Samuel F. Velarde/
Académico
El jueves pasado tuve la oportunidad de ser invitado por Girasoles, Centro de Desarrollo Integral para el Adulto Mayor A.C. al ciclo de conferencias que cada año realizan. Fue una experiencia agradable al tener un público tan selecto y respetuoso de las ideas.
Se me invitó a exponer un tema interesante que en apariencia nada tiene qué ver con nuestro país y entorno local, pero en el fondo tiene que ver bastante. Mi charla fue sobre la República de Corea, concretamente sobre el milagro coreano que posiciono a ese país en los años ochenta como una potencia emergente.
El milagro coreano consistió en una serie de planes quinquenales que se realizaron entre 1960 a 1979. El país había sufrido una gran devastación después de salir de la guerra intercoreana, la parte sur que era básicamente agrícola quedó diezmada, sus índices de pobreza eran demasiado altos. Pero con una serie de estrategias bien planificadas basadas en una reorganización burocrática, en proteger la industria nacional y darle impulso, donde el estado es eje central de la economía aunque no precisamente estatizando empresas sino dirigiéndolas a un proyecto de nación muy claro, así Corea del Sur logró despegar paulatinamente. El éxito de su proyecto fue tanto, que con el tiempo impulsó una industria pesada de envergadura: petroquímica, industria naviera, siderurgia entre otras.
Y la discusión persiste porque estos logros se hicieron bajo un régimen autoritario desarrollista, que diseñó el presidente Park Chung-hee. Entendió claramente la necesidad de consolidar a un país que había sufrido demasiado con la guerra, pero el autoritarismo de Park fue tal, que el costo social del progreso fue demasiado alto.
Es decir, bajo su programa de desarrollo la sociedad coreana padeció un sinnúmero de represiones, bajos salarios, casi nulos derechos sindicales entre otros. Y este modelo fue concretamente coreano. Pero ¿qué relación con nuestro país?, sencillo, por la misma época México también estaba en un proceso de industrialización, incluso de un interesante despegue económico. Anterior a Park los intentos de Miguel Alemán como el presidente modernizador, no tuvieron los mismos resultados que en aquel país asiático. Como afirma Ugo Pipitone en México "el atraso se modernizó pero siguió ahí con sus angulosas segmentaciones sociales, sus instituciones de incierta calidad y su baja productividad media". El autoritarismo mexicano se fue únicamente a consolidar a un grupo político para la obtención del poder, que lo llevaría posteriormente a su decadencia política.
El público juarense que asistió fue receptivo, entendió el mensaje y se armó un diálogo interesante sobre si Corea alcanzó su desarrollo a pesar de las circunstancias de su historia o si también fueron impulsadas por nuestro vecino del norte. Se enfatizó que su desarrollo a la larga, no únicamente les trajo una calidad de vida aceptable, sino también una sociedad activa, participativa y dispuesta a luchar por sus derechos sociales y humanos, esa sociedad que a principios de este año depuso a la presidenta Park Geun-hye, la hija del artífice de la Corea moderna.
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