Opinion

El karma es gacho

Yuriria Sierra
Analista

2017-06-23

Ciudad de México.– Leí en la columna de Alejandro Aguirre en El Universal: “A Duarte le asignaron la limpieza de algunos pasillos donde están las celdas de los reos con liderazgo. Me cuentan que al estar pasando la jerga, los maras le amenazan y gritan de todo. De alguna forma saben que vivía entre excesivos lujos y que, además, sus seres queridos podrían haberlo dejado a su suerte. Dale gordito; te vamos a madrear, mexicano; limpia bien, después te vamos a limpiar nosotros; ¿es cierto que te quedaste solito, mexicanito?, le dicen los maras mientras moja el mechudo en la cubeta con agua enjabonada. No sólo asea pisos, también algunos sanitarios...”, de inmediato pensé que aquello de “cosechas lo que siembras” es tan cierto como inevitable... Y es que, el karma es gacho, JaviDu, el exgobernador que intentó asegurarse un futuro lleno de lujos y opulencia a costa de los veracruzanos, quedó reducido a un reo de tantos que deben hacer labores de limpieza. Esa primera ley del karma es implacable.
Lo mismo le pasó, dicen, a Roberto Borge, otro que se creía impune y que terminó lavando baños en la prisión en Panamá donde espera que se decida su futuro. ¿Y qué de Eva Cadena? Quien se la jugó recibiendo dinero, y ahora ni el dinero la salvó del desafuero. Se cosecha lo que se siembra.
Tantas figuras públicas que hemos visto ser víctimas de esas leyes con las que se rige el karma. O al menos esa primera, que parece ser la favorita del destino para decirnos que toda acción genera una reacción. Y es que antes de Javier Duarte y Roberto Borge, tenemos, por ejemplo, a Elba Esther Gordillo, quien de ser una de las mujeres más poderosas del país, ávida de una imagen también rodeada de lujos, marcas y excesos, terminó viendo su imagen tras las rejas, con uniforme de reclusa, sin maquillaje y, peor aún, sin amigos. Cosechó lo que sembró.
Y es que el karma llega por varios frentes. Ahí está Donald Trump haciéndose bolas con todos sus varios problemas y él sigue empeñado en que la suya es la única verdad. Que alguien le hable de la “Ley de la Humildad”, todo aquello negativo que dice observar en el otro, le está estallando en la cara. O que le pregunte a Nicolás Maduro, quien parece gobernar una Venezuela distinta a la que el cotidiano nos cuenta en sus calles.
Aunque hay quien parece que ya pasó por todas las leyes, pero se aferra a que una le ha de tocar para ser feliz, Andrés Manuel López Obrador, por ejemplo, muestra tanta seguridad que por ahí anda repitiendo la “ley de la paciencia y la recompensa”, pero que no cante victoria, habrá entendido mal aquella otra “ley del dar y la amabilidad”, no por dar algo como cierto, esto se convierte en verdad... todavía El Peje tiene que pasar por las urnas.
Y Enrique Peña Nieto, bueno, a él le deberían de contar de la “ley de responsabilidad”: si algo malo nos sucede, es que algo estaremos haciendo mal. Y es que lo que dijo ayer sobre el caso de espionaje revelado por The New York Times parece que ni les caló los de por sí ya varios pendientes que tienen en esta recta final del sexenio.
Tantos ejemplos sobre lo que el karma les ha hecho a varios personajes... Aunque debo confesar que, por ahora, no hay mejor ejemplo del alcance del destino, que lo que Alejandro Aguirre detalló en su texto: JaviDu... If you do shit, then you will clean shit, ley número 1 del karma, que le avisen a su esposa que al karma le valen sus deseos de abundancia. Y todos con larga cola deberían poner atención.

ADDENDUM. La ley del karma que nos toca a todos los mexicanos, es aquella llamada “ley del cambio”, que nos condena a seguir repitiendo errores y sus consecuencias hasta que aprendamos de una buena vez...
 

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