Opinion

Las Varas: La madre de todas las batallas

Javier Cuéllar Moreno/
Analista político

2017-07-08

De acuerdo a la definición generalmente aceptada, el concepto de guerra está relacionado con términos como combate, batalla, lucha, pelea o enfrentamiento. En general, todos estos conceptos son intercambiables y sinónimos, aunque cada uno tiene un uso específico que le sienta mejor. Por ejemplo, es correcto hablar sobre un “combate entre boxeadores”, pero no de una “guerra entre boxeadores”.
Guerra se refiere, en su uso más habitual, a la lucha armada o conflicto bélico entre dos o más naciones o bandos. Esto implica el rompimiento de un estado de paz, que da paso a un enfrentamiento con todo tipo de armas y que suele generar un elevado número de muertes.
La batalla campal escenificada por dos ejércitos formales de diferentes bandos del crimen organizado ocurrida hace unos días en las inmediaciones de Las Varas, municipio de Madera, que dejó un saldo oficial de 15 muertos (aunque los lugareños hablan de 30) y duró cinco horas de refriega, da una imagen espeluznante sobre los altos niveles que ha alcanzado la violencia en diversas comarcas del estado de Chihua-hua sin que las autoridades implementen acciones tendientes a impedir dichas carnicerías.
A la población en general no le queda otra que huir de esas zonas de combate en calidad de refugiados de guerra. Las refriegas se dan entre sus propias viviendas tomando a la sociedad como rehén o simplemente agarrando sus casas como trincheras.
De hecho Ciudad Juárez y Chihuahua capital están recibiendo últimamente muchas familias de emigrantes que en realidad son refugiados de guerra y que, desde luego, son bienvenidos a estas ciudades donde muchos creen que saltaron del sartén a la lumbre, pero al menos están más tranquilos. Sus familiares les pueden dar más protección y asilo.
Que yo recuerde, la violencia en el estado no había alcanzado esos niveles de crudeza. Dos ejércitos formales, totalmente pertrechados, con uniformes, chalecos anti-balas, cascos, lanzagranadas, artefactos explosivos de fragmentación y en fin, todos los equipos que deben portar los mejores U. S. Marines Corps, combatiendo cuerpo a cuerpo en una guerra de trincheras sin dar ni pedir cuartel.
Nuestras autoridades desempeñan un papel igualito al de la Cruz Roja Internacional, que sólo levantan a los muertos y si acaso uno que otro herido.

Debe intervenir la Sedena
Esta situación no puede resolverla la Fiscalía General del Estado ni las policías municipales, ni la Policía Federal. Es una guerra intestina formal, con toda la barba, que debe ser atendida por la Secretaría de la Defensa Nacional.
La estrategia de combate pacificador debe diseñarla el general Salvador Cienfuegos Zepeda y su estado mayor. Es inútil exigir en cualquier tono al gobernador o a los presidentes municipales o al procurador general de la República que hagan algo para detener esta sangría.
¡No pueden hacer nada! Ni tienen con qué, ni saben cómo. Se trata ya de estrategias francamente militares. Las cosas rebasaron su competencia, se trata de una cuestión de seguridad nacional; está comprometida y quebrantada la paz interior de nuestro país en la sierra de nuestro estado y un problema tan grande sólo puede resolverlo el ejército.
Pero las cosas deben hacerse con mucho cuidado. La última vez que intervinieron los militares las violaciones graves de los derechos humanos contra la población civil fueron enormes, al grado que ya la plaza no sentía lo duro de la embestida de los criminales sino lo tupido de la acción depredadora de los soldados.
Debe haber un programa para atender a los refugiados. Al efecto, tal vez México debe hacer ya un llamado a la ONU y especialmente al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que es la organización encargada de proteger y ayudar a los refugiados del mundo.
A como han llegado las cosas, la presencia de los cascos azules de la ONU debe actuar al lado del ejército nacional para garantizar o atenuar al menos las violaciones a los derechos humanos que suelen menudear en épocas y zonas de conflictos bélicos. ¡Que Dios nos agarre confesados!

