LA COLUMNA
De El Diario
• El privilegio del agua en high class
• Quitan celulares a líderes priistas
• Sale el peine, Elizondo trae a Arcadio
• Cabada, Valencia, Morena y los champiñones
La conseja popular contemporánea recomienda que la imprudencia calladita se ve más bonita. A mayor falta de criterio verbal, mayor debe ser el silencio.
De plano, lo anterior no es lo suyo para la directora general del Colegio de Bachilleres, Teresa Ortuño Gurza. Hemos dicho de ella en este espacio que su característica no es el buen juicio. Lo ha demostrado en más de 20 años que ha ocupado varios cargos públicos.
En silencio debió quedarse el jueves, luego de que algún vecino tomó imágenes de una pipa bajando agua potable a su residencia –y a la de un diputado priista– en la ciudad de Chihuahua. Una zona de high class entre los chihuahuitas.
Negó en su face que la pipa de agua estuviera exactamente en su residencia y que no obtuvo agua, no porque no quisiera sino porque “no alcanzó” para su domicilio. A risa abierta (así lo publicó) afirmó que la cisterna la pidió el diputado federal priista y solista del Conjunto Primavera, Tony Meléndez.
No tenía la señora funcionaria un solo motivo para la risa; disculpas debió pedir. En la pipa aparecen los logos del municipio de Chihuahua, administrado por la panista igual que ella, María Eugenia Campos.
Quedó innegable el acto de influyentismo por parte de Ortuño, y evidenciado también el legislador priista. Son miles de pobladores chihuahuitas también juarenses los que sufren en serio por falta del vital líquido como para agregar la burla de la funcionaria estatal.
Ahora tenemos mayor sustento para creer al dirigente del sindicato del Colegio de Bachilleres, José Acuña Peralta, cuando acusó a la presidenta Maru de intimidar con policías municipales a empleados de la institución educativa que mantenían tomadas las oficinas de la dirección general. Habló de las filias entre Maru y Ortuño.
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La desconfianza sobre el espionaje incluye a los de casa. Los líderes priistas chihuahuenses que participaron en un encuentro privado con su dirigencia nacional en la Ciudad de México el miércoles por la noche recibieron la “atenta invitación” a dejar sus teléfonos celulares en una charola para ser llevados a algún lugar lejos de la reunión.
Nadie se salvó. En filita cada uno fue depositando su móvil afuera del salón Alfonso Reyes del Comité Ejecutivo Nacional (CEN). Las senadoras Graciela Ortiz y Lilia Merodio; el senador Patricio Martínez; el director general del ISSSTE, José Reyes Baeza; los dirigentes del PRI en Chihuahua, Guillermo Dowell, Liz Aguilera, el delegado Fernando Moreno... las diputadas locales, las diputadas federales.... Todos y todas fueron despojados de sus inseparables iPhones y Samsungs de última generación.
El hecho se da en momentos que el mundo político y empresarial trae la sensibilidad a flor de piel por aquello del espionaje descubierto al gobierno mexicano por The New York Times y el alboroto global por el puchón de Rusia a Donald Trump, para que ganara la elección a través de pleno y puro espionaje. Que investiguen a Obama, dice el magnate en funciones de presidente de los estadunidenses. Él era el presidente durante la elección, aduce.
Eso de quitar los teléfonos para participar en reuniones privadas no es nuevo. César Duarte lo hacía con sus funcionarios (cuidaba los celulares pero no cuidó los libros de contabilidad ni a los que luego se convertirían en flamantes testigos protegidos). No obstante, cada etapa y cada circunstancia tiene sus detalles especiales. Que cada quien revise la propia para saber si, como dice Armando Fuentes (Catón), puede tener el honor de ser espiado. Por lo pronto ya pueden presumir de ello los líderes del PRI chihuahuense.
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El peine ha salido. Las orejas del lobo que Aurora Máynez vio en el Fideicomiso de Puentes Fronterizos que maneja el mal recordado alcalde de esta frontera, Gustavo Elizondo Aguilar, fueron las de un personaje que arrastra mala fama y hasta una denuncia penal.
Es el exdirector de Obras Públicas y eterno dirigente de la liga de futbol Veteranos, Arcadio Serrano. Es quien en realidad está dirigiendo todo el proyecto de pavimentación que viene con recursos del Fidecomiso. Opera a través de Arturo Vázquez, funcionario del área.
Aurora fue administradora del fideicomiso hasta hace unos días. Renunció por motivos personales que en realidad fueron fuertes discrepancias con Elizondo. “Quien manda en esa oficina es Arcadio; ahí se la pasa”, nos aseguran fuentes al interior del organismo.
