Opinion

Agua y política

Oscar Fidencio Ibáñez Hernández
Académico

2017-06-23

Quien vive en una comunidad rural o en la sierra, entiende y ejerce el ahorro del agua, no se usa la regadera (no hay), solo alcanza para el “baño vaquero”, se ahorra para tomar y preparar los alimentos, se va al pozo o al arroyo (cuando hay agua) a lavar. En las ciudades, quien tiene agua todos los días y a toda hora en la llave, difícilmente entiende lo difícil que es para las personas que solo tienen agua durante unas horas del día, y mucho menos donde no hay agua y ésta se abastece con pipas.
Los estudiosos del agua concluyen en la necesidad de “despolitizar” la gestión del recurso, como una condición necesaria para poder dar un buen servicio de calidad a todos; y por otra parte, es evidente que el agua es un tema de alta sensibilidad social y política. Armonizar estos dos planteamientos es un reto para el bien común, que implica a las autoridades y a los comunicadores.
Es necesario despolitizar el manejo del agua porque de no hacerlo su carga social y política, se convierte en una herramienta de control clientelar, manipulación política y fuente de corrupción económica, que termina afectando la calidad y el servicio, principalmente a quienes no la tienen y además viven en condiciones de pobreza.
Como parte de una investigación académica se documentó hace un año la manipulación de autoridades municipales y estatales hacia los habitantes de colonias sin servicio de agua, pidiéndoles “cooperación” y “lealtad” política para poder gestionar la conexión, cuando sabían que ya no habría las inversiones ni serían ellos la autoridad.
A nivel nacional, autoridades de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), y de la Asociación Nacional de Empresas de Agua y Saneamiento de México A.C. (ANEAS) coinciden en que la irresponsabilidad del gobierno estatal anterior al no ajustar las tarifas durante 5 años, condenó a una potencial quiebra y a una reducción en la calidad del servicio a todo el sistema.
Otro factor que demuestra lo pernicioso de “politizar” la gestión del agua, son las exorbitantes prestaciones y carga laboral tanto de empleados sindicalizados como de confianza, que duplicaron la nómina y el personal durante la pasada administración en los organismos del agua, condenando a que no hubiera inversión en mantenimiento y en cobertura a las colonias que no cuentan con agua o con suficiente presión.
El verano es una temporada propicia para reflexionar sobre temas del agua por varias razones. Las altas temperaturas y la falta de lluvia detonan un consumo mayor al de todo el año, los aparatos para enfriar “evaporan” agua y aumentan el consumo, la gente necesita mayor hidratación y se abren albercas, lo que hace que el sistema tenga que funcionar a marchas forzadas y vulnerable a que cualquier falla tenga un impacto mucho mayor que en otra temporada del año.
La gestión “politizada” que beneficia intereses de sindicato y empleados, y que “congela” ajustes de cobro, o simplemente no mide ni cobra el agua que se consume, genera falta de inversión en colonias sin servicio, o que no tienen suficiente presión, y eso se hace más evidente en verano.
En la segunda parte del verano, es cuando las lluvias hacen su aparición, lo que alivia el calor y reduce la demanda de agua al sistema, sin embargo, la topografía y condiciones de suelo y drenaje de la ciudad, hacen que la bendición de la lluvia, se convierta para muchos en un riesgo de vida o muerte, ocasión de pérdida de bienes materiales y causa del deterioro de infraestructura de vivienda, negocios, drenaje sanitario y pavimento por mencionar los más importantes.
Los problemas de inundaciones y destrozos causados por las lluvias también se podrían resolver si hubiera inversión en drenaje pluvial, si se evitara construir en zonas de riesgo e inundación, pero esas decisiones de sentido común no se hacen por la “politización” de la gestión del agua. Hoy la crisis es la “falta” de agua, en un mes la crisis será el “exceso” de agua.
Los problemas del agua son muchos y variados, y cada autoridad tiene diversas responsabilidades. “Competir” por ver qué autoridad “resuelve” el problema es también “politizar” el manejo del agua, hoy más que nunca las autoridades deben coordinarse en aras del bien común para servir y resolver el problema a los ciudadanos. 

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