Opinion

Delicada y peligrosa selección de candidatos

Javier Cuéllar Moreno/
Analista político

2017-07-22

Postular al actor Joaquín Cosío Osuna como precandidato a la Alcaldía de Ciudad Juárez es un borrego que no llega ni a broma y menos por el partido de Andrés Manuel López Obrador. Hoy por hoy, ese partido tiene un sólido prestigio a nivel nacional y si bien es cierto que le falta avanzar un poco en cuanto a su organización en Chihuahua, esto se puede lograr con candidaturas serias y viables y en el estado existen muchos ciudadanos que son de gran valía y que gustosos aceptarían contender por la siglas del partido. En Morena no están tan desesperados para apostarle a una candidatura de escándalo.
Por otra parte es comprensible que algunos precandidatos o simples grillos logreros se aventuren en acciones políticas para posicionarse respecto del próximo proceso electoral pero agarrar como supuesta perilla de boxeo el proyecto de Juárez Iluminado del actual presidente municipal, Armando Cabada, es un error que sólo busca como objetivo quedar bien con el primer panista del estado, Javier Corral Jurado, no con el electorado.
Tenemos que a este extraño club de deturpadores de Cabada se encuentran inscritos el Congreso del Estado, el grupo de Ciudadanos Vigilantes, el juez sexto de distrito, algunos dos que tres editorialistas de diversos medios de comunicación y ahora también Carlos Angulo Parra. Todos ellos en lo general son entidades desprovistas de prestigio que no tienen necesidad de agarrarse del carro del alcalde Cabada y atacar el proyecto de Juárez Iluminado para hacer su campaña de proselitismo o alcanzar cierta notoriedad.
Ciudad Juárez tiene muchos problemas; cualquiera de ellos les puede servir de maravilla para sus legítimos fines, pero están evidenciando que no tienen capacidad propositiva para exponer a la comunidad un mínimo plan de acción que proponga hacer algo por el bien de la ciudad como por ejemplo, resolver todos los 50 ó  más puntos de contención de las aguas pluviales para evitar inundaciones, arreglar todas las vialidades que fueron afectadas por las recientes lluvias y que de acuerdo a declaraciones del director de Obras Públicas no tienen dinero para hacer sino pequeñas obras de bacheo, resolver la alta criminalidad que nos afecta, pavimentar los millones de baches, abrir algunas avenidas para dar fluidez al tráfico de automóviles por la ciudad, impulsar la práctica de algunos deportes, y mil problemas más que a los juarenses nos afectan.
No, no tienen imaginación, sólo se les ocurre entrarle al TUCC (Todos Unidos Contra Cabada), por sus siglas en español, como si atacando a Armando Cabada fueran ellos a adquirir algo de popularidad. Sólo se exhiben y están evidenciando su falta de creatividad en un entorno que implora por soluciones y acciones positivas y propositivas.

Precampañas de envidia
La envidia es el coraje por el bien ajeno o la alegría por el mal ajeno y todo este cúmulo de envidiosos bien harían en reflexionar sobre esta idea de Séneca sobre la envidia: “Es una práctica de multitudes ladrar a hombres eminentes, como los perros pequeños ladran a extraños.” Pero este morboso sentimiento de envidia no los llevará al éxito ni los hará felices porque “La envidia ciega al hombre y le hace imposible pensar claramente.” Macolm X. y todos los opositores a Armando Cabada lo que necesitan es claridad en sus estrategias políticas para alcanzar metas viables y positivas; la gente huye de los envidiosos y por el contrario cuando una bola tan nutrida como los criticones de Armando Cabada se aglutina, quedan automáticamente descalificados por el electorado que busca lideres positivos y propositivos no simples envidiosos de estiércol. Ya tenemos demasiado odio en el ambiente como para todavía echarle más.
En cierto modo estas manifestaciones de envidia sólo logran fortalecer la candidatura de Armando Cabada porque no podemos pasar por alto lo que nos dice Arnold Schwarzenegger: “Todo el mundo compadece al débil. Tienes que producir envidia.” Y así la gente, que le encanta contradecir a los poderosos, se acercará más a Cabada. De cierto modo esos envidiosos le están haciendo su campaña.

