ser el sucesor de El Chapo una vez que éste fue deportado a Estados Unidos, pero en ese camino se cruzaron los hijos de El Chapo y su socio desde los años 90: Ismael El Mayo Zambada.
Cuando Dámaso, El Licenciado, fue detenido, no se ablandó rápidamente: comenzó amenazando a los funcionarios que habían dado con él. Con el paso de las horas quiso negociar su seguridad (no quería ir al mismo reclusorio que El Chapo, a pesar de que nunca lo traicionó) y quería garantizar la seguridad de su hijo, el Mini Lic, porque afirmaba que si no lo iban a matar. A los pocos días comenzó a caer la estructura de protección del joven López Serrano. Primero cayeron sus custodias y miembros de Los Ántrax, en un operativo en Tláhuac (lo sucedido después en la delegación no es casual). Pero al Mini Lic, como había dicho su padre, lo cercaba más la muerte que la detención: los innumerables ajustes de cuentas que se dieron en Sinaloa en los últimos meses están marcadas por el enfrentamiento entre los juniors que hasta poco antes habían sido casi familia: los hijos de El Chapo y el de Dámaso.
Aunque no hay comprobación oficial, todo indica que Dámaso y luego su hijo se acercaron en ese contexto al Cártel Jalisco Nueva Generación. En sus declaraciones, después de su detención, El Licenciado aseguró que no tenía un acuerdo con el CJNG y que incluso no conocía a El Mencho, Nemesio Oseguera, el líder de esa organización criminal. Pero existen muchos otros indicios que mostrarían lo contrario: fuentes militares aseguran que esa relación se mantuvo desde la época en que el CJNG era un apéndice del Cártel de Sinaloa y Dámaso era el principal operador de El Chapo.
Que estaba cercado lo demuestra la detención, inmediatamente después de su entrega a la DEA, de su más cercano operador, apodado El Quinceañero, quien se encargaba de sus finanzas y que hubiera sido su sucesor. No lo entregó López Serrano: El Quinceañero ya estaba detectado y lo estaban siguiendo para llegar a su jefe. Antes de que detuvieran al Mini Lic, éste se entregó a Estados Unidos.
No hay casi antecedentes, decíamos, de una entrega similar. Pero de lo que no cabe duda es que para ello, el Mini Lic tenía que tener ya un acuerdo de colaboración. Podría muy bien aparecer en el juicio de su padrino, El Chapo, convirtiéndolo en el juicio del siglo. Pero no es lo más probable: por lo menos Dámaso, desde que fue detenido, siempre se ha negado a hablar de su exjefe y compadre, descargando la responsabilidad del enfrentamiento fratricida en la ambición de los hijos de Guzmán Loera. Es difícil pensar que su propio hijo se haya apartado de esa línea, aunque todo es posible, sobre todo cuando hablamos de juniors del narcotráfico (el Mini Lic y los hijos de El Chapo se pelearon originalmente porque los chapitos consideraban el corrido que le habían hecho al Mini Lic era mejor que el que le habían compuesto a ellos).
Pero aceptando eso, lo más probable entonces es que el Mini Lic termine trabajando para dar datos que lleven a la caída de quienes son sus adversarios reales: los hijos de El Chapo y El Mayo Zambada, además de su propia red. Una cosa es indiscutible: nadie negocia un acuerdo y se entrega a la DEA sin tener algo valioso que entregarle a esa organización, y de esa regla no se escapa el Mini Lic.
Por supuesto que éstas son sólo especulaciones. No hay información oficial sobre lo sucedido y difícilmente la habrá en el corto plazo. Las autoridades mexicanas esperan poder interrogar al Mini Lic en los próximos días, pero ni siquiera así se sabrá con certidumbre qué fue lo que éste acordó con sus captores. Pero no se tardará en develarse: lo sabremos por lo que más temprano que tarde sucederá en el mundo del narcotráfico.