Opinion

El Día del Niño

Lourdes Almada Mireles
Analista

2017-04-27

Cada año, en torno al Día del Niño, se organizan diversidad de acciones para festejar a los más pequeños, para celebrar “su día”. En mucha menor medida, aparecen algunas voces que hacen alusión a diversas problemáticas que enfrenta la infancia y cuestionan si realmente tenemos algo qué celebrar.
Ambas posiciones, aunque pudieran parecer antagónicas, son en realidad complementarias. Como afirmara el historiador David Guerrero, el Día del Niño “es un buen día no solamente para decir que vivan los niños y que se organicen festivales donde se refleje su alegría, sino también para reflexionar sobre la terrible situación en la que viven muchos en nuestro país y en el mundo”.
Un poco de historia es importante para recuperar el sentido de la celebración y no quedarnos en la pura fiesta. Después de la Primera Guerra Mundial, al tomar conciencia de los efectos que la guerra había tenido sobre la población civil y en particular sobre los más pequeños, la Convención de Ginebra emitió, en 1924, la Declaración de los Derechos de los Niños.
En 1952, unos años después de concluida la segunda guerra mundial, la Asamblea de las Naciones Unidas se reunió con la idea de reafirmar los derechos universales de los infantes y propuso que cada país estableciera el día que dedicaría a tal celebración. Según lo estipulado por la Asamblea, el esta celebración “se consagraría a la fraternidad y a la comprensión entre los niños del mundo entero y se destinaría a actividades que desarrollaran el bienestar de los niños del mundo”. Desde entonces, en México se celebra cada 30 de abril.
La existencia de cada niño y cada niña es y debería ser siempre, un motivo para celebrar. Sin embargo, no puedo menos que plantear, también, que el reto con el que se planteó la institución del Día del Niño sigue siendo gigantesco y requiere un esfuerzo enorme, individual y colectivo, por hacer visibles las realidades que niegan a los más pequeños la posibilidad de desarrollarse . Requiere, sobre todo, un compromiso activo por garantizar sus derechos.
Nuestros infantes y adolescentes viven condiciones en muchos sentidos similares a las que se vivían en los momentos de posguerra. Según el Informe de UNICEF sobre los derechos de la infancia y la adolescencia en Chihuahua,  3 por ciento de las muertes de menores de 6 a 11 años en México ocurren por homicidio, mientras en nuestra entidad el 9.4 por ciento. En el caso de los adolescentes, el porcentaje sube estrepitosamente. En Chihuahua, la causa del 30 por ciento de las defunciones en personas de 12 a 14 años es el homicidio y en el caso de jóvenes de 15 a 17, el 45 por ciento (9 y 23 por ciento a nivel nacional, respectivamente).
Según el mismo Informe, de los alumnos que iniciaron el ciclo escolar 2001-2002, únicamente 71.5 por ciento permanecían en el sistema escolar durante el ciclo 2011-2012. Es decir, que a los 14 o 15 años, prácticamente el 30 por ciento de los chavos se encuentran fuera de la escuela: 12.6 por ciento la abandonaron en la primaria, 4.9 porciento en el tránsito a secundaria y 11.0 por ciento durante la secundaria (UNICEF, 2015, p. 63).  Teresa Almada, directora del Centro de Asesoría y Promoción Juvenil A.C., corrobora que la realidad no ha mejorado y narra además, como otro problema grave el hecho de que cada vez más niños se gradúan de primaria sin saber leer y escribir. Actualmente dicha organización tiene un grupo de alfabetización con puros muchachos que cuentan con su certificado de primaria.
Según los datos del Censo, la situación de infancia y adolescencia de Juárez es peor que  la de Chihuahua prácticamente en todos los rubros. El 21 porciento de los pequeños viven en hogares con un ingreso de hasta dos salarios mínimos, mientras en la ciudad capital es de 8.7.
En sentido contrario, en la ciudad fronteriza 20 por ciento de los niños de 0 a 4 años viven en hogares con un ingreso mayor a los 6 salarios mínimos, mientras en Chihuahua lo hace el 32 por ciento. Otro dato ilustrativo es el de la población que vive en hacinamiento. Mientras en Juárez 60 por ciento de los menores de 5 años viven en hogares con hacinamiento, el dato para Chihuahua es de 41 por ciento.
Este día celebrémoslos, hagamos fiesta, gritemos “vivan los niños”. Pero también pongámonos de pie, sacudámonos la indiferencia y actuemos de manera decidida para que cada niño tenga las condiciones óptimas para desarrollar su potencial y realizarse cabalmente. Esta será la manera más plena de celebrar su existencia y sin duda, también, de celebrar su día.

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