Contienda municipal ya definida
Los diversos grupos políticos que operan en la ciudad se están preparando para participar en la justa electoral del 2018. Comienzan a realizar planes apuntalando a sus líderes. Eso es muy saludable. Como ustedes bien lo saben el tiempo encoge; bien decía Benjamín Franklin: “El tiempo perdido no se recupera nunca; y cuando decimos que tenemos tiempo de sobra, descubrimos siempre que nos falta tiempo”.
Pero no todo debe ser cuestión de actuar con premura sino más bien con inteligencia y con mucho conocimiento de la realidad política, distinguir entre lo que es un sueño y lo que puede hacerse realidad. Una buena reflexión sobre el futuro que se nos presenta es que la campaña política va a estar muy dura.
Los partidos formales PRI, PT, PAN, PRD, PVEM, etc., a excepción de MORENA, se encuentran muy desprestigiados entre los votantes. Contender bajo sus siglas va a ser muy riesgoso. La ciudadanía tiene intenciones de votar; eso es malo para los institutos políticos que le apuestan al abstencionismo y con el puro voto de sus familiares o del llamado voto duro, ganaban. La lucha por el favor del electorado va a ser muy dura. Las campañas deberán ser de alta calidad.
Otro aspecto que deberán tener en cuenta los grupos políticos es el hecho cierto de que el alcalde de Ciudad Juárez, Armando Cabada Alvídrez, tiene a la fecha nueve meses en campaña por su reelección, con toda la palestra política de promoción que le da el puesto que desempeña, y a decir verdad, lo ha aprovechado muy bien, de tal manera que a cualquier candidato opositor le lleva ya una considerable ventaja.
Ahora bien, en el partido blanquiazul, que pudiera hacerle una muy regular competencia a Cabada, tenemos que la candidata evidente del primer panista del estado es Alejandra de la Vega, que además de ser funcionaria pública estatal con muy buenas relaciones con el empresariado juarense, es dueña del equipo de futbol Bravos FC, lo cual le da bastante popularidad en dos sectores claves para la elección, el empresariado y el populacho futbolero que es mucho. A ojos vistas ella será la candidata natural del PAN a la Presidencia Municipal de Ciudad Juárez.
Tal vez el único problema que tiene el gobernador del estado para hacer triunfar a su candidato sea que, como bien lo dijo el secretario de Gobernación licenciado Ángel Osorio Chong, “Chihuahua se nos descompuso”. La ola de violencia asesina que se ha desatado y que no tiene para cuando aminorar, le va a traer un alto desprestigio. ¿Cómo van a lidiar con eso? Todavía les quedan siete u ocho meses para recomponer esta situación y deben aprovecharlos.
Recordemos aquellos aciagos tiempos en que tomó posesión de la gubernatura Cesar Duarte. La única petición que hizo el electorado chihuahuense fue que recobrara la paz y la tranquilidad para el estado; como quiera que sea lo hizo; ahora esa paz se ha perdido. Es la única petición que el pueblo le hace al gobernador Javier Corral. Paz, como si el tiempo no hubiere pasado.
Volviendo al tema político, con estos dos candidatos ya tenemos el cuadro completo en lo general por lo que a la presidencia municipal de Juárez se refiere.
Están surgiendo algunos políticos juarenses que se sienten con la capacidad suficiente para aspirar a la presidencia municipal de nuestra ciudad con lo cual la competencia se verá más nutrida.
El primero de ellos es Carlos Angulo Parra, distinguido panista que por ahora no es del agrado del gobernador del estado. Podríamos decir a Angulo: “Un político debe ser oportuno, ni antes ni después” y tal parece que no es el tiempo para competir por la presidencia de ciudad Juárez.
Deje que Alejandra y Armando se hagan garras y él debiera postularse sí, pero para una diputación que tendría más posibilidades de ganar. Es mucho el esfuerzo físico, intelectual y económico que se hace en una campaña como para perder.
Hay otros personajes que también quieren competir por la presidencia de Juárez pero sin dudar que tengan derecho a ello y que sean candidatos viables. La lucha por la presidencia de Juárez ya está acotada con los dos contendientes señalados. ¡Otra vez será! Hay más tiempo que vida.

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