Francisco Ortiz Bello/
Analista
El lenguaje coloquial de los mexicanos, ese que todos hablamos y entendemos perfectamente, es rico en expresiones usuales, o “mexicanismos” digámoslo así, entre las que se incluye, por supuesto, la celebérrima mentada de madre, una expresión que encierra muy diversos significados.
En principio, y quizá sea su más fuerte significado, se trata de un insulto que es digamos, madre de todos los insultos, –permítame el juego de palabras–, ya que, al recordarle a alguien a su progenitora en esos términos, se trata de denigrar a quien se dirige la ofensa y por supuesto a su señora madre, y siendo esta figura entre los mexicanos, junto con la virgen de Guadalupe y otros símbolos similares, de los conceptos casi sagrados por supuesto que implica una grave ofensa.
Pero también tiene otro significado. Entre amigos, entre compas, la rayada de madre puede ser causa de un gran cariño y afecto, tanto que hasta la mentada se acepta como demostración de cercanía, intimidad y tolerancia.
También hay varias formas de expresar la rayada. Desde el clásico “vaya usted y tizne a su madre”, hasta los menos agresivos y hasta cariñosos “eres un hijo de la tiznada”. Por supuesto que he modificado el uso de la palabra adecuada en ambos términos, porque doy por entendido que todos saben cuáles son.
También puede ser una expresión que denote sorpresa, contrariedad y asombro, sin estar precisamente dirigida a alguien. Pero no se trata aquí de realizar todo un estudio completo sobre la mentada de madre, sus efectos y orígenes en la psicología del mexicano, sólo de poner un poco en contexto lo ocurrido en días pasados, en nuestra ciudad.
El pasado jueves 29 de junio, durante la transmisión del noticiero En Contacto Tarde del Canal 44 de la televisora local, en un corte comercial mientras continúa la transmisión por Facebook Live, el conductor de noticias y reportero, Fernando Quintana, les mienta la madre a diputados del Congreso de Chihuahua.
Lo anterior, como una reacción luego de dar a conocer que el niño Luis Alejandro Alcaraz, solicitó apoyo a los legisladores, para asistir a la India representando a México en la olimpiada internacional de Matemáticas, y los legisladores le entregaron 1 mil 400 pesos como apoyo. Luego se sabría que esa cantidad era la aportación de uno solo de los diputados, y que entre todos habían reunido la suma de 66 mil pesos, pero la mamá de Luis Antonio sólo aceptó la mitad de esa aportación, porque era lo que les hacía falta para el viaje.
El tema ha generado una gran polémica, principalmente en las redes sociales por lo que implica la posible violación a la Ley General de Radio, Televisión y Cinematografía, pero también a los códigos éticos del periodismo, sin embargo, lo que más ha llamado la atención es el enorme respaldo social que ha obtenido el comunicador. Más allá de los detalles sobre los diferentes momentos en que se dio la información completa, y sus implicaciones para juzgar la postura del periodista, el fenómeno presentado es digno de ser analizado en toda su dimensión.
Ante la respuesta de algunos legisladores, proponiendo sancionarlo por el insulto recibido, numerosos usuarios y grupos de Facebook han manifestado a Quintana su apoyo, incluso aportando cantidades de dinero para que pague la multa, y más dinero para que repita la dosis. El tema da mucho en qué pensar, y sobre qué reflexionar, pero sobre todo a los señores y señoras legisladoras, debería tenerlos seriamente preocupados esta reacción popular volcada a favor de Quintana.
En seguimiento de este mismo tema, en días pasados, Eduardo Videgaray y José Ramón Sancristobal, conductores de un programa de televisión nacional, transmitido por la tercera cadena de televisión, le llamaron incluso “héroe nacional”, claro, bajo la tónica chusca y sarcástica del corte de su programa, video que también se ha viralizado.
En la página de Facebook de La Neta Noticias, el video fue publicado el 4 de julio y a la fecha alcanza ya los 4.1 millones de reproducciones, con numerosos comentarios y likes, la gran mayoría en apoyo del conductor y periodista juarense. Entre los likes y reproducciones que ha tenido este video en diferentes publicaciones en redes sociales, fácilmente se puede estimar que ha sobrepasado ya los 5 millones de reproducciones.
