Opinion

¡Misión cumplida amigo Dowell!

Carlos Murillo

2017-06-24

La cita en el comité estatal era a las 11:00 de la mañana, mi hermana Citlalli y yo salimos de Juárez cuando estaba rayando el sol (sí, como la canción de Maná).
En el camino se nos atravesaron unos burritos de Villa Ahumada y les dimos trámite para poder cantar el Corrido de Chihuahua con conocimiento de causa.
Me encanta esa estrofa donde dice: "Para valientes, mi tierra; para manzanas, el valle; asaderos, Villa Ahumada, y de la sierra, la carne. ¡Qué bonito es Chihuahua!".
Ya en la capital, más de una docena de compañeras recibía a los consejeros en las mesas de registro y entregaban un gafete personalizado para el acceso del salón de actos en el PRI estatal.
En la puerta nos encontramos a una señora que le decía a don Ramiro Cota "no me dejan entrar, pero yo fui diputada suplente de la CNC, tengo 40 años de militancia", el argumento –aparentemente- era suficiente para que le dieran acceso, pero en el fondo ese discurso guarda el vicio de la falacia ignoratio elenchi; quien conoce la historia y tradición del PRI sabe que aquí no entras, te meten; y no te sales, te sacan. Ni modo que la compañera no lo sepa... O se hace.
El salón se llenó. Todos éramos consejeros políticos estatales a punto de tomar protesta, pero ese no era el platillo fuerte del día. Se estaba sazonando la receta de la casa: criadillas a la diabla.
El PRI es un partido democrático. Considero necesaria una exposición puntual para sostener esta afirmación polémica pero verdadera, haré un paréntesis para dejarlo claro.
Defenderé mi argumento usando la teoría política para definir lo que entendemos por democracia y después explicar porqué la organización política que conocemos como Partido Revolucionario Institucional (PRI) toma decisiones e instrumenta procesos democráticos en el interior de su vida política; y en este evento está el mejor ejemplo.
De acuerdo al orden del día, anunciaron una ronda de oradores al estilo parlamentario, -tres en favor y tres en contra-, para debatir sobre la propuesta de selección de la dirigencia estatal del PRI, bajo el formato de consejeros políticos municipales, estatales y federales, un universo de 11 mil votantes en el estado, como lo aclaró el presidente Guillermo Dowell.
La decisión de realizar la elección por este método es una forma de aceptar la fragmentación del poder en Chihuahua, pero también es un reconocimiento de que las partes permanecen unidas.
En otras circunstancias –si el gobernador fuera priista–, no habría debate ni necesidad de una elección interna, porque según la tradición, el gobernador se legitima como centro de poder a través de un complejo consenso entre grupos que se logra con el equilibrio en el sistema de compensaciones, donde la mayoría de los grupos al interior del PRI se benefician del reparto del poder político.
A veces, más importante que el reparto del poder, es fundamental que exista la expectativa futura de que, quienes no lograron los espacios que deseaban, lo puedan lograr en una ocasión futura.
Esas son las reglas del juego. En esa lógica, algo falló en 2016 y provocó la ruptura del consenso democrático del PRI, lo que desató una serie de traiciones de los inconformes, que decidieron entregarle el cuerpo al nuevo amanecer y después inventaron el cuento de la rebelión para los más ingenuos, un quiebre que sirve a los intereses de un pequeño grupo de corsarios que desean proteger su patrimonio, vendiendo su alma si es necesario.
Enfrente de nosotros estaba un presidente de comité seccional de la capital. En el PRI es fácil identificar el origen de cada quien, porque el ritual político obliga a aplaudir con más enjundia cuando se menciona el sector al que se pertenece o cuando alguien dice algo que uno también piensa.
Enseguida estaba un compañero de la Confederación Nacional Campesina y un exfuncionario de la administración de Reyes Baeza. En todas las filas hay jóvenes, mujeres, obreros, comerciantes, líderes de colonias populares, las fuerzas vivas del PRI están presentes en el consejo político estatal.
