Opinion

El archivo histórico de Juárez

Víctor Orozco/
Escritor

2017-07-01

En casi todo el mundo, cada vez cobran mayor importancia el patrimonio históricos en sus diversas expresiones: vestigios de las construcciones materiales, obras de arte, herencias culinarias, de indumentaria, de industria, etcétera.
Entre toda esa gama de legados, los acervos documentales son vitales. Allí se preserva una parte esencial de la memoria colectiva. En ellos las colectividades pueden encontrar sus raíces y fortalecer sus vínculos internos, que llevan a vigorizar sus valores culturales, su entorno económico y a superar sus condiciones de vida.
No existe ninguna ciudad, pueblo o región en el mundo que carezca de estas señas vitales de su pasado. En cualquier parte encontramos componentes y expresiones. Pero, existen lugares y porciones del planeta en las cuales la historia se condensa y su contenido adquiere un riquísimo abanico de tipos sociales, hablas, relaciones, experiencias que se superponen a lo largo de los siglos. Sucede en las llamadas cunas de las civilizaciones y también en aquellos puntos de intersección donde aquellas se juntan. Se trata de las fronteras entre culturas y naciones.
¿A qué viene la referencia anterior?. Primero, porque en el antiguo Paso del Norte, hoy Ciudad Juárez, nuestro país tiene uno de esos lares en los que todo ha pasado: la avanzada hispánica hacia el norte durante casi dos centurias, la edificación del país, el choque y el entrelazamiento con la cultura anglo sajona y de otras latitudes, guerras de resistencia, revoluciones, ensayos económicos, vertiginosos procesos de industrialización y urbanización, gravísimos problemas sociales, para dar cuenta de unos cuantos fenómenos históricos. Segundo, porque, no obstante lo anterior, es una de las ciudades y regiones del país, donde peor se ha atendido la preservación de su historia documental.
El archivo histórico municipal, colección de documentos que alberga -a pesar de la incuria, las mutilaciones y el saqueo- valiosas piezas de información desde los tiempos coloniales, apenas ha recibido en los gobernantes una mínima atención. Los documentos se encuentran arrinconados en la esquina de un viejo edificio con deficientes instalaciones eléctricas, sin clima regulado, (un congelador en invierno y un horno en el verano), y por consecuencia, con variaciones de temperatura que les son sumamente dañinas. Recibieron un ordenamiento y una clasificación insuficientes gracias a un programa federal hace muchos años y se encuentran ubicados en unos rústicos cubículos separados con triplay.  Ha sido un milagro que este archivo no haya sido destruido por algún incendio u otra calamidad. ¿Cuánto tardarán éstos en presentarse?. No lo sabemos, pero, dadas las condiciones del archivo, es inevitable que lo hagan. Es pertinente recordar cómo desapareció el archivo general del estado de Chihuahua por una quemazón en el Palacio de Gobierno en 1941, cuyo edificio lo albergaba. Otra parte se destruyó en el incendio del Teatro de los Héroes en 1955. Nunca la historia de esta entidad pudo reponerse de esta pérdida.
¿Por qué causa se encuentra en esta situación de penuria el AHMJ?. ¿Por falta de recursos económicos?. No debe ser esta la razón. Municipios con unos  ingresos varias veces menores, sin los grandes negocios nacionales e internacionales que aquí tienen su asiento, muestran orgullosos sus bien preservados archivos históricos. Pongo de ejemplo sólo a dos: el de Parral y el de Monclova. Ambos cuentan con instalaciones acondicionadas, el segundo incluso con su propio edificio, su sistema electrónico para localizar personas, lugares, hechos. ¿Para que compararlo con otros  municipios de mayores dimensiones pero aún así inferiores en su población y en su presupuesto al de Juárez como son los de Chihuahua, Durango o Saltillo?. La diferencia es abismal.
Por la presidencia municipal de Juárez han pasado titulares del PRI, del PAN y ahora un independiente. Sin embargo, ninguno hasta hoy ha mostrado sensibilidad e inteligencia para entender la enorme relevancia que tiene este archivo para la ciudad en todos sus ámbitos: cultural, económico, político. Para la mala fortuna de Ciudad Juárez, sus autoridades nunca le han acordado importancia al archivo histórico. Parece que solo han visto en el mismo un montón de cajas y papeles inservibles, con los cuales no tienen más remedio que cargar.
Para destacar la relevancia del repositorio, pensemos en unas cuantas cuestiones: ¿Es útil saber  cómo y por qué la región de Paso del Norte fue una de las mayores productoras de vinos desde mediados del siglo XVIII a la mitad del siglo XIX?. ¿Cuáles lenguas se hablaban en esta región en ese mismo período?. ¿Cuál fue el comportamiento de sus habitantes durante las guerras contra Estados Unidos y contra Francia?. ¿Cómo operó la llamada zona libre a finales del siglo XIX?. ¿Por qué Ciudad Juárez fue una población clave durante la revolución?. ¿Cómo opero la economía de la ciudad durante la época de la prohibición en EEUU?. ¿Qué sucedió con la migración durante el programa braceros?. ¿Que cambios han sufrido sus patrones de urbanización?. Los cuestionarios pueden ser infinitos y este archivo es una inagotable fuente de respuestas para quienes sepan interrogar a sus documentos.
A quienes les interesan sobre todo los impactos económicos inmediatos de las inversiones en la cultura y en educación, de seguro les importa saber que las visitas de investigadores, el turismo intelectual o cultural  tienen efectos sobre el resto de las motivaciones para visitar cualquier sitio. Un buen archivo histórico, como un buen conjunto de museos atraen visitantes y éstos a su vez llaman a otros. Ésta es una experiencia muy bien conocida en toda Europa, por hablar del continente en el cual sus países sacan el mayor provecho económico de su patrimonio histórico, tanto que muchas ciudades viven colgadas pecuniariamente de su pasado.
Es hora de que las autoridades y otros organismos asuman la necesidad de dar vida al AHMJ, para convertirlo en un acervo activo, vivo, atractivo y funcional al que acudan investigadores de todo el mundo. Existen muchas vías institucionales para alcanzar este objetivo. Puede ser desde luego el propio municipio quien se decida a realizar una inversión para dotar al archivo de sus propias instalaciones, profesionales y con tecnología avanzada. También puede ser un proyecto conjunto con la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, institución que guarda un buen acervo en sus colecciones especiales. También es posible conjuntar los esfuerzos de los gobiernos estatal y federal. Es tema de voluntad e imaginación.
De algo estoy seguro: de permanecer con los brazos cruzados, corremos el peligro de perder el archivo histórico, de una sola vez o gradualmente, como hasta hoy ha venido sucediendo. Y con él, se irá también una porción de nuestra memoria.

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