Serrano fue director de obras públicas en el Municipio con alcaldes del PAN y del PRI. Es operador número de uno de Elizondo desde hace muchos años pero su “habilidad” lo llevó al régimen tricolor de Héctor “Teto” Murguía.
En el 2015 los campos municipales apropiados por Serrano y su liga Veteranos fueron clausurados. El entonces alcalde, Enrique Serrano, aseguró que no se reunían ahí las medidas mínimas de seguridad y Arcadio los había convertido en mero lucro personal. El litigio jurídico permanece.
Hoy aparece de nuevo el exfuncionario en proyectos de gran trascendencia para los juarenses como es la esperada pavimentación con recursos del fideicomiso. No hay beneficio de la duda sobre su actuación. Ya sabemos que viene por negocio.
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La liga se está reventando en el ahora llamado Instituto Chihuahuense de las Mujeres (Ichimujeres). Su directora, Emma Saldaña Lobera, no estuvo el jueves en la “primera sesión ordinaria del sistema de igualdad entre mujeres y hombres del estado de Chihuahua”, llevado a cabo en el elegante Salón 25 de Marzo de Palacio de Gobierno.
Prefirió la funcionaria estatal irse a la Ciudad de México para ser sólo una más de los muchos asistentes a un evento organizado el mismo jueves por el Instituto Nacional de Mujeres. El nombre del encuentro es tan largo que requeririamos usar todo un párrafo de esta columna.
El evento en Palacio de Gobierno debió ser presidido por el secretario de Desarrollo Social del Gobierno estatal, Víctor Quintana. Por el Ichimujeres estuvo un funcionario de medio pelo hacia abajo.
Saldaña fue tomada durante buen tiempo como el último vaso de agua en el desierto de agresiones a mujeres; hizo buena mancuerna con Lucha Castro, Gabino Gómez, algunos curas progresistas.
Sabemos que ahora no está contenta; se incomodó mucho porque nombraron a una desconocida en la defensa de género como la nueva titular del Centro de Justicia para Mujeres en Juárez, Evangelina Mercado.
Es posible que por eso haya hecho el vacío del jueves en Palacio; pero si no fuera suficiente lo de Mercado, está también el poco plus que ha ofrecido Saldaña durante el presente régimen en favor de las mujeres agredidas. Se transmutó en oficialista como Gabino, como Lucha, como los curas Camilo, “El Pato”, Dizán.
Ya ni a sus críticos regaña, por algo debe ser.
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Fuera de que se la pasaron texteando en sus teléfonos celulares los principales invitados al “foro de consulta” para crear la ley de protección a periodistas y personas defensoras de los derechos humanos, Joel Salas , Jan Jarab y Edison Lanza, no hubo temas más sobresalientes ayer en Palacio Gobierno.
Bueno, también destacó la ausencia de funcionarios estatales importantes (llegaron hasta la hora de comida), la fuerte raspada que le dieron las moderadoras de mesa a la diputada Liliana Ibarra por su ignorancia sobre el tema y la negativa a que participaran los actores principales de la ley, los periodistas. Nomás les permitieron hablar a dos, que debieron arrebatar la palabra.
Los foros están siendo organizados por el Congreso del Estado pero en respuesta a la presión del gobierno federal para que los estados del país concreten sus leyes en la materia.
Es al ai se va; ya conocemos la postura repelente del nuevo amanecer en su relación con periodistas y medios de comunicación. Por cierto, esa posición del Gobierno estatal permea hacia los suyos con actitudes como la brutalidad verbal usada por el joven panista Sergio Escobedo, empleado de la sindicatura de un municipio muy cercano a Chihuahua, Meoqui, que desfogó un odio seguramente ni documentado contra los periodistas: “y luego no chillen porqué los matan...porqué no publican mentiras de su chingada madre...”, etc., etc.
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Liberado, relax y hasta sonriente fue visto ayer el expriista ahora Moreno, Víctor Valencia de los Santos con su compadre el independiente alcalde, Armando Cabada Alvídrez.
Junto con sus respectivas esposas se encontraron en un restaurant de comida española ubicado a unos metros de la Paseo Triunfo y López Mateos, donde los champiñones con queso superan a la paella; al ajillo son incomparables esos hongos pero antipasionales.
Seguro ambos políticos no se concentraron en la gastronomía del lugar sino en las reflexiones de Cabada sobre el camino que tomará para la búsqueda de la reelección. Anda, en efecto, más cerca de Morena que independiente. Aplausos de Juan Carlos Loera… hasta ahora.