Opinion

Relevo en el PRI

Sixto Duarte/
Analista

2017-07-24

Regularmente cuando hablo del PRI en un espacio como éste, recibo comentarios en el sentido que las cuestiones internas del mismo son del interés de los priistas, solamente. Nada más alejado de la realidad. Los partidos políticos, de conformidad con la Constitución, son organismos de interés público. Su función es precisamente facilitar a los ciudadanos la participación en la vida democrática de México. De ahí que las cuestiones internas de los diversos partidos políticos deban debatirse de manera pública.
Hace poco más de un año, durante la jornada electoral de 2016, el Partido Revolucionario Institucional sufrió uno de los más grandes descalabros de su historia en Chihuahua. Las razones han sido ampliamente discutidas en diversos foros: desde las más obvias, como el desgaste del partido en el gobierno, hasta las más fantasiosas que responsabilizan a un operativo 'secreto' que trajo a esta frontera un helicóptero (con material electoral o dinero, o incluso ambos) un día antes de la jornada, tal como lo menciona Valero en este mismo espacio, el domingo pasado.
Como siempre pasa con las derrotas, pocos actores asumieron su responsabilidad en el resultado. Si el resultado hubiera sido distinto, todos argumentarían ser responsables de la victoria. A partir de la derrota, muchos se preguntaban cuándo se daría relevo en dicha dirigencia.
La mayoría de la militancia reconocía en Guillermo Dowell una actuación valiente como líder opositor; el relevo tendría que darse por el cumplimiento de un ciclo estatutario. A partir de entonces, muchos militantes expresaron interés en dirigir los destinos del partido. Curiosamente, la derrota trajo consigo un piso parejo entre todos los militantes, pues las jerarquías desaparecieron.
El problema surgió cuando integrantes de los distintos grupos políticos en la entidad comenzaron a manifestar su interés en la dirigencia. Ante la expresión legítima de cualquier militante, había una reacción de algún otro grupo manifestando el mismo interés. Fue tal la tensión causada el año pasado durante el proceso electoral, que dentro de los grupos políticos nadie quería que integrantes de otro grupo dirigieran el partido. Uno de los que fue más discreto en hacer pública su intención de dirigir el PRI fue Omar Bazán.
Bazán expresó en cuanto foro se presentó, que él no forma parte del grupo de ningún exgobernador. Aunado a ello, Bazán se dedicó a construir con las bases un proyecto político incluyente. Basta ver la integración de su equipo en Juárez (y también en otras partes del Estado) para darse cuenta de la heterogeneidad del mismo, pues hay integrantes de diversos grupos políticos. El trabajo político debe desarrollarse en base a coincidencias.
Eso convirtió a Bazán en la opción más viable para el relevo en la dirigencia del PRI. Al final de cuentas, se privilegió por parte de todos los grupos la unidad, esto en la persona de Bazán, convirtiendo su distancia con la mayoría de los exgobernadores en su más grande fortaleza.
A pesar de su juventud, Bazán ya fue, hace veinte años, diputado federal. El no haber participado en ninguna administración le permite estar libre de toda inquisición judicial, herramienta favorita utilizada por el Nuevo Amanecer contra sus detractores políticos. De ahí la importancia de que el principal partido opositor en Chihuahua sea dirigido por una persona que no tenga debilidades que el gobierno de Chihuahua pueda explotar.
El hecho que el PRI tenga una dirigencia sólida, no beneficia únicamente a este instituto político; beneficia también a la sociedad, pues a la sociedad le interesa que existan efectivos pesos, contrapesos y oposición política al gobierno, especialmente a uno que ha cometido toda clase de excesos. Si además, quien es dirigente de este partido político, tiene experiencia en el debate legislativo, como es el caso de Bazán, se pueden tener la certeza de que la oposición ejercerá un rol crítico, pero a su vez responsable, siempre pugnando por el bienestar de Chihuahua.
Las tareas de la nueva dirigencia del PRI para 2018 no son sencillas: Además del desgaste natural por ser gobierno, el PRI se enfrentará a un gobierno local que utiliza las herramientas del estado con fines de lucro político. El reto que enfrenta Bazán no es fácil, pero existe capacidad para enfrentarlo.

sixto.duarte@gmail.com

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