Sixto Duarte/
Analista
El mandatario de este Estado ya había intentado anteriormente llegar al poder. No lo consiguió su primera vez. En cambio, en su segundo intento, logró alcanzar la más alta magistratura. Durante su campaña hizo muchas promesas, en gran medida obligado por las circunstancias políticas, ya que le preguntaban sobre ciertas necesidades que existían en el Estado que pretendía gobernar. Al llegar al poder, sus allegados fueron desconociendo la mayoría de las promesas con las cuales accedieron al poder.
En campaña se dijo muy respetuoso de los medios de comunicación, pero llegando al poder marginó a los medios de comunicación ya establecidos, los acusó de ‘chayoteros’, y creó su propio medio de comunicación (pagado obviamente con recursos públicos) para así poder difundir “su verdad”.
Durante su mandato, hubo medios de comunicación que tuvieron que cerrar, pues no se podía garantizar la libertad necesaria para el ejercicio del periodismo. Se integraron, por parte de miembros de su gobierno, “listas negras” de determinados medios informativos, en las cuales se clasificaban algunos medios de comunicación y periodistas como “de peligro”.
En su travesía hacia el poder, habló de un gran cambio en la forma de gobernar, pues los que lo habían hecho anteriormente, lo habían hecho todo mal según su decir. Sin embargo, al llegar al poder, incurrió en los mismos vicios y en las mismas prácticas que criticó de sus antecesores. Señaló a los Estados Unidos y su política exterior, convocando a marchas y “vallas humanas” en respuesta a ciertas determinaciones que el gobierno norteamericano adoptó.
Circulan algunas fotografías de este mandatario con Fidel Castro, a pesar de que en momentos políticos criticó dicho régimen. El gobernante del que hablamos dice ser de izquierda y austero, pero le gustan los lujos y viajar en aviones privados. Es muy conocida su afición por su deporte favorito, pues los medios de comunicación lo han difundido. Le gusta practicarlo en entornos tropicales, junto con gobernantes de otros Estados.
Desde que llegó al poder, los niveles de inseguridad se han incrementado en su lugar. Las ciudades que gobierna han entrado a la lista de las urbes más violentas del mundo. Desde luego que no reconoce esta situación, y culpa incesantemente a enemigos imaginarios que él mismo ha creado, para descargar en ellos la responsabilidad que él asumió al tomar el poder. Ha intervenido en los precios del combustible en el país, y ha hecho pronunciamientos al respecto.
Este gobernante, que se dice demócrata, no busca un equilibrio de poderes (según Montesquieu), sino que busca la supeditación de los mismos a su arbitrio. Ha usurpado la función que le compete al Poder Judicial, pues ha presionado magistrados y jueces para que adopten resoluciones a favor de su agenda. La judicatura se convirtió en un departamento más de su gobierno. Lo mismo ha hecho con los órganos constitucionales autónomos, incluido desde luego, el órgano electoral. Ha peleado con el legislativo, e intenta supeditarlo. El legislativo ha emitido decretos, mismos que el gobernante ha ignorado, y ha utilizado la procuración de justicia para hacer desistir de sus pretensiones a quienes han querido hacer valer los mandatos de la asamblea legislativa. También ha querido doblegar alcaldes.
Es clara su fobia respecto de sus adversarios políticos. Ha utilizado la procuración de justicia como un ariete político, encerrando a representantes de la corriente política que más le causa repulsión. Esto lo ha logrado porque controla la procuración de justicia e invade la esfera de competencia de los jueces. Disfraza, desde luego, esta persecución política como un acto genuino de combate a la corrupción y a la impunidad, a pesar de que su Estado es un paraíso para los criminales, y que, como decíamos, la violencia parece no tener fin.
Tiene muchos defensores, quienes resultan ser funcionarios de su gobierno. Ante cualquier exigencia de resultados, acusan a los antecesores, sin asumir responsabilidad por los actos de su gobierno. Además, se ha mostrado en público con su mascota, viajando con ella y llevándola a actos públicos.
Ahora, estimado lector: ¿De qué Estado cree que estoy hablando? Pues evidentemente del Estado venezolano, y de quien fue su presidente, Hugo Chávez. ¿O de quién creían que estaba hablando? ¿Acaso ven alguna coincidencia con alguno de nuestros gobernantes?
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