Opinion

Zona destrozada

Sergio Sarmiento

2017-07-17

Ciudad de México.–El 15 de enero las autoridades de la delegación Cuauhtémoc empezaron unas obras de rehabilitación en la Zona Rosa. El objetivo era recuperar el esplendor de un lugar que fue brillante y hoy es lamentable. Lo único que se logrará, sin embargo, es gastar mucho dinero de los contribuyentes.
Como residente he sido testigo de numerosos esfuerzos para renovar la Zona Rosa. No se requería de mucho esfuerzo o imaginación para hacerlo. Quitar a ambulantes e indigentes, intensificar el servicio de limpia, mejorar la iluminación y hacer algunas reparaciones a calles y aceras era más que suficiente. Pero los políticos nunca pierden oportunidad para hacer obras costosas.
El 15 de enero fueron levantadas con maquinaria pesada no una ni dos sino 15 calles a la vez. En algunas, como Hamburgo, los trabajadores levantaron adoquines colocados apenas en 2005, en otro de los proyectos para renovar la Zona Rosa. Se dijo a los vecinos que los trabajos tomarían seis meses.
Siete meses después sólo se ha abierto a la circulación una cuadra de Londres, la que va de Niza a Insurgentes. Varios negocios han quebrado. Los ingresos de todos se han desplomado.
Estas obras, a cargo de la delegación, se suman a las del Paseo de la Reforma, por el Metrobús, que lleva a cabo el gobierno central, para generar un desastre. En junio la delegación reconoció que sus trabajos van retrasados y probablemente concluirán en diciembre.
Ayer se presentaron trabajadores de una empresa contratista para empezar a levantar también la calle de Nápoles, cuyo pavimento no tiene problemas. Debido a que no se ha abierto todavía la paralela, Havre, cerrada desde el 15 de enero, esto habría impedido todo acceso vehicular al conjunto de Reforma 222, una construcción del laureado arquitecto, Teodoro González de León, en la que conviven cientos de comercios, oficinas y viviendas. Los vecinos se rebelaron y obligaron a la suspensión de los trabajos y al retiro de la maquinaria, aunque ya los trabajadores habían abierto un hoyo en la esquina de Nápoles y Paseo de la Reforma.
Los políticos siempre prefieren las construcciones costosas a los proyectos austeros y sensatos. ¿Para qué limitarse a retirar ambulantes y recoger la basura cuando se pueden gastar millones? El proyecto original de remozamiento de la Zona Rosa era de 270 millones de pesos. El jefe delegacional Ricardo Monreal señaló posteriormente que habría que invertir 54 millones de pesos adicionales. No es éste el primer proyecto de remodelación que se alarga y rebasa todo lo razonable. En este mismo sexenio tuvimos el de Masaryk, que dejó también decenas de negocios quebrados.
Quizá la razón de las grandes obras es que los políticos quieren ocupar nuevos puestos públicos. Miguel Ángel Mancera desea ser presidente, como lo pretendió su predecesor Marcelo Ebrard, mientras que el jefe delegacional de Cuauhtémoc, Ricardo Monreal, busca la jefatura de gobierno. Hacer obras espectaculares ayuda más a ese propósito que limpiar calles y retirar a ambulantes. No importan las quejas de los vecinos afectados, que serán siempre minoría, lo que reditúa son las grandes obras.
No olvidemos, por otra parte, que los grandes contratos de construcción generan fuertes ingresos para las constructoras, y éstas son muy generosas con las campañas electorales.  

Topes distintos
El INE sigue sin decidir si hubo o no rebases al tope de gastos de campaña en los comicios del 4 de junio. Los topes, sin embargo, son muy distintos. El de Coahuila fue de apenas 19.2 millones de pesos para una población de 2.7 millones, mientras que el del Edomex fue de 285.5 millones para 15.2 millones de personas. No hay razón lógica para topes tan diferentes.
Twitter: @SergioSarmiento 

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