Opinion

Idoneidad política

Arturo Mendoza Díaz/
Analista

2017-07-18

Más que en otras alusiones a personas como Adriana Fuentes, Alejandra de la Vega o Armando Cabada en sentido similar, la mención de que el partido Morena contempla al artista de cine Joaquín Cosío como posible candidato a la Presidencia Municipal de Juárez levantó ámpula.
Según lo establece nuestra Carta Magna, todos los ciudadanos mexicanos tenemos derecho a votar y ser votados, aunque más allá de tal cuestión se encuentra lo relativo a la idoneidad.
Esto significa que a pesar de que al respecto mucha gente tiene su corazoncito, y por ello, como dicen, “echa su gato a retozar”, o bien, las circunstancias la llevan a asumir un cargo de elección popular, no siempre tiene perfil de gobernante.
Ciertamente, en el hecho de ser idóneo o no serlo inciden diversas razones. Así, para una buena parte del priismo nacional, el candidato que enarbole la bandera del PRI en la elección presidencial de 2018 deberá ser aquél que, teniendo la trayectoria necesaria, emane conforme a los lineamientos del partido.
Cuestión aparte, no menos esencial, serían sus dotes personales, como el humanismo que posea, sus buenas intenciones, liderazgo, deseos de servir a sus conciudadanos y amor a México.
Y es que la situación actual no es como la de antaño, de poder omnímodo y absoluto del presidente en turno, que hacía un destape como el descrito por el escritor Luis Spota, QEPD, en su libro titulado Palabras Mayores.
El dedazo, por supuesto, no era “en frío” o arbitrario, sino que constituía el momento culminante de un ritual en el que se habían sopesado diferentes factores en una auscultación general.
Luego el presidente nombraba a su virtual sucesor, que era nada menos que el mesías a quien la nación había estado esperando, y enseguida venía la cargada, como avalancha de búfalos.
Con el tiempo, el proceso se desgastó o devino en franca perversión. A veces hubo democracia simulada en comicios internos del PRI, con dedazos encubiertos, o simplemente los ungidos no eran idóneos.
Entonces los gobernantes, llámense ejecutivos estatales o alcaldes, empezaron a imponer su voluntad de forma burda y desaseada, favoreciendo intereses personales sin considerar el bien de la colectividad.
Debido a ello hubo presidentes de la República frívolos, gobernadores deshonestos y presidentes municipales cínicos, a la vez que abundaron los legisladores comodinos, ignorantes y faltos de capacidad.
Todo esto viene a colación porque muy pronto habrá una verdadera “feria del hueso”. En 2018, para estas fechas ya tendremos un primer magistrado de la nación, senadores, diputados y presidentes municipales electos.
Si las cosas son de este modo, por lo tanto estamos a buen tiempo para fijarnos en candidatos idóneos, que sepan lo que es el servicio público y estén dispuestos, incluso, al sacrificio por cumplir con su compromiso.
De lograrse eso, sin duda mejorará la función pública, con mandatarios que busquen el beneficio del pueblo, que entonces tendría gobernantes de límpido proceder y legisladores aptos para debatir con altura asuntos de suma relevancia que deben ser regulados.
Enfocando ejemplos concretos, diremos que Omar Bazán se antoja un candidato idóneo aunque en el proceso de elección de la dirigencia estatal priista de Chihuahua haya habido inequidad, aparte de que la convocatoria sea cuestionada.
Lo anterior a juzgar por la cargada en favor de Bazán, de la CNOP y la CTM, por lo que la segunda recibió, a modo de contraprestación, la secretaría general, que estará a cargo de la diputada federal Georgina Zapata. 
Por otro lado, el caso de Joaquín Cosío como posible candidato a la alcaldía hace pensar en que su campo no es el de la política, lo que sería una desventaja para todos si ganara en las urnas.
Guardando las proporciones, no debe olvidarse que Albert Einstein, una de las mentes más brillantes del siglo XX, no quiso incursionar en política. Cuauhtémoc Blanco, por su parte, como alcalde nos trae a la memoria el gran futbolista que fue.
Eso nos lleva a la conclusión de que Cosío deberá mejor esforzarse por superar sus logros en el cine, donde acaso algún día gane un Ariel o algo más, y no escuchar el canto de las sirenas. Ni él ni nosotros somos culpables de lo que pretende Morena, de avanzar políticamente a toda costa, por lo cual no tenemos por qué pagar el pato.

arturmendo@yahoo.com.mx

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