La inocencia presuntiva de los Duarte
Pasando a otro tema, Leo Zuckermann, nos dice: “Javier Duarte es inocente… hasta que se demuestre lo contrario. Lo dice nuestra Constitución en su Artículo 20: toda persona imputada tiene derecho “a que se presuma su inocencia mientras no se declare su responsabilidad mediante sentencia emitida por el juez de la causa”.
Así es nuestro sistema judicial que cambió en 2008. Antes, en México, a los indiciados se les solicitaba acreditar su inocencia, fueran o no culpables, en un proceso cerrado y oscuro donde los jueces, en total sigilo, podían declarar la culpabilidad aunque el ministerio público no hubiera comprobado la responsabilidad del individuo en la comisión de un delito.
Ahora, por fortuna, las cosas han cambiado. Como en todo país democrático-liberal, las personas son inocentes mientras no se pruebe su culpabilidad más allá de toda duda razonable. Les corresponde a los fiscales demostrar su culpabilidad en un juicio oral, público, continuo y argumentativo. La opinión pública nacional puede considerar a Javier Duarte de Ochoa todo lo culpable que sea pero afortunadamente no es la opinión publica la que lo está juzgando sino un juez que, en honor a su investidura, se espera sea imparcial y objetivo. Es una garantía que tenemos todos los mexicanos.
Los dos Duartes en el imaginario popular pueden ser considerados todo lo corruptos que se quiera y que robaron hasta la desesperación, pero mientras un juez no emita una sentencia como corolario de un juicio justo ellos tienen a su favor la presunción de ser inocentes; si bien es cierto que en la opinión pública han sido condenados, no son los periodistas los que los van a juzgar.
No nos pueden negar que dichos personajes pudieron haber sido todo lo corruptos que ustedes quieran pero no fueron estúpidos, nunca firmaron ningún papel, usaron prestanombres o disposiciones refractarias por medio de terceras personas, se valieron de mil y una argucias para enmascarar sus movimientos, pero no fueron tontos y va a estar muy difícil que les comprueben todas sus mediáticas acusaciones.
De eso sí tiene qué preocuparse Javier Corral, de que todas sus inculpaciones se encuentren debidamente sustentadas no sea que como al Duarte veracruzano, todas las imputaciones se le desmoronen como un castillo de arena. ¿Qué pasaría si César Duarte Jáquez se entregara voluntariamente a la justicia de Javier Corral y que un juez independiente e imparcial le decretara auto de no vinculación a proceso por inconsistencia de las acusaciones?. Porque eso es precisamente lo que le está pasando al Duarte veracruzano, que está a punto de salir en libertad o sus imputaciones se han disminuido considerablemente porque carecen de sustento. Si eso pasara en Chihuahua el régimen de Corral quedaría en el más absoluto de los entredichos.
La odisea de Omar Bazán
De acuerdo a todos los hechos que se dan en el PRI, será Omar Bazán Flores el nuevo dirigente estatal del Partido Revolucionario Institucional pues técnicamente la totalidad de las fuerzas vivas del PRI se han alineado a su favor y ha sido el único candidato registrado por lo que su designación es inminente.
Pero dentro de toda la fiesta que se arma a su alrededor lo cierto es que tal nombramiento entraña una gran responsabilidad debido a los negros nubarrones que se ciernen sobre el futuro político de ese instituto. Su tarea será el reorganizar el partido tricolor para que salga del bache en el que lo dejó hundido el duartismo. Para tal efecto el nuevo líder tiene que congregar a su alrededor a todos los grupos políticos que existen en la entidad. Reyistas, baecistas, serranistas y hasta duartistas, tienen que ser convocados a un gran pacto de unidad para sacar adelante a los más posibles candidatos que el PRI postule a los diversos cargos de elección popular que se definirán en las próximas elecciones del 2018 y es fácil a preciar que el PRI no atraviesa por uno de sus mejores momentos. La tarea será una odisea.
Para ello la repartición de puestos deberá ser muy cuidadosa. Lo cierto es que en el pasado reciente muchos grupos quedaron muy resentidos porque los duartistas acaparaban de todas, todas. Hasta parecía que había ganado otro partido. Eso desató muchas malquerencias que al final de cuentas terminaron en sórdidas traiciones y cambios de camisetas que llevaron al partidazo a la peor de las derrotas en los últimos tiempos.
Por ello Omar Bazán debe ser muy cuidadoso y buscar a candidatos priistas que realmente le aporten al partido elementos de triunfo. Las alianzas sólo ha favorecido a los partidos minúsculos y han provocado muchas inconformidades entre los priistas de viejo cuño que reclaman una oportunidad para ellos. En el PRI de hoy parece que es más conveniente militar en el Verde o en el PT que en el tricolor.
Muchos priístas de pura cepa se sienten traicionados por su propio partido con estas alianzas que sólo les han arrebatado sus posiciones. Estas traiciones institucionales deben proscribirse, el PRI no necesita prodigar posiciones a extraños para ganar, esto sólo se ha hecho para perder adeptos. La gente del PRI quiere votar por el PRI no por el verde ni por el PT, ni por otro partido que no sea el PRI. 

yatrogenia@hotmail.com

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