Opinion

PRI, Guerra de candados

Yuriria Sierra
Analista

2017-07-25

Ciudad de México.– Estamos a punto de terminar julio. Es decir, oficialmente ahora sí falta menos de un año para la presidencial del 2018. Y seguimos sin ver velocidad de parte de los partidos o alianzas que no definen al personaje que los va a representar. Por ello, no extrañan los resultados de la encuesta que Reforma publicó el domingo respecto a quién ganaría si las elecciones fueran ya.
Y es que en esos números, no importa la composición de la boleta, si por Acción Nacional va Margarita Zavala (que sigue siendo la más competitiva frente a Morena y su candidato), Ricardo Anaya o Rafael Moreno Valle, y si por el PRI va Miguel Ángel Osorio Chong y Miguel Ángel Mancera por el PRD. En todos los escenarios es Andrés Manuel López Obrador quien va a la cabeza, con un promedio de alrededor de 30 por ciento de las preferencias (será elección de tercios, como hemos dicho). Incluso, si el llamado Frente Amplio tuviera al hoy jefe de gobierno de la CDMX como candidato, la unión de la fuerza PAN-PRD no sería suficiente para derrotar al tabasqueño. Aunque es curioso, justo esta misma encuesta nos dice que sólo una alianza (identificada así, como alianza, la “Amarillo-Azul”, como la llamamos) tendría más chance que el PRI para derrotar a Morena y su candidato ya anunciado.
Éste es justo el punto que tendrían que analizar esos partidos que hoy no han definido a su abanderado. Ya Zavala y Moreno Valle han hecho un llamado al interior de su partido para que la definición llegue pronto. Los panistas van tarde. Pero los priistas más.
Ayer leíamos en la primera plana de este diario, que en el PRI, asambleas estatales han levantado la voz para pedir a su dirigencia, en vísperas de su asamblea general, que se acabe esa tradición del dedazo, que aparece cada sexenio en busca de la sucesión. Que al abanderado no lo decida el Presidente. Lo que estos priistas dicen querer es que el candidato sea resultado de una elección de la militancia, que se reforme su estatuto para que en la decisión intervengan las bases.
Pero en realidad, y revisando los números de la encuesta que mencionamos párrafos arriba, y otras más que se han publicado en las últimas semanas, al PRl lo que le urge es eliminar el otro candado: el de los 10 años de militancia priista como requisito para ser su abanderado. Sólo un personaje con una carrera política intachable, con nulas posibilidades de escándalo, con credenciales académicas que le permitan presentarse como alguien capaz de gobernar un país con los retos que enfrenta y enfrentará el nuestro en la próxima década. Y personajes con ese perfil, sorry, pero difícilmente tienen credencial de militante tricolor.
El candado del dedazo versus el candado de los 10 años. En realidad es un choque de trenes entre quienes quieren a alguien con el perfil de Osorio Chong y quienes quieren a alguien como José Antonio Meade. Al final, ambos miembros del gabinete de EPN, pero con agendas, equipaje, currícula, estilos y objetivos completamente distintos.
El Revolucionario Institucional llega a su encuentro anual con el peso de una aprobación presidencial de tan sólo 20 por ciento. Y en cualquier caso, una sombra peor que la del año 2000 planea el tricolor: podrían irse al tercer lugar en las elecciones del próximo año. A menos de que dejen de hacer las cosas como las han hecho hasta hoy, porque por ello es que tienen las intenciones de voto que tienen.
Al final del día, esa “guerra de candados” pasa por eso: por la afición tricolor a la grilla y las inercias. Porque ninguna propuesta está presentándose para que el PRI logre depurar el verdadero tema que lo tiene casi en el sótano de las preferencias: la corrupción, la soberbia y la prepotencia. Y esos son los candados que pareciera que ningún priista se atreve desde ya a romper. Porque si de abrirlos se trata, ya ocurrirá aquello en las urnas, según pronostican hoy, prácticamente, todas las encuestas.

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