Pero lo que más llama la atención, insisto, y lo que debería tener preocupados y ocupados a los legisladores, y en general a los políticos, es el inusitado y muy amplio apoyo que ha recibido Quintana, no sólo respaldándolo y felicitándolo por lo que hizo, sino animándolo a seguir por ese camino y, de ser necesario, contribuir con recursos para el pago de multas. Vaya que hay molestia e irritación ciudadana en la sociedad.
No faltará quien me diga que no estoy descubriendo el hilo negro al hablar sobre la molestia social existente, y puede que tengan razón, lo que no sabíamos era el verdadero tamaño y alcances de dicha molestia, y este video ha puesto en blanco y negro esas dimensiones.
Todos sabemos que la clase política está totalmente desprestigiada. Todas las mediciones que se han hecho en el pasado reciente en ese sentido, por diversas casas encuestadoras nacionales, coinciden casi de forma casi idéntica en señalar que los políticos, particularmente los legisladores, ocupan el último lugar de 17 o 18 instituciones medidas. Es decir, nadie les cree a los políticos.
Pero una cosa es no creerles y desconfiar de ellos, y otra muy distinta es que un amplio sector de la población esté dispuesto ya al linchamiento social de su imagen, y aún más, hasta de cooperar económicamente para este propósito.
Es que resulta absolutamente paradójico que, mientras el Congreso en Chihuahua debate, analiza, plantea y aprueba asuntos de crucial trascendencia para el desarrollo del estado y para la vida de los chihuahuenses, quienes lo hacen gozan del total rechazo de la ciudadanía.
Mientras se aprueban leyes que regirán la vida democrática del estado, el sistema estatal anticorrupción, una ley de protección a derechohumanistas y periodistas, el presupuesto de egresos e ingresos de la administración estatal, la gente, el pueblo, se pitorrea de quienes tienen en sus manos esa importantísimas y trascendentales tareas. Eso no puede ser.
Pero ¿Por qué la sociedad no cree en sus legisladores? Son muchas las razones. Primero debo aclarar en su descargo, que ese descrédito y desprestigio no surgen con la actual legislatura estatal, es algo que se viene arrastrando desde muchos años antes. Décadas podría decir.
Y luego, bueno pues las causas sobran. Entre las más importantes anotaría su lejanía con la sociedad porque, salvo cuando andan en campaña, los diputados y diputadas del Congreso no representan en realidad las causas sociales más sentidas y urgentes, que es lo que deberían de hacer, sino que obedecen siempre a intereses partidistas y de grupos, que nada tienen que ver con la población. Se alejan lo más que pueden de sus representados y de sus intereses, los del pueblo, esos que juraron cuidar y representar.
En segunda instancia, anotaría su excesivo paquete salarial y de prestaciones que, más que excesivo, resulta exagerado para lo que hacen. La gente empezó a quejarse de cuánto ganan los diputados, cuando se dieron cuenta de que su efectividad y productividad estaba muy por debajo de lo esperado. No es tanto que ganen mucho, sino que en la percepción social no desquitan lo que ganan.
En tercer lugar, consideraría los escándalos en que constantemente se ven envueltos. Desde simples shows mediáticos, como los de la diputada #LadyEggs, hasta espinosos asuntos de corrupción y deshonestidad que comprometen gravemente su honorabilidad.
Y, por último, sin que sea menos importante, los constantes arranques de prepotencia que varios de ellos y ellas sufren, y en los que arremeten con gran soberbia en contra de quienes deberían estar sirviendo, pero a quienes se dan el lujo de ofender, atacar y hasta amenazar.
Señoras y señores del Congreso, bien harían en analizar con detenimiento y dándole toda la importancia que tiene, ese desprecio que la sociedad siente por ustedes. No es la mentada, eso es lo de menos, dicen que lo que cala es la risa… y vaya que muchos se carcajearon con eso.