El evento ya es un éxito para la vida democrática del partido fundado por Plutarco Elías Calles, quien buscaba consolidar el consenso entre los grupos políticos y militares durante la posrevolución. El objetivo sigue siendo el mismo.
Interrumpiendo el ritual, se levantó de entre la audiencia Eloy García, quien libremente alzó la voz para inconformarse. El exdiputado y personero de Marco Adán Quezada, gritaba el guión que su amo le había dictado y el mismo Marco verificaba la fidelidad del cumplimiento de sus órdenes a unos pasos, como en la secundaria que aventábamos al más menso por delante.
El exalcalde y un grupo de disidentes llevan meses intentando levantar una rebelión por encargo, pero son tan malos para operar que no me sorprende que en Chihuahua el PRI haya ganado solamente una sección en todo el municipio.
El discurso de Eloy es cínico y desvergonzado, piden democracia en el interior, entendiéndola a su gusto. Como dijera don Mariano Palacios Alcocer en un histórico discurso pronunciado en Ciudad Juárez: "los panistas se sorprenden en público de lo que disfrutan en privado". Estos mercenarios de media suela cumplen con cada palabra de la frase. El resto de la película ya la vimos: de la rabieta a la renuncia y de ahí a saltar a otro partido. No serán los primeros, ni los últimos en irse y regresar.
Antes de continuar, necesitamos desarmar la confusión clásica entre democracia y regla de la mayoría. La gente cree que la democracia se traduce en elecciones pero es falso, la democracia es ante todo consenso.
Además, vivir en un Estado democrático significa también un lugar donde se respetan los derechos fundamentales, principalmente las libertades, asimismo hoy entendemos que la democracia también es rendición de cuentas, transparencia, acceso a la justicia, cultura de la legalidad y respeto a la diversidad, educación de calidad, empleo digno, acceso a la salud, seguridad pública entre otros valores cívicos y éticos que el Estado debe garantizar desde la administración pública.
En resumen, es absurdo traducir democracia en elecciones, esto encorseta la definición y reduce a la regla de la mayoría a toda una forma de vida política. En todo caso, la democracia es un consenso generalizado que legitima al Estado todos los días, en donde las pretensiones e intereses de todos los grupos eventualmente están en condiciones de cumplirse. En ese sentido, la democracia es una expectativa de materializar una pretensión personal o de grupo.
Estoy de acuerdo en que simbólicamente el voto representa la democracia, a través de el ritual colectivo de los comicios. Entonces, las elecciones bajo el criterio de que gana quien obtenga la mayoría, son una parte de la democracia y son una forma que sirve para elegir entre varias opciones y nada más.
Total, en el evento le dieron la palabra a Eloy García para verlo apagarse como una velita de cumpleaños, del cinismo pasó al ridículo frente al consejo político estatal, este personaje fue abucheado en tres ocasiones y con él se envolvieron en la bandera sus socios en esta empresa fallida, el diputado federal Alejandro Domínguez y Miguel Ángel González, ex gerente del PRI (dicho cínicamente por él mismo).
Sin ninguna legitimidad, sin razones más que el interés personal por obtener más poder del que ya ha pasado por sus manos, con la evidente pretensión de lastimar para cumplir con el contrato, como lo hacen los mercenarios, así exhibieron sus miserias Eloy y sus amigos.
Al final, el presidente estatal del PRI, el juarense Guillermo Dowell Delgado, volvió a ganarle la partida de ajedrez a quienes quieren dañar a la institución, el evento resultó una muestra de la vida democrática del PRI y de una militancia dispuesta a comenzar a escribir otra página de nuestra historia.
Al salir, escribí en el whatsapp a mi compa el Robert: "¡qué ch***** evento!...el Lic. Dowell volvió a sacar la casta!", como ha sucedido con los ataques de propios y extraños durante el último año.
A punto de terminar su ciclo en el directivo estatal, los priistas juarenses le aplaudimos a Guillermo su carácter y valentía para enfrentar la época más compleja del PRI y mantener la unidad. ¡Misión cumplida amigo Dowell!

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