Opinion

Un toque de canibalismo en el poder judicial

LA COLUMNA
de El Diario

2017-07-15

No hay vuelta atrás. La guerra está declarada en el mero vientre del nuevo amanecer cual bacteria caníbal que destroza todo su entorno. No es sorpresa; era cuestión de tiempo para que la naturaleza humana hiciera su parte. Nada puede dar el naranjo si no es que naranjas, dice la frase hasta el empalagamiento repetida.
La magistrada del Consejo de la Judicatura, Luz Estela Castro, amplió por criterio propio su campo de acción, o de devastación, si el vocablo es permitido. Ha ido de los opositores naturales a su patrón el gobernador a los miembros del mismo equipo. No tiene medida ni termostato emocional que le advierta peligro.
Ha puesto mirada y manos a la obra la funcionaria judicial en el jefe administrativo del Poder Judicial, Francisco Molina Ruiz, y el magistrado Pablo Héctor González; el primero operador del nuevo amanecer desde que el equipo todo era Pancho Barrio o familia feliz; el segundo, con un colmillo que arrastra décadas cerca del gobernador Corral Jurado... Los cuatro fueron uno para todos y todos para uno contra el duartismo. Ya no.
Castro actúa como jefa plenipotenciaria del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) y más allá; también de algunas áreas del Poder Ejecutivo, con énfasis la Fiscalía General y la Secretaría de Desarrollo Social, así como el Poder Legislativo, donde no son pocos los testimonios que ha colocado bajo su directriz a la presidenta, Blanca Gámez Gutiérrez, para quien Lucha no es Lucha, ni magistrada, es “La Gorda”, en expresión afectiva pero “La Gorda”.
En esos términos son las conversaciones aun públicas entre ambas. Se explican las confianzas en que su relación data de hace añales, cuando Lucha sacó a Blanca de la derecha conservadora del blanquiazul para trasladarla a la izquierda capitalista, o sea, ningún cambio, sólo relaciones personales.
Son conocidas las enormes dificultades que ha enfrentado el gobernador para controlar al Congreso aunque 16 de los 33 diputados sean panistas, así que “La Gorda” ha podido operar nada ahí a través de la presidenta Gámez.
En el Tribunal de Justicia las cosas son distintas porque el gobernador dispuso que el Consejo de la Judicatura borrara del mapa la jerarquía del pleno como autoridad mayor del TSJ. Ella fue integrada a ese órgano y por lo tanto es quien lleva la voz cantante aún por encima del presidente de la institución, Julio César Jiménez Castro.
Ella ordenó retirar al duartista Gabriel Sepúlveda como magistrado de la segunda sala civil para convertir su sala en familiar. Así le quitó un tema de harta importancia para funcionarios de Palacio de Gobierno, la demanda de una constructora contra el gobierno por 200 millones de pesos... y 100 más.
El expediente es llevado por Sepúlveda y no sabemos aun dónde quedará radicado, o dónde quedó ya establecido.  Chicanas, diríase en el mundo de los abogados.
Eso puede catalogarse como normal; finalmente hablamos de etapa duartista si colocamos el tema en el terreno pragmático puro. Lo anormal es que haya decidido Lucha modificar por completo la configuración de la defensoría pública bajo la batuta “política” del administrador Paco Molina y de Pablo González, eventual sucesor de Julio César Jiménez Castro en la presidencia del Poder Judicial.
La flamante magistrada Castro hizo alianza impensable con la ultraderechista secretaria general del Tribunal, Norma Angélica Godínez Chávez, para enfrentar especialmente al dúo Molina-González. Ella fue en algún momento también parte del círculo más próximo del gobernador Corral. Hoy es esposa del principal asesor del grupo parlamentario del PAN en el Congreso, Jorge Bermúdez Allande, referente del Dhiac-Yunque en la entidad.
El cambio climático ha tocado el extremo de modificar composiciones químicas y juntar al agua con el aceite: Lucha-Godínez-Bermúdez, son producto de esa transformación.
La obsesión en la defensoría pública y también en las decenas de juzgados particularmente en la ciudad de Chihuahua ha golpeado de manera inimaginable lo que podríamos llamar la parte idealista de Lucha; esa parte en la que también estuvo integrado don Jaime García Chávez (nótese el tiempo pasado) y que pudo significar de algún modo su temporal escapada espiritual y material a todo lo que huela a grilla chihuahuita, en particular a infumable nuevo amanecer.
