Opinion

Lo importante, proyecto y equipo

José Ignacio Gallardo
Analista

2017-07-25

La sola posibilidad de que el reconocido actor Joaquín Cosío pudiera ser candidato a la Presidencia Municipal invitado por el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) despertó un sinfín de comentarios en los medios de comunicación así como en las redes sociales.
A fin de cuentas todo parece que se trataba más de una estrategia de mercadotecnia política por parte de algún adelantado, que de algo en concreto. Da la impresión de que todo el alboroto que se armó fue más el anhelo de algunos políticos de Morena queriendo levantar al partido en esta parte del país con ese tipo de anuncios.
La realidad es que el famoso actor es hora que no ha dicho una sola palabra al respecto. Por lo menos hasta este momento no se ha sabido de algún comunicado en donde él sopese la propuesta.
Tal vez la respuesta se tenga en próximos días, pero por lo pronto lo que sí se logró de inmediato fue que más de un aspirante y un partido político se inquietaran ante esa sola posibilidad.
Sin embargo no deja de ser arriesgado lo que hizo Morena con este anuncio, porque ellos solitos se pusieron la vara muy alta, es decir, que si no es Cosío el candidato a la Presidencia Municipal, estarán obligados a ofrecer la candidatura a alguien igual o más famoso que el actor que dio vida al personaje de Mascarita en ‘Matando Cabos’.
Independientemente de que si el histrión que interpretó al multicitado Cochiloco en la película El Infierno acepta o no el ofrecimiento que al parecer le hace el partido de López Obrador, se equivocan quienes afirman que sería terrible que una persona que ha interpretado el papel de un asesino, pudiera gobernar Ciudad Juárez.
Una cosa son los papeles que ha personificado en su carrera profesional un actor y otra muy distinta su personalidad, su trayectoria personal y profesional. El hecho de que Robert de Niro o Al Pacino hayan interpretado en la pantalla grande a infinidad de hombres violentos no los convierte en criminales en la vida real. Se debe separar forzosamente al actor del personaje. Hay casos como el del actor Clint Eastwood que fue alcalde del Condado de Carmel en el estado de California, con resultados aceptables para sus habitantes.
Y precisamente en ese estado de la Unión Americana fue gobernador el actor Arnold Schwarzenegger. El gobernator como también se le conoce a este actor-político  es reconocido por la gran cantidad de películas de acción que ha protagonizado y producido. Ronald Reagan es otro actor de Hollywood que también fue gobernador de California y presidente de los Estados Unidos por dos períodos.
En México se han dado este tipo de experiencias y no todas han sido negativas, tal es el caso de la actriz Silvia Pinal que aparte de ser la primera dama del estado de Tlaxcala, fue legisladora. El primer actor Ignacio López Tarso también fue legislador al igual que la actriz María Rojo. Hay casos también como el de la actriz y comediante Carmen Salinas que no han sido afortunados. 
En el caso particular de Joaquín Cosío, se trata de un actor de talla internacional, que ha recibido reconocimientos por los complejos personajes que ha interpretado. Para ningún actor o actriz entrar al mundo de Hollywood es fácil. Se requiere un nivel de profesionalismo, disciplina y entrega que pocos logran conjuntar. El nivel de exigencia de los grandes estudios de cine es demasiado alto, sin embargo Cosío lo ha logrado. En este actor no hay improvisación, todo lo contrario, hay detrás muchos años de aprendizaje, de observación, de lectura de los clásicos, de preparación  histriónica, y de tablas de los escenarios universitarios.
Hay también preparación académica, ya que Cosío posee una interesante experiencia universitaria tanto en las aulas siendo alumno y posteriormente como funcionario universitario. Se equivocan quienes piensan que de aceptar y de ganar las elecciones el próximo año, sería el Cochiloco el que gobernaría esta ciudad y no Joaquín Cosío.  
No por ser actor o deportista se le debe de impedir a un ciudadano mexicano que ejerza sus derechos políticos. Pero hay que recordar que no solo se requiere el arrastre de la personalidad del posible candidato. También es primordial el proyecto que encabece y el equipo del que se rodee. Que aplique el sentido común, que escuche y entienda las necesidades y los problemas de los ciudadanos. Pero sobre todo que tenga voluntad para resolverlos.  Eso es lo que importa.

reflejojuarez@yahoo.com.mx

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