Luz Estela, su compañero de toda la vida pero convertido ahora en deplorable porro personal, Gabino Gómez, integraron la Unión Ciudadana –después Alianza Ciudadana–, junto con García Chávez y numerosas organizaciones sociales que prestaron las banderas que Corral no tenía en Acción Nacional para jalar la atención mediática necesaria durante la precampaña electoral.
La semana pasada ardieron de coraje los grupos de Whatsapp entre los líderes de esas organizaciones de la ciudad de Chihuahua porque desde el Poder Judicial fueron enviados jueces a desalojar viviendas cuyos moradores enfrentan problemas legales desde hace años. Muchos policías de por medio, incluidos grupos antimotines.
Tenemos que esas agrupaciones forman parte de El Barzón, liderado al menos durante década y media por la propia Lucha y Gómez. Eran frecuentes los conflictos con las corporaciones policiacas y las agresiones aun físicas contra jueces y actuarios.
Patricia Borunda, Elvira “La Güera Villarreal, Francisca “Paquita” Jiménez, Heraclio “Yako” Rodríguez, activistas permanentes en favor de grupos ciudadanos con problemas de créditos bancarios e inclusive de falta de servicios públicos (energía eléctrica en pozos agrícolas) han tomado ya distancia frente a quienes antes entonaron juntos todas las internacionales socialistas en fogatas, tertulias y campamentos. Silvio, Mercedes, Facundo...ohhh, trovadores revolucionarios.
No han podido todos ellos, como no pudo don Jaime ni han pudieron otros exfuncionarios que han dejado el Titanic del nuevo amanecer, sentarse con Lucha y Gabino para emprender las estrategias correspondientes hacia la solución de la problemática que los mantuvo unidos en las agrupaciones.
No han podido ni podrán. Las prioridades de los otrora “defensores sociales” hoy son completamente distintas. Son antagónicas a su origen. De ahí que no existe escrúpulo alguno en las alianzas con la ultraderecha para conseguir objetivos.
Desde que ganó Corral la gubernatura, la única motivación de Castro y varios integrantes de su equipo fue echar abajo el Consejo de la Judicatura constituido en la anterior administración, conformar el nuevo, conseguir un asiento ahí y “sanear” todo el Tribunal Superior de Justicia. Los “pobres” que esperan atención amparados por las organizaciones sociales seguirán nomás mirando, cabizbajos y manos entrelazadas hacia atrás.
Ha malgastado la administración estatal muchísimo tiempo en buscar el control completo del Poder Judicial. Ha sido interpuesta una controversia constitucional por la destitución del anterior presidente de dicho órgano, Gabriel Sepúlveda, y existe otra controversia más interpuesta institucionalmente por el Tribunal contra las megafacultades concedidas al Consejo de la Judicatura; decisivo aun sobre el pleno de los magistrados, que eran –y su figura lo es en todos los tribunales del país– la máxima autoridad dentro del órgano judicial. Hoy es Lucha y los otros cuatros miembros de la Judicatura.
El corralismo ya tenía más o menos controlada a la mayoría de los 27 magistrados pero todo se vino abajo cuando dispusieron por encima de su autoridad a Castro y compañía, ignotos por completo en la entraña de la institución.
Ahora Luz Estela ha decidido cambiar magistrados de sala, seguir manejando la Fiscalía General del Estado, pelear contra los propios integrantes del equipo de Javier Corral y regañar a la presidenta del Congreso, Blanca Gámez, por la seguidilla de torpezas cometidas ahí contra los intereses del nuevo amanecer. Repetimos, el canibalismo puro.
Hace casi un mes el gobernador Corral se reunió con jueces en esta frontera. Sacó inclusive su malestar por las condiciones físicas en las que trabaja el Poder Judicial aquí; giró instrucciones a la Consejería y a la propia diputada Blanca Gámez –ahí presentes- para que en una semana hicieran las transferencias presupuestales necesarias y construir espacios dignos los funcionarios judiciales. Mero discurso, la jefa de la Judicatura y la diputada siguen concentradas en otros menesteres más terapéuticos para sus entrañas autocráticas.
En esas condiciones permanece el Poder Judicial por todo el estado; rezago al por mayor, déficit de más de 60 jueces que se quedaron pendientes desde la administración anterior. Los pleitos avanzan, el trabajo no.

X